Me encantan las mujeres cordobesas que pintaba Julio Romero de Torres por su mirada misteriosa y su piel aceitunada, así como la oscura gama cromática que tanto le caracteriza. En este museo se pueden encontrar algunas obras del pintor donadas por la familia. A pesar de no ser muchas, la calidad de las mismas es notable, en especial la que creo que es hoy una de sus obras más emblemáticas: «La chiquita piconera». Se encuentra situado, además, en un edificio histórico de fachada restaurada y agradable patio a la entrada. Vale cuatro euros y es otro punto interesante en la ciudad, contribuyendo a la variedad cultural que ofrece el centro urbano.
María G.
Classificação do local: 5 Valencia
Corría el verano de 1999 y estuve con mi familia de vacaciones en Granada. Un buen día caluroso de agosto mi madre tuvo la genial idea de visitar Córdoba(#datito:después el karma le devolvió la jugada y a la pobre le dio un corte de digestión…y de esos en los que te cagas por la pata abajo ¡justisia divinah!) y para allá que nos fuimos. En mi vida he pasado más calor. Después de visitar la mezquita y dar un paseo rápido que el calor apretaba mi madre tuvo otra idea: ir al Museo de Julio Romero de Torres. Ya lo dice la canción «Julio Romero de Torres pintó a la mujer morena. Con los ojos de misterio y el alma llena de pena […]» fin de la cita, y vaya que si la pintó ¡qué arte! Ya hace años de la visita pero todavía me acuerdo de dos cosas: la piel de esas señoras y un bodegón en el que aparecía una naranja pelada con tanto realismo que no he podido quitármela de la cabeza. El museo en si en pequeñito, la visita se hace rápida y cuenta con una patio donde recobrar el aliento y refrescarse de tanto arte y calor cordobéh