Nunca antes había estado en este sitio; es más, nunca antes me había fijado siquiera en su existencia, pero parece que fue un clásico en las noches del grupo de amigos de mi novia. Es un sitio estrecho y pequeño en el que la clientela parece estar compuesta al 90% de habituales; la estetica es como cutre – irlandesa, pero el producto en general es más típico de aquí: cerveza, vino y copazos de ginebra barata. Ahora bien, hay que decir que te ponen mínimo un par de aperitivos con cada consumición, lo cual se agradece mucho, aunque parece ser complicado que los trabajadores aparten la vista del televisor. Una opción adecuada para empezar si estás en la zona.