Si bien creo que tienen algunos errores, he de decir que me gusta este club, al que he ido el último par de veces para asistir a la sesión Club Mordisko. No conocía el 33, la verdad, pero tengo que decir que el primer día me sorprendió mucho. El segundo no tanto, pero eso lo explico a continuación. El 33 está fuera de mi recorrido habitual. Entre Tirso, Lavapiés y Antón Martín se encuentra este club de aspecto industrial y una sola barra que suele funcionar a tope mientras está abierto. Ahí se encuentra el primer problema: cuando hay mucha gente(y mira que suele haber tres o cuatro camareros), no dan abasto, porque son más de ir tranquilitos. A ver, si tienes la discoteca repleta de gente ÁVIDA de beber, ponles de beber cuanto antes. Cuando más lo hagas, más gastarán y más dinero ganas, sobre todo si no cobras entrada. Eso es básicamente lo que más me molestó de mi segunda visita, pero tengo que decir que por lo demás, es un lugar muy cómodo, a pesar de las colas que se forman a veces en el baño. Pero los puertas son increíblemente simpáticos, que es algo que no siempre pasa; y el alcohol no tiene pinta de ser veneno… ¡o al menos eso es lo que dicen mis resacas posteriores, que no han sido exageradas! Se podría mejorar el sonido de la sala, que a veces se pierde, aunque no sé si es por la(poca) pericia de algunos DJs. Pero definitivamente, pienso volver.