Montaloya

Aclarar en primer lugar que acudí al restaurante en el marco de un evento, por lo que no puedo juzgar el servicio o la carta regulares. Se trataba de la última «Sidroquedada» del verano, instalada en una carpa anexa. Quienes no hayáis acudido a ninguna saber que por 20 € podéis beber toda la sidra que queráis, pero también comer enpanada, lacón, bollos «preñaos», tortilla, patatas al cabrales, jamón…
A fin de cuentas una velada muy agradable, donde las burbujas facilitan entablar conversación con el resto de asistentes (se apunta uno por grupos para optar al sorteo de regalos).
La comida estaba rica y el servicio fue veloz, así que tal vez vuelva a Montaloya ‘de normal’, especialmente por las bonitas vistas de Madrid sobresaliendo sobre el lago que da nombre a la estación de metro más cercana.

Cuando visitamos el lago de la Casa de Campo, buscamos un lugar en el que tomar una cervecita mientras disfrutábamos del buen tiempo al aire libre. Así fue como llegamos a Montaloya. Buenas cervezas, de buen tamaño; buen tinto de verano, preparado como en pocos sitios de Madrid; y una «tapa» (por llamarla de algún modo” de paella que daba gusto por el tamaño y por el sabor. ¡Qué rica! Eso sí, cuidado con los pajarillos del lugar, que ya están acostumbrados a la gente y aprovechan la mínima para robarte la comida.

Beautiful setting by the lake in Parque Campo de la Casa. Sit inside the nice dining area or out in the open air canopy for a gorgeous environment and views of majestic Madrid on the hills. Good paella, nice tortilla (potato and egg quiche).
We went in to get a cup of coffee and bottle of water. The waiter brought us bruchetta tapas with olives, anchovies and peppers to try. That little snack was so good we got some tortilla. Being early, business was still slow so I chatted to the waiter about the other food items. He brought us a complimentary plate of paella. We ended up being charged for about half of all the things he brought us. A little kindness and respect brings out the very best in Madrillenos. :-)

Great for beer by the lake. We finished a bike ride at the Lago, and Montaloya has a nice patio outside their restaurant. The service was very slow, and the food was not great… but for a beer after a active day — it’s perfect!

Prefiero la ciudad al campo. O pongámoslo así: ir a la montaña es una cosa, e ir a dar un paseo al Retiro o al parque urbano de turno, con lo que eso tiene de costumbre dominguera, familiar y coñazo, otra muy distinta. Es por eso que digo que prefiero la ciudad. Y por eso, pese a llevar ya más de un año en Madrid, vine por primera vez a la Casa de campo hace muy poco.
Y bueno, la verdad es que está bien. Hacía buen día y caminamos entre los árboles hasta llegar al lago. Después de comer en el cesped, nos sentamos en la terraza del primer bar que vimos: el Montaloya.
No es gran cosa lo que puedo decir del restaurante, pero puede que sirva a alguien: bonitas vistas al lago desde la terraza, servicio rápido (nos atendió un camarero llamado Serafín) y café a 1’90.

Este es el restaurante de los que se encuentran en el entorno del Lago de la Casa de Campo que más he visitado.
Soy un gran aficionado al tenis y siempre que terminó de jugar un partido en las pistas de la Casa de Campo vengo aquí. Si es por la mañana (no es lo normal), vuelvo a desayunar, si es por la tarde me tomo unas cañas con limón.
Con el buen tiempo prefiero la terraza. Sirven una copa con capacidad de tercio, a tres euros, con una buena tapa: paella, rebanadas de jamón con tomate, guiso de carne, …
También he comido. Paella y carnaza. Recomiendo la carnaza. La paella estaba sabrosa y era generosa, pero la especialidad de la casa es el lomo de buey al peso: Hecho en parrilla individual con carbón de encina y acompañado con pimientos de padrón y patatas fritas.
En invierno preparan un cocido en puchero individual. Para comer prefiero dentro, en la sala acristalada. Fuera, además de la terraza al aire libre, habilitan unas carpas de tela climatizadas. No me convencen, parece que estás en un invernadero.
El precio quizás sea algo alto para mi gusto, no mucho. Pero merece la pena comer alguna vez por el entorno y porque la carne está de categoría.

La Casa de Campo es lo que tiene: abre el apetito. Si os pilla allí a la hora del vermú o de comer, ahí está el Montaloya (absténganse las rimas fáciles).
Mesón de los de toda la vida, para que los niños jueguen a la pelotita mientras los padres disfrutan de los alcoholes y las raciones de gambitas y jamón.
Platazos y servicio bueno. Terraza cubierta y descubierta para los amantes de la fotosíntesis.
El buey a la parrilla está de muerte, y el corderito también.