Este pollo a las brasas existe desde siempre en esta esquina, originalmente se llamó San Sebastián y hace unos años, para demostrar que los vascos sí pueden hacer juegos de palabras(Donostia es el nombre euskera de San Sebastián y donostiarra es su gentilicio) se renombró a Don Ostiarra. Durante años fue el hazmerreir de la zona por su cartel de «POLLOS A LABRASAS» que ponía nervioso a todos los obsesivos como yo, pero en todo caso subsiste a base de bien. Los pollos a las brasas de Don Ostiarra realmente son muy ricos, aunque ultimamente están un poco más chicos en tamaño que en sus mejores épocas, creo que ésto es más bien algo genético que una artimaña del vasco para ahorrar en pollo. Son muy ricos, bien cocidos pero jugosos y con mucho sabor, con la cantidad justa de sabor. Lo malo es que vienen con papas McCain y no cortadas a mano, pero es muy difícil la verdad encontrarlas en algún lado. También hacen arrollados de pollo, el con roquefort está muy bien, aunque es el único que probé, la verdad, le daría mi voto de confianza a las otras variedades. Estacionar es bastante factible sobre Sabattini, sino sin dramas en la playa del supermercado que está al cruzar la calle.