Estaba con una amiga en la zona de Lavapiés, y buscábamos un sitio donde tomarnos algo, sentarnos un ratito y relajarnos charlando de nuestras cosillas. Caminando por estas calles del señor, y a la busca y captura de otro sitio(ni siquiera recuerdo cuál) terminamos recalando aquí, que por cierto, antes se llamaba de otra manera. Pedimos sendos dobles, que vinieron en una copa helada(ay, qué bien) y con una pequeña tapa. La calle es tranquila, la plaza está muy animada y nuestro camarero era tan simpático que pedimos una segunda ronda sin dudar. El sitio por dentro no es especialmente bonito, aunque desde la terraza solo se intuye(entramos para pagar); pero que eso no te frene, porque la verdad es que nos trataron genial. Y si tienes hambre, tienen algunas cosas de comida tex-mex, tipo quesadillas, burritos y demás.