Nela

El primer recuerdo que tengo de esta tienda se remonta a cuando era muy pequeño, por lo menos hace 25 años. Y es que, yo acompañaba a mi abuela con el trenet hasta el pont de fusta y cruzábamos al carmen a por lana, hilo de ganchillo y parada obligatoria a la tienda Nela. Porque a pesar de vivir en Paterna que se encuentra a pocos kilómetros, bajar a Valencia era toda una aventura y mi abuela aprovechaba para hacer alguna compra.
Un bolso, un paraguas, un abanico… cualquier cosa con tal de entrar a Nela. Recuerdo una vez que era invierno y se compro un sombrero muy elegante, ese año hacía mucho frío, no se quitó el sombrero en todo el invierno.
Ahora con el paso de los años, ha montado una zona de souvenirs donde los turistas pueden comprar nacys falleras, camisetas, toros y bailarinas de flamenco para encima de la tele.
Ahora ya no vamos en trenet hasta Nela, mi abuela me hace aparcar en el parking de la Reina, casi a los pies de la tienda. Las tiendas que habían de lana e hilo ya han desaparecido pero Nela está ahí y mi abuela también.

No tienen toda la culpa los directores de cine mal aconsejados, que montan una fiesta española poniendo a las falleras a quemar los pasos de semana santa. Yo porque sabía que estaba viendo Misión Imposible, si no hubiera pensado que era una versión folclórica de Terminator, el juicio final.
La verdad es que tampoco entiendo que la gente se rasgue tanto las vestiduras por algo así, total es una peli de acción, Tom Cruise sobrevive a las explosiones y puede volar, no se le puede pedir veracidad.
Pero como decía, no tienen ellos toda la culpa de que el mensaje les llegue mezclado y agitado, las dos cosas. Sitios como Nela, por lo tradicional y atávico de su aspecto y de su género, permiten pensar que la tradición española es un crisol donde cabe todo, como la paella. Y cuando uno mira a su escaparate, sobre todo si es un turista de fuera, piensa que en España las mujeres tenemos macetas en los balcones para poder tener flores que ponernos en el pelo cada vez que salimos a la calle (no hay cinismo que leer aquí, es absolutamente cierto que a mí me han preguntado si esto era así)
La ubicación de la tienda de Nela es además tan privilegiada que confías en ella ciegamente. No importa lo que veas; falleras bailando sevillanas con toros, encima de paellas, abanicos, collares, peinetas, bolsos, maletas, mantillas o paraguas. Todo lo que suene español y folclórico tiene su sitio en ella, que es algo así como la Misión Imposible de las tiendas de souvenirs en Valencia. Sobre todo, y lo que es más importante; la más antigua de todas.
Yo soy la primera responsable de que, cuando un grupo de turistas me preguntaba dónde podían encontrar una folclórica, bailaora o fallera, para regalar a su nieta, allí que los llevaba, a Nela.
El hecho es que si pasas por la plaza de la Reina, no habrá vez que no encuentres a un turista asomado a esta tienda. Atrae más miradas que muchos monumentos, y eso que, si dejas de mirar su escaparate y te das la vuelta, descubrirás que estás en uno de los rincones más bonitos de Valencia.

Ahora que en Valencia hemos padecido las inclemencias del tiempo, de las lluvias imparables y de la humedad, de carácter urgente buscaba un paragüas porque mi sombrero para aguas era insuficiente y terminé en este local que, después me enteré, es uno de los más antigüos de la ciudad. Los dueños son valencianos y «parlan valencià» si tu comienzas a hacerles plática. Es un negocio que tiene más de 60 años de existencia y que comenzó a funcionar poco después de la Guerra Civil.
A pesar de que su nombre nos obligué a pensar que es un negocio de ropa femenina (el color y la forma de su anuncio en la fachada es así), en realidad venden desde paragüas, cinturones, todo tipo de maletas, pastilleros finamente ornamentados, abanicos, peinetas, bolsos y, ahora que comienza la temporada decembrina, ya se pueden apreciar en sus escaparates las tradicionales burbujas de cristal que tienen a un Santa Claus adentro y que, con el movimiento del artefacto, los copos de «nieve «que trae en su interior comienzan a moverse vertiginosamente.