Knight ‘n’ Squire

Que nadie se engañe: si buscas hamburguesas gourmet éste no es tu sitio.
Pero si buscas hamburguesas baratas y ricas el «Nait», como se le conoce entre los que lo frecuentan, es una muy buenísima opción. Tienen un par de opciones muy originales: una hamburguesa con chili, por ejemplo, y otra con piña (si eres de esos). Mi opción favorita es el perrito con salsa italiana, al que le suelo añadir queso y bacón.
Además de sus hamburguesas lo que mola de la experiencia del Nait es el sitio. La decoración es una mezcla heterogénea de carteles de cine clásico, fotos de locomotoras y barcos, etc. Tiene un efecto sobrecogedor. Es muy guay.
Recomendado para una noche agradable de cenar con los amigos. Los fines de semana, mejor reservar.

Estupendo lugar. El ambiente del local quizá sea su punto más fuerte: pequeño, todo rodeado de placas vintage de publicidad en el interior y cubierto por una enorme planta trepadora.
Buena relación calidad-​precio en toda su carta cuya única pega, fundamental, por otro lado es la falta de variedad en los platos propuestos, aunque bien es verdad que lo intentan salvar con aquello de «crea tu propia hamburguesa». En definitiva, volveré por la atmósfera del lugar y no tanto por lo arriesgado de la comida que me presentan.

Hamburguesas y perritos a buen precio.
La decoración del restaurante es increíble. Todas las paredes e incluso el techo están llenos de cuadros y pósters, mientras que las paredes exteriores del local están recubiertas de una frondosa enredadera.
La calidad y presentación de los platos no es nada del otro mundo. Las hamburguesas y perritos se sirven con patatas fritas de bolsa.
Las hamburguesas son totalmente personalizables.
Sitio recomendable si buscas algo barato y sin muchas florituras.

Hamburguesería muy famosa en la que reservamos mesa para 22. estuvimos nosotros solos en la planta de abajo. Nos pusieron una mesa en L, un poco incómodo, por lo que decidimos cambiar la disposición…a lo que el camarero se quedó cómodamente apostado en la barra, no vaya a ser que nos ayude. Hamburguesas para todos! A eso hemos venido, no? En mi opinión, mucha variedad y muy originales (las hay hasta con piña, o india picante), pero pequeñas, los buenos comedores nos quedamos con hambre, la carne buena sin más, pan deshecho completamente, y de acompañamiento, patatas fritas, pero de las de bolsa. Los postres, pedimos platos de degustación para compartir entre todos: tarta de queso, chocolate y helados, nada casero. Hombre… Es baratito, así que podríamos decir que la calidad precio es buena… Pero después de una hamburguesa quedarse con hambre… Soy muy pesada con la carne de Cercedilla, pero es que yo allí por el mismo precio me pongo hasta las orejas y con carne de la sierra de Guadarrama. No creo que me deje caer mucho por aquí.
En un segundo intento, esta vez me pedí una hamburguesa con bacon, y me he quedado bastante satisfecha. Pero sigo sin ver las raciones de patatas de bolsa y el pan que se deshace por todos lados…

Estupendo lugar para comerte una buena aburguesa. Ambiente agradable y tranquilo. Tiene un terrible terror a las paredes y techos vacíos. Si no sabes que pedir, guíate por tu intuición, seguro que no fallas.

La hamburguesería de los estudiantes.
Lo mejor: el precio y variedad de hamburguesas.
Lo peor: no destaca por su sabor, aunque tiene ingredientes naturales.
Experiencia basada en 3 visitas:
La leyenda dice que no tienen paredes, sino sólo cuadros. La ambientación del lugar es muy original. No han tenido la reserva que se observa en otras hamburgueserías de dejar espacios vacíos, sino que está TOTALMENTE lleno de cuadros y adornos hasta en el techo. Lo cierto es que es muy original y curioso, porque el techo es alto y es agradable. El ambiente es muy estudiante y, tras 20 añazos, de exestudiantes que se reúnen. Los camareros no son especialmente atentos, pero se ve que llevan años y saben atender bien.
Las hamburguesas son ciertamente originales, de tamaño medio. Según el tipo que sean tienen unos ingredientes u otros. A modo de ejemplo, la hawaiana tiene piña y la alemana chucrut. En el caso de la alemana está muy bien, porque es un plato enorme con mucha guarnición. Se acompaña de patatas fritas «de bolsa» y la bebida se sirve a parte (precio normal, 2.30 si no recuerdo mal). No tiene menús. Por lo tanto, se hamburguesa o perrito, patatas de bolsa y bebida sale más o menos por 6.50 €.
Se paraca bien en la calle, sobre todo para cenar, ya que está en la Castellana y a esas horas ya no hay oficinistas. No admiten reservas y cierran los lunes. Suele estar bastante lleno, pero precisamente por eso la gente no hace sobremesa, sino que van, comen y se van, por lo que no hay que esperar mucho.
En conclusión, es una hamburguesería a la que ir si quieres probar un sitio nuevo, quieres gastar poco dinero, estás cerca y/​o quieres rememorar épocas de estudiante.

Conozco el local desde hace mas de 20 años, las hamburgueas han ido perdiendo en tamaño pero de sabor y calidad de la carne continuan muy bien. Postres con poca imaginacion.

El sitio no esta nada mal, pero los camareros son muy desatentos, pedimos unos nachos y el queso estaba súper frío, cuando el queso de los nachos tiene q estar caliente, las hamburguesas están malísimas, la carne es mala, los huevos estaban quemados y el bacon no estaba cocinado, lo único q se puede rescatar son los perritos q con un poco de ketchup y mayonesa son comibles

Listos de nosotros, fuimos a Chamberí guiados por las confusiones y equivocaciones de nuestro gran amigo Internet, que nos aseguraba que el Knight and Squire estaba en ese barrio. Después de buscarlo durante un tiempo, nos dimos cuenta que la información era más falsa que la famosa parada de metro. Con los tiempos que corren, ahora todo el mundo modelno tiene internet en el móvil (yo no), así que consultamos otra vez la dirección del restaurante, y ésta vez nos dirigió bien: a la calle Felix Boix (una de las calles que salen de la Catellana).
Pues nada, con otro viaje menos que nos quedaba en el bono de metro, tiramos hacía allí. Y porqué el Knight? Y porqué no? Tiene fama de tener unas de las mejores hamburguesas de la ciudad, a precio muy reducido, y como panda estudiantil que somos, queríamos comprobarlo.
El KNIGHT N’ SQUIRE, o el NAIT para los amigos, es una hamburguesería madrileña que lleva muchos años abierta. La decoración es como de pub irlandés, con luz tenue y paredes sobrecargadas de decoraciones estrafalarias. Posters, autógrafos, una Harley, una cabinade teléfono londinense, chapas, relojes y cosas curiosas. Creo que no llegué a contar un solo centímetro que no estuviese invadido por algo.
La carta se centra es la variedad de hamburguesas, perritos calientes, sandwiches… y cosas así! Como os he dicho, tienen fama de ser las mejores de la ciudad (junto a las de Alfredo’s). No sé si las mejores, pero desde luego, las de más calidad-​precio, sí. El sitio tiene un encanto especial, la comida es barata y está rica. Qué más se puede pedir para cenar entre amigos? Ah sí, que la atención sea, minimamente educada. La actitud de los camareros, fue una auténtica mierda (piiiiiii). Miedo nos daba hasta ir a pedir cambios. Qué secos y bordes! Uno de ellos al verme sacar fotos, me preguntó que para qué eran.
— Poj para’r feisbu niñoh!!!
Yo pedí para compartir con Anita una hamburguesa italiana con queso (carne, lechuga, cebolla, tomate, queso y salsa italiana) riquísima! La salsa italiana, que no es más que tomate frito con algunas especias, está una pasada de bueno! Le dio un toque interesante a la hamburguesa, sin tener que tirar de los típicos sobres de mostaza, mayonesa o ketchup. También hicimos a medias un perrito caliente suizo (queso y cebollita) que nos gustó molto! Los platos los sacan con patatas fritas de bolsa, como en los 100 montaditos, y aunque se prefieran, como es lógico, unas patatas fritas de las que se fríen, uno no se puede quejar por esos precios!
Entre Jon Ander Bixi y Jon Ander Musa, hicieron también dos hamburguesas a medias, la India, que me quedé con muchas ganas de probar, y la (se lo tengo que preguntar y entonces editaré). Dijeron que la India estaba riquísima, pero para un par de bocados, que al final resultaba un sabor muy fuerte! Cuando dijeron eso ya me desilusioné un poco, pero bueno, la cogeré a medias con alguien cualquier otro día.
Miren, mi amigüita celiaca de la que ya os he hablado alguna vez, pidió huevos fritos con bacon y también le gustaron mucho. Irati, un sandwich mixto que al final terminamos comiendo entre todos porque no tenía mucha hambre (pobre). (NO TENGO FOTOS, I DON’T KNOW WHY)
Nahia e Iñigo coincidieron pidiendo una Tonyburguesa, y ella nos aseguró que era una de las mejores hamburguesas que había probado nunca. Que se notaba que era casera 100% y que teníamos que volver otro día, todos juntos!
No tomamos postres, pero tenían heladitos de Farggi y tarta 3 chocolates. Igual la próxima vez…
DELIBERACIÓN FINAL: Es totalmente recomendable, comida dhuliciosa para ir con amigos, en plan informal. Genial para jóvenes (que normalmente somos los que estamos más tiesos de dinero). Me recordó ligeramente al Delirium Tremens de Bélgica, pero lo que os digo, que ya podían cambiar de camareros.

Ahora que han florecido como un vergel las hamburgueserías de todo tipo, calaña, clase y condición como un negoción prospero y de moda, no puedo por menos que echar la vista atrás y sentir añoranza por un clásico entre los clásicos de las hamburgueserías madrileñas.
Lleva abierta más de 20 años la auto denominada Casa de la Hamburguesa. Tiene unos cuantos detalles que le convierte en un sitio único rozando el lugar de culto. Decorado como un bar de moteros –incluso tiene una moto colgada, lo primero que llama poderosamente la atención es la claustrofobia que te produce el abigarramiento en la decoración de las paredes, donde cuesta encontrar un hueco vacío para situar un palillo, con innumerables fotos, anuncios, botellas de cerveza, barriles, posavasos y cualquier detalle bizarro que quieras imaginar. Lo siguiente que sorprende, es la oscuridad tenebrosa del local pues tus ojos tardarán en acostumbrarse al efecto túnel y que te obligará a comer con linterna.
El local es pequeñito, casi no tiene barra, si bien tiene una planta abajo, debe ser sólo para la hora de las comidas ya que nunca me lo he encontrado abierto por la noche. Aparte, Las mesas suelen estar demasiado juntas, con lo que tampoco hace especialmente cómoda la sobremesa. Así que, aunque no hayas reservado (se me hacer raro reservar en este sitio) y este lleno, lo normal es que encuentres un hueco para cenar en un rato moderadamente pequeño. Salvo que vayais un regimiento.
Una vez sentado en tu mesa y antes de que te haya dado tiempo a fijarte en todas las fotos y leerte todos los recortes de las paredes, el camarero, cuya simpatía es objeto de amplias y merecidas críticas, te entregará una carta breve, concisa y contundente. Has venido a la casa de la hamburguesa y eso es lo que hay y tienen. Hamburguesas sin experimentos culinarios, que me recuerda al donoso. Hamburguesas de todos los tipos, de un tamaño medianito, caseras como las de mi madre y ridículamente baratas. Casi todas entorno a los 3 €. Desde la knight burguesa básica, tonyburguesa con todo (carne, bacon, jamon, queso, huevo, lechuga, tomate y cebolla a 4,50 €), choriburguesa (la clasica más chorizo), baconburguesa (adivinad), suiza (con queso suizo/​azul), mejicana (con chili y judias), hawaiana (piña), italiana (salsa boloñesa), india (mermelada de naranja, pasas, avellanas y curry), alemana (chucrut). Sollozaré resignado ya que la guarnición de compañía son tristes patatas de bolsa en lugar de caseras que si las quieres las pagas (1,80) y que todos los suplementos se tengan que pagar aparte. Tienen también perritos –que están de muerte, sándwiches, bollos holandeses y ensaladas. ¿Ensaladas por qué? Despierta mi curiosidad y extrañeza. ¿Qué sentido tiene ir a una hamburguesería y pedir una ensalada? A mis ortodoxos ojos es como ir a un telepizza y pedir una de pulpo pero para gustos, colores.
Por menos de 15 € se puede cenar perfectísimamente. Alternativa a los macdowels y burrikines. Una hamburguesería veterana para tomar lo propio, caseras y a un precio groseramente ridículo.

El «Knight» es un sitio bastante legendario en Madrid, abierto desde hace más de 20 años, y con una decoración que te transporta al clásico bar inglés tomado por rockeros (la planta de abajo es especialmente Rock ‘n Roll, con una moto colgada y un techo abovedado lleno de firmas de gente, famosos y plebeyos). Según entras te encuentras con un sitio poco iluminado, con buen ambiente, miles de botellas en las paredes, así como cientos de posters y fotos curiosas, y hasta una especie de pecera con un submarino. Una vez tus ojos se habitúan al despliegue de «horror vacui», te sientas en una de sus pequeñas mesas y un camarero (que no se caracterizan por su amabilidad ni atención, todo hay que decirlo) te trae la carta. La especialidad del Knight son las hamburguesas y perritos, que además son mega-​baratos. Seamos francos, no es la mejor hamburguesa del mundo (ni de cerca), pero para lo que estás pagando, está más que bien. Tienen cientos de combinaciones, y puedes elegir todos los ingredientes extras que quieras (pagando, claro). En una ocasión, un amigo mío se pidió una hamburguesa con tantos extras, que se la trajeron en dos platos separados, true story. Los perritos están también bastante bien, de salchicha grande (de esas que a Ned Flanders no le gusta ver comer a su esposa) y bastante sabrosos. Todos traen patatas fritas de bolsa de guarnición. En realidad, la carta se centra en estas dos cosas. Apenas tienen entrantes ni postres, aunque a veces me pido para compartir un chili con queso que no está nada mal. Los fines de semana se llena muchísimo y no es fácil conseguir mesa. También preparan comida para llevar, mucha gente opta por esto. En resumen, un sitio con mucho carácter e historia donde puedes comer bien y barato mientras te tomas unas cervezas y escuchas buena música.

Es un sitio peculiar adornado hasta el techo con cuadros, matriculas de coche, botellas de cerveza y hasta una harley davidson. las hamburguesas no son muy grandes, pero están muy ricas y hay varios tipos, no se parecen en nada a un mcdonals o un burguer king. También hacen perritos, ensalada o chili. Todo acompañado con una botellín frío de cerveza y un precio que no está mal.