La Vaquita Argentina

This review is based mainly on the service which was absolutely terrible. The hostess/​waitress we had was possibly the rudest server I’ve ever dealt with. The waiter spilled wine on my pants when pouring me a glass and we had to track him down to finally get our check.
We tried several items on the menu — nothing was very good except for the beef empanada, however it didn’t come with the chimichurri sauce that was listed on the menu.
There are lots of little restaurants in the area — I’d walk next door to one of them rather than ever go here again.

La verdad es que el sitio no estaba mal. Decidido a probar por fin algún restaurante de la cadena escogí esté por cercanía. El restaurante estaba bastante lleno pero nos trataron a mi y a mi novia con gran amabilidad y nos atendieron muy bien. La variedad de carnes donde escoger me gustó mucho, pudiendo elegir tanto Kobe japonés, ternera gallega, una ternera americana cuyo nombre no recuerdo y la vaca argentina. Aún decidiéndome por esta última me quedé con ganas de probarlas todas. Decidí no tomar entrante ya que nos trajeron un aperitivo mientras esperábamos. Pedí la carne extremadamente poco hecha y así me la trajeron, menos una parte más fina que estaba más tirando a estar en su punto. La verdad es que me pareció muy buena de sabor y muy tierna, y las patatas fritas no estaban mal. De postre pedimos helado de dulce de leche y tarta de manzana, pero digamos que la especialidad se queda en la carne. Me parece un restaurante que está muy bien si te apetece carne roja. Por ultimo me llamo un poco la atención que te cobraran 2 € por persona por el servicio.

No siempre las cosas son como uno las recuerda. Lo digo por la experiencia que tuve ayer en La Vaquita Argentina, un sitio al que acudía frecuentemente durante mi época de estudiante para comer un barato y buen bocadillo de lomo alto con tomate, aceite y orégano. A ver, todavía es barato, pero lo de bueno ya es más discutible. En primer lugar porque la porción de carne –que antes se salía del pan– la han reducido hasta el ridículo. Después, porque las patatas de la tapa eran congeladas con sabor a congelado, hasta un punto de no poderlas comer. La longaniza, hay que decirlo, no estaba mal. Sin embargo, un criterio que sigo para evaluar la calidad de los lugares es el de la constancia, es decir, que un día estén bien y un año después también. Es difícil conseguirlo, pero si se descuida la calidad entonces remontar se vuelve una tarea hercúlea.

Ibamos a Entre Suspiro y Suspiro, a probarlo por fin. Desgraciadamente estaba cerrado, y como mi padre no quería moverse mucho, sugirió la Vaquita Argentina, que estaba en frente.
Era pronto, mi padre sigue con costumbres de guiri y rondaban las 20:30. De hecho solo había otra mesa ocupada y para cuando nos fuimos el sitio seguía sin estar a rebosar, unas 5 ó 6 mesas en total, pobladas de turistas.
Hace tiempo que mi alimentación no gira alrededor de la carne, y hacía tiempo que no tomaba un buen filete de ternera. Mi novia se pidió el lomo ancho y yo el lomo alto, para acompañar, el puré de patatas trufado. Antes de traer nuestro platos nos obsequiaron con unos choricitos con pan. Se agradece que haya ese tipo de tapita inicial pero, siendo un restaurante que se anuncia como parrilla argentina, deberían pensar en la primera impresión. Los choricitos no tenían pinta de haber estado en la parrilla, sino que tenían ese color rojo pálido que se les pone cuando se calientan en el microondas, el pan estaba tostado, pero me temo que era para ocultar lo viejo que era, ya que era imposible morderlo.
Cuando trajeron la carne fue curioso comprobar como, a pesar de que tanto mi novia como yo habíamos pedido que la hicieran al punto, la suya estaba hecha de más y la mia bastante de menos. Los filetes eran de distinto grosor, pero parecía que los habían puesto a la parrilla al mismo tiempo, sin considerar los distintos tiempos de cocción. Pedi que le dieran otra vuelta al mio, mi novia decidió comerse su lomo ancho igual.
Después de que mi padre y mi novia siguieran comiendo un rato trajeron mi carne de nuevo. Desde luego le habían dado una vuelta, estaba negruzca por fuera, pero curiosamente seguía bastante cruda por dentro. Cuando digo cruda digo difícil de cortar y a medida que iba haciendo movimientos imposibles con los cubiertos para cortar trozos de carne, fui descubriendo una gran isla de grasa en medio de mi filete. Con cuidado fui separando lo que me quedaba de carne de la grasa, hasta que me di por vencido. Llamé al maître y le comenté que no estaba nada contento con la carne, que había demasiada grasa. El me respondió que el lomo alto era así, que siempre tenía grasa, y sí, es cierto que lleva grasa, pero una cosa es eso y otra que de 300 gr de carne 75 sean grasa. El lomo alto es considerado por muchos el mejor corte precisamente por que si se hace bien la grasa interior se funde y da un sabor intenso a la carne. Lo que yo tenía delante era un filete duro por fuera por estar carbonizado, dificil de cortar por dentro por no estar suficientemente hecho y con una isla de grasa gelatinosa en medio que, la verdad, no era nada apetecible. Así que sí, el lomo alto lleva grasa, pero dependiendo de la calidad de la carne comprada por el establecimiento y cómo lo cocinen puede ser grasa buena o mala. Al menos me dejaron devolverlo y elegir otro plato, y me pasé a la hamburguesa.
Veamos, para mi el siguiente asunto está cerrado. Ya sé que algunos podrían discutir incluso con pruebas que lo que digo no es siempre cierto, pero esto no es un argumento racional, sino de principios emocionales. Una hamburguesa lleva pan, y punto. No le llames hamburguesa si luego me encuentro sólo la carne, o al menos avisa en la carta que no te ajustas a las expectativas. La hamburguesa no la cambié, la razón siendo que era la mejor que he probado en mi vida.
No, es broma, las razones eran que mi novia y mi padre hacía tiempo que habían terminado, y yo sólo estaba empezando. La hamburguesa, de nuevo, cruda por dentro y carbonizada por fuera (igual ‘en su punto’ ha cambiado de significado y nadie me ha dicho nada). Tan carbonizada que no podías hundir el cuchillo en ella, y cuando por fin arrancabas un trozo como si se tratara de una gran costra, caían trozos de carne cruda de su interior.
Las pruebas me hacen deducir dos cosas: la primera es que la carne que compran no es de la mejor calidad, y la segunda es que no saben utilizar una parrilla. Estaba claro que la tenían demasiado alta y la carne se les estaba chamuscando por fuera mientras que por dentro todavía sentía dolor.
Tengo muchas ganas de por fin ir a Entre Suspiro y Suspiro y mirar por la ventana a los comensales de la Vaquita Argentina sufrir.
El servicio estuvo bien y me dejaron devolver un plato mal hecho, así que la segunda estrella para ellos.

Fantastic — meat how it should be eaten. From huge steaks, kebabs and chops to simple sausages. All grilled on a charcoal grill with a view form the street and the restaurant and bar area. Exceptional service and value for money. I stuffed my face on various chorizos and other sausages and had a bottle of wine and still had change from 20 euros. Brilliant. Vegetarians stay away.

Si has tenido suerte, no habra mucha gente y podras comer bastante bien. Lo mejor de todo son obviamente los solomillos de carne argentina, la carne es de una gran calidad.
Se pueden pedir unos entrantes exquisitos asi como una comida mas bien normal. siempre a buen precio.
Hay varios frestaurantes ‘vaca argentina’ en Madrid pero sin duda este es uno de los mejores.