La Niña los Peines

Mi chico quiso buscar un sitio nuevo para cortarse el pelo por mi barrio, y nos decantamos por la Niña los Peines.
El sitio, de entrada ya me gustó. Moderno, amplio, con una divertida decoración y alguna que otra sorpresa. Una vitrina exponía unos cuantos juguetes sexuales muy cucos.
Nos recibió un chico muy simpático y agradable, y por la hora a la que fuimos nos atendió enseguida.
A Javi lo dejó guapísimo, pero eso sí, se lo cobró a gusto: 21’5 € el corte de caballero. Le debió echar alguna crema de caviar o polvo de hada o quién sabe…
Por el trabajo, el trato y la atención me encantaría repetir con mi pelo. Seguramente algún día me daré el capricho :)

A parte de una desenvuelta atención (la conversaciones plausibles con las chicas y con los chicos que cortan son muy fértiles en anécdotas) y una idea más que desinhibida del oficio, puedes ponerte en manos de La Niña de Los Peines con total confianza, busques lo que busques.
Para un servidor, el precio un poco injustificado: 19 € por nada en particular y, eso sí, mucho rato esperando y otro tanto frente al espejo, bajo la animada cháchara.
En un rincón: toda una sorpresa: una pequeña tienda erótica pensada para chicas con profusa información sobre gimnasia vaginal.

La niña de los peines es Ana, y ahora, todo el equipo que trabaja en la peluquería. Ella ya me cortaba el pelo cuando aún no era niña y cuando no tenía tanto peine. La seguí porque me gustó desde un principio la forma de cortar y porque apuntaba maneras: me fijo mucho en la planta del peluquero, en cómo viste, su look, su onda. Ana despuntaba y se ha notado.
La niña de los peines anda sola desde hace ya unos cuantos años. El centro está perfectamente ubicado al lado del mercado de Mossen Sorell en pleno barrio del Carmen, donde hay una fuerte competencia del sector. La niña tiene clientela fija y siempre hay quien acude a ella por recomendación. Es normal.
Te saben asesorar y no les sorprende nada. Ponles a prueba o pon tu pelo a prueba que, con el estilo que tienen, verás como no te dejan indiferente.

En muchas peluquerías tuve conversaciones como esta: «Lo quiero largo de arriba y corto de los lados.» «Uy, eso te va a quedar muy raro.» Y sin saber explicarme mejor, me sometía a sus cortes insípidos. Da igual que el peinado que quieras lo llevaran ya James Dean o Francis Scott Fiztgerald, muchas peluquerías no salen de los tres cortes masculinos que haya marcado la última edición de Gran Hermano.
Por fin encontré el refugio de las peluquerías «modernas». En Valencia posiblemente ninguna tiene más solera que La Niña los Peines. Con sus ayudantes poperas y la compañía de sus perros, la Niña encarna a la perfección el espíritu del barrio del Carmen, de cuyos habitantes más ilustres escuchas anécdotas mientras ves volar el pelo de tu cabeza. Que no te asuste su aire indolente, que es súper maja y va a querer, por encima de todo, complacerte. Ahora soy fiel a otra peluquería más cerca de casa, pero ella fue la primera en acertarme el corte. Tiene mi agradecimiento eterno.