Le tenía muchas ganas, y la verdad es que me defraudó un poco. Seguramente, porque tenía puestas grandes expectativas en él, y acabó siendo un tanto decepcionante, dentro de lo bueno que es. Porque al César, lo que es del César: es un buen restaurante. Lo mejor de todo, sin lugar a dudas, la carta. Me gustan los restaurantes con muchas opciones, porque paradójicamente suelo elegir con más seguridad: catorce entrantes, cinco pescados y cinco carnes. Pedí el bacalao confitado con chutney de pera y mango: muy bueno… pero ya lo había probado antes en otro restaurante, y éste no lo mejoraba. Es lo que tiene haber probado tantos sitios: que los buenos, buenos, pasan a la posteridad; mientras que los buenos a secas se quedan ahí, casi sin pena ni gloria… También tienen cinco menús para grupos a elegir, entre 30 y 50 euros.