Servicio Lozada

Reparación de licuadoras, microondas, refrigeradores…
La única vez que me vi en la necesidad de buscar quien me ayudara a reparar mi bendita lavadora, fue hace más de dos meses, cuando primero me lancé a Canal de San Juan y después de perderme en un mar de chácharas y negocios, decidí abortar la misión. Luego, por una infortunada maniobra del azar, me animé a ver cuánto me costaba la bovina que me hacía falta para que el sensor del agua estuviera al tiro. Debido a que mi lavadora es bastante vieja, tiene más de 20 años, pensé que no trabajarían con las Whirpool de esos tiempos. Pero bueno, nada perdería intentándolo. Desarmé la pieza y se las llevé. Al principio se desternillaron de la risa, pues qué chavo va a tener una joya en cuestión de electrodomésticos. Pasaron los minutos con miradas curiosas, opiniones lanzadas al aire para luego decirme que iban a conseguir la pieza. Al final, tres días después, regresé esperanzado, pues ya quería empezar a lavar en la máquina. Quién sabe cómo, pero la obtuvieron y me cobraron 130 por ella. Ufff.