Artestilo

No he entrado nunca. A mi me gusta mucho Klimt, y su fachada me parecía una de las más preciosas. Cuando he ido, de hecho, a Madrid de adolescente/​niña de eso que nos llevaban al Prado, sin tener mucha idea, ya había hecho fotos a su escaparate.
La mala crítica viene porque fui testiga de una escena que, cuando menos, me incomodó. Cuando fue la Huelga General del 29-​S, esta tienda estaba abierta. Por esta calle pasábamos manifestantes. En cuanto nos vieron, echaron el cierre. Yo estaba en el parque de enfrente, esperando a unos amigos. La policía pasó. Y el dueño del establecimiento, abrió y se puso a hablar amigablemente con los agentes, no sin antes «discrepar» sobre la Huelga, y manifestar (eso sí) su miedo a los piquetes, y cómo él había bajado el cierre y bla, bla, bla…
No sé. Tal vez yo crea que las manifestaciones son para todos. O creía que esta era para el bien ciudadano. O no he visto muchos negocios rotos, a excepción de bancos. El tema es que no me gustó mucho.
Todo lo demás, precioso.

Aunque situada en el triángulo del arte y sitio obligado de compra para los turistas más adinerados, esta tienda merece una visita como si fuera una galería de arte. Poseen distintas colecciones de objetos decorativos y joyas que varían notablemente en precio. Por ejemplo en la colección Skulturam, que es una de las que más admiración me provoca poseen imitaciones de obras de Velázquez, Klimt o Degás en materiales como el bronce o el níquel en precios que rondan los 100 €. Hace un tiempo adquirí para mi madre una figura de Lladró. Y lo que más difícil fue conseguir elegir adecuadamente. Primero, por supuesto puse como criba el precio, ya que entre toda la familia habíamos reunido unos 300 euros. Con esto, limité la elección, ya que Lladró posee figuras por 7000 euros o más. Afortunadamente, la mujer que me atendió tenía un gusto exquisito y siguió mis directrices en cuanto a las indicaciones que yo le hacía sobre el gusto de mi madre. Finalmente, salí de la tienda con una figura de una madre arrullando a su bebé, cuidadosamente envuelta y decorada con una exquisitez que hacía gala de la figura que contenía. Fue una compra de ensueño