Sa Fonda

Fracasó absoluto al apostar por este sitio. Los platos de la carta apetecen de solo leerlo pero defraudan cuando los pruebas. Y el servicio también deja mucho que desear, no tanto por culpa de los chavales que están haciendo lo que pueden entre 3 para todo el restaurante, si no por los propietarios, que no se gastan los cuartos en poner algún refuerzo. Resultado de esto, hora y media para un menú de tapas a compartir.

He ido a comer menú del día y, la verdad, me ha encantado. Relación calidad precio excelente. Me ha costado 10 €.
El local es bonito y acogedor, tenían música muy relajante que iba muy bien con el entorno, y te sentías alejado del ajetreo de la calle.
Los platos muy bien presentados y, de verdad, muy ricos.
Me parece que la nota media que tiene no le hace justicia a este local y es que, por lo que veo, muchas de sus opiniones son de Unilocalers que debieron salir un día de evento juntos y que, por lo que sea, no se fueron muy contentos. Creo que por ese momento puntual están muy penalizados. OS recomiendo que volváis a la comida y repitáis valoración!

Parece mentira que no haya hecho la reseña de este restaurante pq es mi favorito en Valencia, así, sin anestesia, para mi el mejor :)
El local es muy acogedor, con un aire mallorquín o ibicenco, como su nombre balear indica. Parece des blancas y madera son los distintivos del local, con toques marineros y eucalipto. La barra se encuentra en la parte final, y tienes mesas con sillas, taburetes en mesas y luego una barra pequeña en la pared donde también puedes comer.
Importante siempre reservar, sobretodo para cenas, pq el local que está por la zona Cánovas tiene muchísimo éxito.
Tienen una carta muy variada de ensaladas, tapas y raciones. Pero lejos del concepto de tapas que estás forjando en tu mente ahora mismo, son más bien platos en tamaño reducido con toque de cocina de autor (lo que no significa que sean pequeños en cantidad).
Para mi la opción estrella es elegir su menú de pintxos, puedes combinar 4 salados y 1 dulce o 5 salados (yo siempre elijo esta porque no me gusta el dulce). Y tienes auténticas delicias para probar, recomiendo: torta del casar, carrillera con salsa de kikos, pulmo a la llama, croquetas de centollo, sándwich de roastbeef… Hay un montón y todas riquísimas.
Y ya para finalizar, el servicio es de los mejores de Valencia, resulta extraño en nuestra ciudad encontrar un local donde sean tan amables como Paco. Simplemente encantador.

Ya he venido muchas veces a este restaurante, pero hasta ahora no había escrito ningún comentario.
Pues bien, es un restaurante de tapas individuales.
Lo que me gusta de este sitio es que cada uno puede pedir lo que quiera para cenar, sin tener que estar pendiente de lo que quieren sus acompañantes.
Al menos esa es la teoría, porque hay veces, que sí está muy lleno el restaurante, te piden que coincidas en la elección de las tapas, lo cual me parece un error porque vas precisamente ahí para no tener que coincidir en la elección.
Teniendo esto en cuenta, lo recomendaría para una cena de dos o como mucho de 4 personas.
Tienen un menú de 16,50 euros, bebida aparte, qué consiste en 5 tapas individuales. Normalmente nosotras siempre pedimos 4 de comida y una de postre.
Para mí las mejores son :
— el carpaccio de ternera con queso manchego y aceite de trufa.
— el taco de foie con uvas y galletas dulces
— el sándwich de roast beef
Y la fondue de queso .
De postre chupito de mojito o de marshmallow.
Con eso, al menos una chica, yo creo que se queda muy bien.
Regado con dos copas de vino y café, salimos a 21 euritos
El servicio no es excesivamente simpático, pero tampoco son antipáticos, y por último, yo cenaria si es posible, en la terraza, porque dentro, me parece que, si hay mesas grandes, es demasiado ruidoso .
Yo sí que volveré, para cenas de pocos. Me parece una buena relación calidad precio y la comida me parece que está muy rica.

Otra parada dentro de una ruta de croquetas que hicimos una noche de risas. Ya lo había visitado en un par de ocasiones y me había gustado la originalidad de sus platos. Se trata de un bar de tapas un poco diferente, con más elaboración en sus ofertas y un ambiente un más «o sea» que vecinos suyos de barrio.
El servicio no me parece de los más amistosos ni amables, aunque son rápidos en servir por lo menos. Es como que no les preocupa demasiado el cliente, ellos toman nota traen el plato y repiten la tarea, no hay calor, color, sonrisas ni intercambios dialécticos simpáticos con los camareros. Bueno, la comida está bastante bien aunque los precios no son muy acordes sobre todo a la cantidad que sirven en los platos. Las croquetas de pato estaban bastante insípidas aunque bien hechas y crujientes, pero por cada una te sablaban 3,50 euros, creo recordar. Eran grandes, vale, pero me parece una pasada.
En otras ocasiones que he ido recuerdo que por un picoteo básico, que no equivalía a una cena, no salías por menos de ¹⁵⁄₁₆ euros, si le sumas vino ya me resulta excesivo para un sitio que, aunque ofrece producto de calidad, parece que se cree muy digno en lo que ofrece. Hay mil sitios mejores y más baratos en el barrio y en la ciudad, sin duda. Un poco más de amabilidad y humildad no les vendría mal.

Otro de los establecimientos que visitamos en la croquetorruta 1.0 de Unilocal.Las croquetas no estaban mal aunque para mí no eran las mejores. He estado además otras veces y mi impresión del sitio no es mala pero tampoco es buena, la verdad. Los platos están buenos y más o menos currados, pero son pequeños y no son baratos. El servicio es un poco lento para mi gusto. Si tuviera raciones más grandeso precios más baratos y mejor servicio, podría subir a las 4 o 5*.

Dicen que la primera impresión es la que cuenta…
Si eso es así, para describir mi experiencia en ‘Sa Fonda’ tengo que recurrir a expresiones clásicas como ‘ni frío ni calor’, ‘ni xixa ni llimonà’ o ‘ni fu ni fa’.
Tercera parada de la ‘Croquetoruta_VLC-v1.0′, la decoración de taberna moderna me agradó, la verdad. Es de esas que asocio a los lugares más ‘chic’ del momento, los que, generalmente, no se pueden permitir todos los bolsillos. Creo que no erré en la percepción.
Andábamos buscando croquetas y, en su carta escrita en tiza sobre la enorme pizarra que hay tras la barra, encontramos dos alternativas. La elegida fue la ‘cremosa de pato con trompetas de la muerte’, si bien su precio, 3’50 € la unidad (la otra opción valía lo mismo, ¡cuatro veces más que la croqueta más económica de la noche!), nos hizo optar por pedir una croqueta para cada dos. Su tamaño estaba bien, así que sabíamos que podríamos degustarla lo suficiente sin que nos picara demasiado el bolsillo.
Aunque en general la opinión del resto de ‘croquetoruteros’ fue parecida, me centraré en mi propia valoración: me esperaba más.
De forma redondeada, el exterior presentaba un buen aspecto, con un dorado adecuado del empanado. Al partirla se distinguían bien la carne y las setas, si bien el relleno no alcanzaba el cien por cien del espacio. Supongo que por el efecto de la cremosidad de la pasta.
Sobre la degustación, diré que pato y setas son, para mí, dos ingredientes que se caracterizan por un sabor potente, por eso mi cerebro se turbó cuando las papilas gustativas de mi lengua enviaron mensajes que no cuadraban con la información almacenada… Demasiado suave, por no emplear otra palabra, para mi gusto.
En resumen, producto donde el nombre, ingredientes y presentación no guardan el equilibrio deseado respecto de su sabor y su precio.
Quizá la impresión del conjunto hubiera sido mejor con una actitud más alegre por parte de los camareros, quienes se preocuparon más por mantener el espacio acotado para facilitar el paso junto a la barra que por distinguir su producto, ponerlo en valor o aumentar el grado de satisfacción del cliente (entiendo sus necesidades, y puse todo mi empeño en que no se les molestara, de verdad, pero si no quieres que la gente se ponga en una zona de paso, no habilites una barra de tapeo en ella) Ojalá esté equivocado, pero mi sensación fue que había algo de prisa para que unos clientes que sólo habían venido a probar unas croquetas siguieran su camino…
En cualquier caso, soy consciente de lo limitada que resultó la experiencia en el ‘Sa Fonda’, para lo bueno y para lo no tan bueno, así que es muy probable que tanto el producto como la atención sean bien diferentes en otras circunstancias. Por eso, si te pica la curiosidad, ¡¡¡prueba tú mismo este sitio y danos tu opinión!!!

Es un sitio muy bonito, con una decoración exquisita. En la zona de moda de Valencia, pero… fuimos de ruta croquetera. Una excusa para probar muchos bares, su atención, su precio, su disposición, y por supuesto, su croqueta. Sa fonda fue sin duda el peor de los cuatro locales elegidos. En primer lugar, los camareros no rebosaban simpatía. Tampoco fueron antipáticos, sino más bien neutrales, pero viendo que entraban 15 personas a probar las croquetas, pudieron haber tenido otro tipo de actitud. El precio es elevado. La croqueta fue sin duda, la peor de la ruta. Insípida y cara, aunque con una presentación buenísima. Soy bastante duro al poner solo dos estrellas, pero es que este tipo de locales no me gustan. Lo primero es cuidar al cliente, aunque venga solo a por una croqueta, nunca sabes con quién vas a tratar.

Se puede decir que aquí me tomé la croqueta más cara de mi vida. 3,50 € por una croqueta de pato me parece un poco excesivo, por muy buena que esté.
Sólo entré al restaurante a tomar un tentempié antes de la cena. Pedimos las croquetas y un par de copas de vino. El sitio tiene muy buena pinta, un local agradable y un servicio atento. La carta tiene platos originales y buena variedad de vinos.
Me gustaría volver a cenar algún día, pero todavía me duelen los 3.50 € de la croqueta. ;)

Muy bueno. Tapitas individuales. Todo muy Rico. Y asi no hace falta ponerse de acuerdo. Cada uno come lo qué mas le gusta. Él carpacio riquísimo y el helado de mojito increíble. La Decoración és tipo isleña, con algunas mesas bajas y cojines bancos. Recomendable

Más taberna que restaurante, Sa Fonda es un lugar de tapeo informal, pero con algún plato de carne o pescado. Sin lugar a dudas, lo genuino del local son los pinchos, siempre individuales, ya que según explican son muy difíciles de partir.
Emplazado donde estaba el antiguo Lizarrán, tiene una clara inspiración del norte en cuanto a la cocina. Destacan los pinchos llenos de creatividad en un ambiente informal. Los más destacables a mi juicio son: la torta del casar acompañada por huevo y trufa negra, el milhojas de txangurro y las enormes croquetas trufadas. También, he de decir que algún pintxo me ha decepcionado, pero en general, están aceptables.
He ido dos veces y en ambas salimos contentos con la cena. Lo negativo es que para dos personas, te sientan en una mesa alta con taburetes que a la media hora pasan a ser realmente incómodos. Es un sitio para ir con amigos o en pareja de rollo informal. Si quieres algo más íntimo, pues no, ya que el ruido que hay en el local cuando está abarrotado (los findes normalmente) puede romperte el momento.
El precio es correcto, más o menos cenas bien, tampoco de modo copioso, por unos 15 euros.

Aunque con nombre balear, este acogedor restaurante presenta una carta de tapas creativas y elaboradas que cambia a menudo por seguir innovando.
Me gustó cenar allí, tiene muchos platos diferentes… pulpo, croquetas, secreto, torta del casar, risotto, fondue de quesos, carrillada, gamba con fresa… aunque las patatas podían haber estado un poco mejor… y también es buen la carta de vinos de nueva creación.
Es cierto que un sábado noche te puedes encontrar en pleno barrio de Canovas con un sitio repleto y un poco ruidoso, pero es comprensible… y aun dentro de ese follón, los camareros fueron atentos y estuvieron pendientes en todo momento de lo que queríamos comer o beber. Ademas comiendo mucho y bebiendo a tope, no pagas en exceso.

Regentado desde el 2008 por dos hermanos valencianos, Sa Fonda es, como ellos mismos dicen, una taberna-​restaurante diferente y con inspiración del norte en cuanto a la cocina. Esa inspiración lleva a que su carta se base en pinchos. Hay más de 25 para elegir y todos están muy trabajados y buenísimos. Recomiendo el de torta de Casar con huevo de codorniz o el de chipirón con crujiente de arroz negro y queso de cabra.
Es un lugar tranquilo con un ambiente muy agradable, informal y acogedor. Hay dos opciones para comer y cenar, en la mesa normal o en taburetes y mesa alta. Cualquiera de las dos opciones está muy bien. En cuanto al precio diremos que estamos en torno a los 20 euros de media.