Torres dels Serrans

Antigua puerta de la muralla que protegía a la ciudad de Valencia, sorprende por su altura, ya que en fotos no parece tan alta. Famosa en toda España por producirse desde aquí el famoso grito de «¡EL CALORET!».

Primero un poco de historia, sintetizada.
Es una de las dos únicas puertas fortificadas que sobreviven, la otra son las Torres de Quart, de la desaparecida muralla medieval de Valencia.
Esta se llama Torre de Serranos, o de los Serranos, porque era por donde accedían los habitantes de las comarcas interiores de la serranía. Mientras la ciudad estuvo amurallada esta fue considerado el acceso principal a la ciudad.
La construcción data entre 1392 y 1398. El arquitecto fue Pere Balaguer (mestre de pedra picada), también hay otras construcciones de la ciudad en las que colaboró como la Catedral, el Miguelete o la Iglesia de Santa Catalina.
Para dotarla de una mayor seguridad, se realizó un foso defensivo en su base, que antaño estaba inundado con agua del Turia.
Tiene una altura de 33 metros, está formada por dos torres simétricas rematadas por almenas, cuentan con 3 niveles y las torres que se encuentran unidas por un cuerpo central formado por dos alturas y terraza. Las torres están descubiertas por su parte posterior, lo que se llama de gola abierta. Esto se hacía por tres motivaciones: 1° para que si las torres era tomadas por el enemigo, que estos no pudieran hacerse fuertes en las mismas; 2°, para que los militares que las defendían no pudieran hacerlas servir contra la ciudad y 3° para servir de balcón y mirador hacia el interior de la ciudad para las autoridades en eventos.
Aparte de servir como puerta desde 1568 hasta 1888 se usó como carcel. También han ejercido de polvorín y durante la Guerra Civil fueron el deposito de las obras de artes que el gobierno de la República traslado desde Madrid al instalarse en Valencia.
Tras repasar, por encima, la chulísima historia de las Torres decir que a dia de hoy siguen siendo la puerta a la Valencia histórica, al barrio de El Carmen, que yo casi a diario cruzo y que ya sea acercándome de frente por el Puente de Serranos (o Pont dels Serrans) o por detrás por la calle Serranos es una visión espectacular e icónica de Valencia.

¡Majestuosas! Es la palabra que me sale cada vez que las veo. Un monumento inigualable. Recuerdo de otra época y del esplendor medieval. Cada vez que pasas te imaginas la magnitud de la ciudad en su época, donde por las noches cerraban las puertas y te podías quedar a dormir a la luna de Valencia.
Un monumento visitable, con bandera ondeante en lo más alto. Donde siempre se hace la demaná que da el pistoletazo inicial a las Fallas de Valencia.
Mi recomendación, párate en frente o detrás de ellas. Mira hacia arriba e imagínate que vuelves a la época en la que fueron creadas. Son de los monumentos mejor conservados de la ciudad. ¡Me encantan!

Siempre he envidiado y lo seguiré envidiando a todas las personas que pasan por debajo de las Torres a diario. Da igual que sea de día o de noche, aunque de noche son más bonitas aún, me parece un privilegio verlas de lejos o de cerca. Me parece de los monumentos más majestuosos e imponentes. Se pueden visitar por dentro y si subes hasta alguna de las 2 Torres podras disfrutar de unas bonitas vistas de la ciudad de Valencia. También el dicho de «quedarse a la luna de Valencia» hace referencia a ellas y es que hace ya un porrón de años. Cuando Valencia estaba rodeada por una muralla, había un horario de apertura y de cierre. Si no llegabas a tiempo y te veías en la situación de que las puertas de la ciudad estaban cerradas, se decía que te quedabas a la luna de Valencia. Actualmente ese dicho se suele decir cuando te quedas pensando en otras cosas, digamos en babia. Y por último seguro que si le preguntas a cualquier fallero o amante de las fallas, qué significa para ti las Torres de Serranos. Seguro que le saldrá una sonrisita y la respuesta será el comienzo de las fallas. Cada último domingo de febrero la Fallera Mayor de Valencia invitará al mundo entero a la mejor fiesta del mundo, resumiendo es como un pregón. Lo mejor es la espera hasta que el reloj marque las 8 de la tarde. Y puedo decir que es aquí justo debajo de las Torres de Serrano donde he bailado el «Paquito el chocolatero» más multitudinario. O donde he visto mas falleras por los aires, de vez en cuando se mantea a alguna Fallera. Y lo mejor siempre somos cientos, que digo cientos digo miles de personas las que esperaba a tan emocionante cita.

És una sort viure a prop i poder passar sovint. Els d’ací no les mirem massa, però la veritat és que són espectaculars. Crec que els diumenges es pot pujar gratis i val la pena per les vistes :)
–
Es una suerte vivir cerca y poder pasar a menudo. Los de aquí no las miramos demasiado, pero la verdad es que son espectaculares. Creo que los domingos se puede subir gratis y vale la pena por las vistas :)

Lugar emblemático de la ciudad de Valencia, en donde los haya. Constituían la entrada principal a la ciudad, justo después de dejar atrás el Palacio Real (derribado por la Junta Militar de Madrid, en época del asedio frances), ya se restauradas se pueden admirar hoy majestuosas, y en las que todavía se pueden observar los impactos de los cañones franceses.
Una dato particular de su construcción es que desde ellas al mar hay exactamente una legua.
Indudablemente uno de los puntos de visita ineludibles.

Un edificio emblemático de la ciudad de Valencia que alberga mucha historia. De estilo gótico fue una de las puertas guardaban la ciudad junto a sus murallas en el siglo XIV. Actualmente la Torre se puede visitar y subir a lo alto de ella para disfrutar de unas preciosas visitas de Valencia.

Cuando pasas por estas majestuosas Torres, te trasladas siglos atrás.
Su estructura, sus líneas, su ornamentación, sus gárgolas tienen un encanto y una personalidad que es punto de interés cultural internacional.
Se puede acceder a la bandera que ondea en la parte superior de la torre, visitando así todos sus habitáculos.
Actualmente está ubicada en una zona peatonal, por lo que podéis haceros fotos en cualquier lateral de las torres.
Junto con las torres de Quart ubicadas en Calle Guilllen de Castro con la calle Quart, son las puertas de la antigua ciudad de Valencia, que estaba rodeada por una muralla, donde aún perduran algunos fragmentos en el centro de la ciudad.
El ultimo domingo del mes de febrero, el día de la Cridà, la llamada en castellano, donde la Fallera Mayor de Valencia invita a los valencianos y al mundo entera a disfrutar de las fallas en marzo, se engalanan las torres con espectáculos musicales, color y pólvora con castillos de fuegos artificiales y, donde se congregan miles de valencianos a los pies de dichos monumentos.

Uno de los símbolos más representativos de la ciudad de Valencia. Conocida como la entrada principal a Valencia.
La Puerta de Serranos (Torres dels Serrans en valenciano), es una de las doce puertas que custodiaban la antigua muralla cristiana de la ciudad. Otra puerta muy conocida seríà la de Las Torres de Quart.
Su estilo es gótico, ya que fueron construidas a finales del s. XIV, y deben su nombre a que estaban orientadas hacia la comarca de Los Serranos ó pudo tomar el nombre de una familia que vivía cerca (son las dos versiones que se conocen).
El fin para el que fueron construidas era a modo de defensa, también para ceremonias y entradas oficiales de personalidades. En el s. XVI pasó a ser prisión de nobles y caballeros. En la Guerra Civil Española guardó obras artísticas. Por tanto, también se ha usado como museo.
Su conservación ha sido ejemplar, es de los monumentos históricos mejor cuidados y con mayor resistencia al paso del tiempo. A finales del s. XIX fueron restauradas y en el año 2000 limpiaron la fachada.
Actualmente, es uno de los atractivos turísticos imprescindibles de visitar (subir a las torres y ver las vistas de la ciudad). También acoge uno de los actos falleros más esperados la «Cridà de les falles».
No debes perderte esta maravilla, y si puedes pasar el último domingo de febrero… entenderás el significado de su grandeza

Uno se siente importante al pasar por aquí, su halo de grandeza y misticismo hace que no puedas evitar alzar la cabeza para admirarlas

Menuda construcción magnífica la de estas torres y menudo mantenimiento magnífico el que tienen, están seguramente mejor que cuando las inauguraron. La subida hasta sus distintas plantas puede ser un auténtico calvario si hace calor (como fue nuestro caso), pero mola un montón a pesar de su aparente austeridad y además tienes las segundas mejores vistas de Valencia (las primeras son desde el Micalet).
Además es un monumento que no engaña en lo más mínimo, ofrece justo lo que se ve y nada más, sin pretensiones de estériles exposiciones de fotos en sus abiertas estancias. Ahora bien, les pongo una pega: no estoy seguro de que esos pasamanos con tan mala caída cumplan ningún tipo de seguridad actual y, aunque ya sé que la normativa dicta que los edificios previos a cierto año no han de cumplirla estrictamente, los que sufrimos de vértigo lo pasamos mal, no tanto por nosotros como por el día que un niño se cuele por un hueco y aparezcan en la prensa por las noticias equivocadas.

Gran parte de la historia de Valencia pende de estas torres. Es uno de los lugares más emblemáticos de esta ciudad.
En las puertas de estas Torres y de las de Quart parece ser que surgió aquella mítica frase de ‘quedar-​se a la lluna de València’ puesto que cuentan que cuando alguien se despistaba y llegaba más tarde de lo debido a las murallas de la ciudad, éstas permanecían cerradas y se prohibíà la entrada, quedando los despistados a dormir en la parte externa de las mismas, a la ‘lluna de València’. Me encanta esta historia!
Están cuidadas al detalles y fueron restauradas tiempo atrás…
Nunca entendí porqué las de Quart no están tan cuidadas como éstas, al menos eso parece!
Me fascinan estas torres… Me encanta! Son tan bonitas!!!

Un lugar que hay que ir: visita obligatoria
Son increibles y monumentales. la entrada gratis y las vistas del barrio del Carmen y del rio una pasada

Las puertas que abrían las puertas a una ciudad llena de monumentos majestuosos, donde actualmente se le da la bienvenida a una de las fiestas más importantes de España, las fallas.
Son las puertas que te recibían cuando llegabas a Valencia, ciudad que te invita a descubrir el mar. Que huele a azahar y cítricos. Una ciudad que te invita a pasear por sus calles, a probar sus productos típicos y a olvidarte de todos los problemas.
Eso es Valencia, y estás torres te ayudan a entrar en esa ciudad.

Dedico mi reseña número 50 a estas emblemáticas Torres de Serranos; que junto con las Torres de Quart, son los dos únicos vestigios que quedan en pie de lo que en su día fue una preciosa Valencia amurallada. El paso del tiempo les ha sentado mejor a éstas; parece que se hayan acabado de construir ayer por la noche.
A diferencia de las de Quart, éstas no quedan eclipsadas por un montón de cemento y ladrillos en forma de viviendas, ya que está bien visible desde cualquiera de sus ángulos; gracias principalmente al puente de Serranos, que asegura con su presencia que nada impedirá su correcta visión desde más allá del viejo cauce del Turia.
Los visitantes pueden entrar dentro, subir por sus escaleras, y conocer de primera mano lo que en su día, aparte del uso evidente como puerta de acceso y salida a Valencia, fue también usado como cárcel y, en algunas zonas, como espacio de tortura. Esto está muy bien para los turistas, a quienes seguro se les marca este punto con un aspa enorme en su guía como punto de parada obligatoria en una visita a la ciudad de Valencia, que desde lo alto de las torres tienen una perspectiva muy chula y aérea de la ciudad. Y bueno, ya puestos: no sólo para los turistas, que conozco más de un lugareño que no ha subido nunca. ¡Aunque parezca mentira!
Y… ¡cómo me gusta esta parte! Invariable cada año, el último domingo de febrero, se realiza desde estas preciosas torres el pregón de las fallas que por estos lares se le conoce como «la cridà». Un espectáculo de música, luces, y equilibristas suele dar paso a la alcaldesa de Valencia, al presidente de la Generalitat y, finalmente, a la fallera mayor de Valencia: la encargada de dar inicio a las fiestas más maravillosas del mundo entero. Y como colofón final: en el viejo cauce del Turia se dispara un castillo de fuegos artificiales, no siendo éste mas que el preludio de todo lo que está por llegar en marzo.

Es una maravilla ir de paseo y encontrárelas. Foto obligada para todos los visitantes sin duda. Son majestuosas y elegantes. Me encanta el ambiente de fallas aquí especialmente. Es una pena que no se haya conservado más parte de esta zona antigua de la ciuad.
La zona cercana está muy recuperada y bulle de actividad, llena de bares y restaurantes.

Son majestuosas y las admiro. Están situadas justo frente al puente de Serranos y llevan desde la Edad Media dando la bienvenida a los ciudadanos y gentes llegadas desde todas las tierras. La verdad es que permanecen intactas, como si el tiempo no pasara para ellas. Nos recuerdan el pasado amurallado de la ciudad que recorría el barrio antiguo, hasta las Torres de Quart (otra de las puertas de la muralla que se conservan al otro lado del casco histórico), donde hoy encontramos el barrio de El Carmen. Su arquitectura, de carácter militar, es preciosa y las dos torres, imponentes, parece que plantan cara al visitante, pues son gigantescas.
Entre los siglos XVI y XIX sirvieron de cárcel para nobles, y en una ocasión, hace unos cuentos años, recuerdo que se expusieron en su interior algunas de las torturas más horribles que se utilizaban en la época medieval en la ciudad.
Historia no les falta a sus piedras y por ello las Torres de Serranos fueron declaradas de Interés Histórico Artístico. Durante el día, de martes a sábado, se pueden visitar de 10.00 a 19.00h y los domingos y festivos sólo por las mañanas. Si no has subido nunca, vale la pena admirar las vistas del cauce del Túria y de la ciudad desde la parte más alta.
Antiguamente, las familias nobles admiraban las fiestas y celebraciones de la ciudad desde su balcón y hoy en día es el lugar desde dónde se realiza el acto de «la Crida» («la llamada» en valenciano) el pregón, digamos, de Fallas. Este acto da la salida a la fiesta fallera y es muy emotivo tanto para las falleras mayores de Valencia, como para todos los falleros y muchos ciudadanos valencianos. Es imprescindible visitarlas, sea de día o de noche (en que además están iluminadas) y recordar nuestro pasado a través de sus piedras.

Estas torres es de lo poco queda de la antigua muralla de Valencia, que junto con las de Quart son las únicas antiguas puertas de Valencia que quedan en pie.
Llamadas así por que desde ella accedían a la ciudad los pobladores de las sierras, debido a su orientación, fueron restauradas hace poco, mediante el lavado y pulido de la roca y la verdad es que no quedó nada mal. Verlas desde los lejos con la senyera desplegada da una imagen imponente de lo que antiguamente fue el reino de Valencia.

Actualmente se puede acceder de manera gratuita a ellas, hasta entrada la tarde, algo recomendable ya que obtienes una cierta panorámica de la ciudad.
Como dato anecdótico se cuenta que en sus fosos vivía un caimán, de algún antiguo rey musulman que hoy lo puedes ver nada más entrar en el museo del patriarca a la izquierda, disecado.

Me encantó la mañana que pasé en este monumento histórico sufriendo de vértigo (pero con muchísimo gusto también, desde luego) en compañía de mi hijo, una amiga y mi espíritu aventurero sediento de experiencias fuera de lo cotidiano (como suele pasarle de vez en cuando).
Para empezar, la gigantesca escalera de entrada a estas Torres (antiguas puertas, por cierto, de la ciudad en su época fortificada) ya abruma e impresiona bastante. Pero te invita a subir. Sí, si tu curiosidad y tu espíritu aventurero son lo suficientemente fuertes, no podrás resistirte a seguir avanzando en todo momento. Y ahí te encontrarás, subiendo y subiendo por las muchas escaleras que la torre tiene en su interior (pasando por varios vestíbulos y distintas salas, cada aposento con una determinada función en su época, y absolutamente todas hechas de piedra, por cierto), hasta que llegas a una especie de repisa larga a modo de pasadizo externo que une las dos torres, y por el cual has de pasar con cuidado, ya que a un lado del pasillo está la pared, vale; pero al otro lado no hay anda, sólo una simple barra a modo de pasamanos para agarrarte bien y no caerte al piso de abajo haciéndote bastante daño.
Pero bueno, si logré pasar yo por ahí de la mano de mi hijo (que aún no había cumplido tres años), los demás no tendréis nada que temer.
Y bueno, una vez cruzas el puente, ya te encuentras, al fin, a los pies de unas últimas escaleras que te llevan a la parte alta de las almenas. Y desde allí, desde arriba del todo ya de la torre, tienes una vista amplia de buena parte de la ciudad: puedes observar la parte superior de bastantes de los edificios antiguos de esa céntrica zona; desde otro ángulo, ves ya las amplias y modernas carreteras que van a otras zonas de la ciudad, y por otro lado parte puedes ver a lo lejos las otras torres que quedan en pie (aparte de éstas) de la antigua fortificación de Valencia, las Torres de Quart.
En fin, a pesar de no ser una altura excesivamente elevada en comparación con otros monumentos, se tiene una vista bastante panorámica de algunas zonas desde lo alto de estas torres.
Si quieres tener una vista más amplia aún, sólo te queda una última opción: subir por las escaleras metálicas de mano que llevan a la parte más alta de la almena, en la cual hay un mástil que sostiene la bandera de la Comunidad Valenciana ondeando al viento. Pero también tengo que decir honradamente que, al menos la última vez que yo fui, dicha escalera metálica estaba cerrada por una pequeña valla, dando a entender que estaba prohibido subir por ella. Aun así, yo infringí la norma y, muy atrevida yo, me subí a pasar el vértigo de mi vida. Pero niños, eso no lo hagáis vosotros.
Para terminar, un último consejo a la hora de bajar de nuevo de la almena: cuidado con las escaleras de bajada, que ésas sí que no tienen pasamanos. A la hora de subir no lo notaréis tanto; pero cuando vayáis a bajar, veréis que las escaleras empiezan justo a ras del suelo, y eso las hace un poco incómodas, hasta que ya lleguéis a una altura que os permita ir agarrándoos a la pared de abajo.
¡Desde luego, es una visita que merece la pena! Un viaje (gratis, por cierto; no se paga entrada) por la historia, la cultura… ¡y la aventura!

Este monumento construido durante gran parte del siglo XIV y finalizado en 1393 es una de las 12 torres que unían la muralla que protegíà la ciudad de Valencia y es, ahora mismo, lugar donde se celebra la «cridà» de las fallas, donde, a finales de febrero, la fallera mayor llama a los valencianos a comenzar sus fiestas.
Lamentablemente, sólo se conservan éstas y las Torres de Quart, en peor estado. A finales del XIX un gobernador que aún da nombre a una calle importante de la ciudad, Cirilo Amorós, decidió demolerlas con la falta de sensibilidad clásica de la época hacia el patrimonio histórico.
Pero volvamos a lo nuestro. Las Torres de Serranos, imponentes, son visitables y ofrecen una majestuosa vista de la ciudad, especialmente mirando hacia el sur, donde en días claros descubrimos la gran y caótica pero bellísima trama histórica de la Valencia que las Torres debían proteger. En mi opinión, una visita breve y obligatoria.
¡Atención! El horario reseñado en estas páginas es el de invierno. En verano cambia ligeramente.