Uno de los cafés míticos de Zaragoza, pero con eso se queda, hacía mucho que no entraba y a no ser que me toque la lotería dudo que vuelva a hacerlo. Me han cobrado 4,25 € por un té y un insípido mini de jamón serrano. No había mucho donde elegir, mini de jamón o de tortilla y de dulce churros o mini napolitanas, y además a ese prohibitivo precio; el mini(2,45 €) era diminuto, en pan de chapata, pero soso, y el jamón bastante malillo… vamos, que imagino que pagas la antigüedad del local, no le veo otra explicación. El té tampoco me ha convencido, de bolsita pero una marca que no recuerdo y bastante regular de sabor. La atención ha sido correcta, y por eso se salva de que no le ponga menos valoración, la camarera ha sido rápida y amable en todo momento, además el local estaba limpio y aunque hacía algo de frío, y eso que solo he estado un momento; además el ambiente también es frío, porque la decoración no es especialmente acogedora, aunque bonita, para gustos… me gustan más otros estilos. Creo que se aprovechan y viven de los clientes fijos que no reparan en gastos y no exigen gran calidad, y de los turistas que de camino al Pilar se ven atraidos por la decoración exterior, y desde luego está bien para una foto, pero poco más.
Maño C.
Classificação do local: 3 Zaragoza
El local es precioso pero está desaprovechado a nivel hostelero, una pena…
Patricia S.
Classificação do local: 3 Zaragoza
Todos los que tengan unos añicos recordarán que el Gran Café Zaragoza, no siempre fue un café… Ubicado en uno de los edificios más emblemáticos de Zaragoza en la Céntrica Calle Alfonso, este local fue hasta 1997, la Joyería Aladrén, justo hasta su cierre, el comercio más antiguo de Zaragoza ya que sus puertas estaban abiertas desde finales del siglo XIX. En sí, el local, es una pequeña joya histórica(por eso fue declarado Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés) con sus repujados en plata, su preciosa barra o sus techos artesonados bañados por la luz que entra por sus enormes ventanales. Sólo por ello, creo que ya merece una visita. En cuanto al negocio en si… pues que queréis que os diga… suele estar atiborrado de yayas chocolateras y turistas despistados en cualquiera de sus tres espacios. El servicio es bastante seco… correcto rallando el límite de la sosería supina. En cuanto a los productos que sirven, es bastante limitado ya que el establecimiento no cuenta con cocina por lo que se limita a la bollería regulera, tartas, y mini bocatas fríos que no están del todo mal. Respecto al precio… desde mi punto de vista andan un poquito pasados de precio con respecto a la media de establecimientos de la zona sobre todo, porque el café no es que destaque especialmente sobre el resto al igual que la bollería que sirven. Sin duda, merece una visita, pero desde mi opinión, para disfrutar del espacio en si.
Francisco B.
Classificação do local: 3 Zaragoza
La ubicación es excelente y la decoración tiene un aire retro que resulta muy acogedora. El sitio está siempre ocupado por hordas de abueletes ávidos de chocolate con churros. No es para menos. Es quizás de los mejores de la zona. La bollería no es nada del otro mundo, aunque tampoco es quizás el lugar para buscarla. En cuanto a otras cosas, suelen tener una carta surtida de licores(incluidas las ubicuas ginebras premium tan de moda ahora mismo y que espero que se acabe pronto). El personal es agradable pero parco en atenciones. Supongo que son demasiados años de lidiar con la tercera edad y sus exigencias o con familias con niños(y carritos), pero creo que podrían hacer un poco de esfuerzo para hacer de este sitio un referente en el centro de Zaragoza. Me atrevería a sugerir que recuperasen el aire de antaño también en el trato del personal(que, insisto, es correcto pero frío) y en la música ambiental. Creo que son esas las que construyen una clientela fiel.
Jorge
Classificação do local: 4 Zaragoza
Bueno, no se si su café es grande. El que yo tomé estaba algo quemado. Eso sí el aspecto del lugar si merece la pena entrar, madera oscura y tallada acompañada de telas Rojas com en castillos del medievo. De precio estándar, el bar ofrece café, bebidas básicas algún pincho que otro. El lugar está muy cercano a todo que cualquier turista suele ver. Tan solo por la decoración me acercaría. En la Calle Alfonso, que es donde se encuentra, no existe bar que sea tan atractivo como este. Su decoración es impresionante. Ahora bien. Esa distinción crea expectativas que luego se rompen.