Hemos venido a tomar algo, y es un sitio totalmente de paso. De esos que suelen tener gente por castigo por la ubicación que tiene. El servicio es correcto, amable, y a veces hasta divertido. Eso sí, van a destajo, claro. Los precios son un poco variopintos, es raro que te cobren 5 euros por un carajillo y sólo 3,5 € por un vermut o una copa de vino… Se pasan por lo alto con algunos precios. Y no me vale eso de la ubicación. Pero en general, no están mal. El local es viejo, pero se ve bastante limpio. En general, bien. Sin exquisiteces.