Ya tenía yo ganas de que consolidara un bar de tapas en condiciones en mi propio barrio. Llegué a pensar que los negocios que intentaban germinar en esa calle estaban malditos pero tras abrir cercanamente una pequeña bocatería y al lado una cervecería que hasta ahora se han mantenido airosos, finalmente ha consolidado sus cimientos La Esencia, un bar para todas las edades donde han adquirido la sana costumbre de poner una tapa con cada consumición, a elegir. Tiene además una carta variada de platos para saciar el hambre de forma contundente, ninguno desdeñable. Y ha conseguido atraer a gente de todas las edades en torno a su esquina estratégica merced al buen servicio y a los buenos precios.