Belaúnde 22

Belaúnde es un bar /​restaurante que confunde. Cuando uno entra a un local con mesas que incorporan grifos de cerveza y que tiene pinta de ser barato, por su decoración y por su carta de plástico encuadernada, espera que así sea. También espera que la comida no sea nada del otro mundo. Sin embargo, ambas afirmaciones son erróneas en Belaúnde: la comida tiene un precio algo elevado pero está muy rica.
Pedimos unos nachos con guacamole (el mejor que he probado), una mini tortilla de patatas con bacalao y pimiento verde (en su punto, un poco crudita por dentro) y una pizza con rúcula, tomate natural y aroma de trufa blanca (deliciosa). ¡Demasiada comida para dos! Sólo íbamos a pedir dos de estos platos, pero la camarera nos dio a entender que iba a ser poco y, como la cocina cerraba, nos arriesgamos a pedir un plato más. Repito: fue demasiado. Odio cuando los camareros no te avisan de las proporciones.
Por lo demás, el sitio no está mal, tiene una tele por mesa y es bueno para las reuniones de amigos. Nos pareció caro pero quizás volvamos a beber cerveza (Mahou muy, muy fría) y a picar alguna cosa. Al fin y al cabo, la comida está rica.

Unilocal dice cerrado pero no; los viernes cierra a las dos. Gin tonic premium 10 € (pero no hay fever tree). Bueno para ir con los colegas del trabajo a la salida.

Es de los sitios que vas a cenar y no sabes que pedir porque todo está bueno, la idea de las mesas con grifo de cerveza para que tu mismo te sirvas sin tener que esperar al camarero me parece genial. La parte de abajo a partir de las 00.00 bajan la luz y ponen musica para poder tomar unas copitas., también hay posibilidad de reservar esa zona para fiestas y cumpleaños.
El servicio es escalente.

Vale que el nombre no es de lo más original pero lo que te encuentras dentro está muy pero que muy bien.
Es el típico sitio al que vas acompañada de alguien que ya lo conoce y ha pasado dentro las horas suficientes como para querer enserñártelo porque sabe que merece la pena.
Lo que más me llamó la atención cuando entré en Belaúnde 22 fue el ambiente, joven y de muy buen rollo, y eso siempre se agradece. Es un sitio de cañas y tapas donde también puedes cenar. Es recomendable reservar porque siempre está lleno de gente.
Una de las cosas más chulas de este sitio es que tiene mesas con grifos de cerveza para el disfrute de muchos de los clientes. Además la comida está buenísima.
Un sitio más que deberías apuntarte, yo de momento… vuelvo mañana.

Últimamente han aflorado por esta calle muchos sitios de este estilo, es decir, lugares donde comer o cenar en un ambiente tirando a informal, a base de raciones, y muy pensados para las cervezas de después de currar o de antes de salir de fiesta.
Belaúnde cumple con todo esto, con varios alicientes:
uno, que tiene grifos de cerveza en las mesas, de manera que te las puedes tirar tú mismo, y a diferencia de otros sitios con este sistema, el litro no te sale mucho más caro que si lo pides.
dos, la comida es francamente buena. Me pirran los churritos de pollo, y tienen unas pizzas sorprendentemente buenas.

Este restaurante, entre semana y a la hora de cenar, acostumbra a estar repleto de gente que sale de trabajar y va a tomar algo. La comida está riquísima aunque las raciones no son muy grandes, si bien hay mucho donde elegir y se cena bastante bien. Particularmente, me gustaron mucho los churritos de pollo con salsa de miel y mostaza y los aros de cebolla.
En la planta de abajo el local dispone de un «afterwork» que suele estar lleno de gente joven tomando una copa, aunque siempre que he estado me he quedado en la parte superior. Esta sala se puede reservar para eventos particulares y dispone de su propia barra.
Lo mejor de todo es que las mesas tienen una mini TV, ideal cuando hay algún partido, y un grifo de cerveza donde tú mismo puedes servirte sin necesidad de estar pendiente del camarero. Es muy cómodo, pero es mucho más fácil perder la cuenta de cuánto has bebido.