La Crêpe

Lo mejor es su terraza, ya que te permite disfrutar de una vista privilegiada en la plaza de la Virgen. Estás en el centro del universo (si tu galaxia es la Comunidad Valenciana), y puedes ver todos los satélites de alrededor moverse y girar sin aburrirte nunca. En cuanto al servicio, amable, pero poco enterado de lo que hay. El chico no sabíà la diferencia entre un ginger ale y un cóctel, ya que le pedí uno y me dijo que sí que tenía, pero luego cuando le dije que no llevaba alcohol empezó a dudar (lo confundió con otra cosa, o le sonaba a sofisticado) y resultó que no, no había. Horchata, pues tampoco había, se les había acabado ¿no les quedaba horchata en plena plaza de la Virgen? no es un crimen, pero casi.
Tampoco lo sabía porque tuvo que hacer un viaje para avisarnos. En cuanto a lo demás, unas cartas muy requetesobadas a las que hacía falta una buena limpieza con jabón (de esas plastificadas y medio cutronas) y unas infusiones de bolsita curradas. Es decir, no eran de Mercadona (que las hay en muchos sitios ¿eh?), pero de bolsita.
Pedimos un té verde, un roiboos relax y una infusión de frutos rojos. Se equivocó en una y trajo una de hojas de menta, el pobre la cambió sin problemas, pero vamos ¡pocas mesas había servido o estaba muy espeso para un domingo tarde!
En la carta vi unas crêpes que tenían muy buena pinta, pero no teníamos hambre, así que tendremos que volver porque no fue nuestra tarde, en cuanto a peticiones denegadas. Entré al baño con mi hijo para lavarle las manos (después de haber barrido él solito toda la plaza con sus manos y rodillas, espero que el Ayuntamiento me lo agradezca) y tuve que meter la barriga para pasar por la barra. El lugar es minúsculo y da mucha sensación de desorden y algo de suciedad. Desde luego el baño no estaba limpio y el cuartucho de enfrente lleno de trastos y productos de limpieza (que indican que sí que limpian, eso es buena señal) daba un poco de pena. Mejor si lo mantienen cerradito porque al público no le interesa nada lo que hay allí dentro. Había papel y jabón, punto positivo, por eso.

De lo mejor de este sitio (comprobado en persona): la ubicación. En plena Plaza de la Virgen tiene un lugar predilecto para hacer el agosto en días como hoy, acontecimiento religiosos como la procesión de El Corpus. La plaza se llena de gente, turistas… la calle con sillas a lo largo del paseo y todos aguantando la solana, un refresco es lo que más se agradece en ese momento. En esta ocasión nos tomamos todos una coca cola y el precio estaba dentro de lo normal aún siendo un lugar en pleno centro turístico donde podrían clavarte un buen pellizco. Eso sí, no esperes tapa lógicamente.
De lo mejor del sitio (Que me comentaron pero no pude comprobar en ese momento): los crÊpes de muerte! De hecho si lees el resto de comentarios te darás cuenta que todos coinciden en lo mismo, así que no sólo lo menciono porque mi amiga María me lo haya recomendado sino porque lo indican otros Unilocalers. Aún así me queda pendiente regresar y, como buena catadora de crêpes parisina, probarlos pero en otra época del año que apetezca más que en pleno verano.
La atención, para la locura de día que era y con la calle repleta de gente, está bien. Intentan atenderte a la mayor brevedad y cobrarte igual de rápido. Quizás hay gente a la que le moleste tener que abonar su cuenta en el momento en el que le atienden. Yo comprendo perfectamente que es una locura controlar tantas meses ante acontecimientos tan grandes e, incluso yo, lo agradezco. Una vez pago me despreocupo de tener que estar al pendiente del camarero para pedirle la cuenta.

Hemos comido uno hoy de jamón y queso. La verdad es que tengo que decir que estaba bastante bien. Pero sigo pensando que seguro que tiene que haber donde los hagan mejor. Me podéis dar alguna sugerencia?

Ésta es, para mí, una de las mejores creperías que pueden encontrarse en Valencia. Vale que no soy muy exquisita y cualquier crêpe que no esté seco y tenga chocolate –a poder ser Nutella– por dentro me conforma, pero es que mezclar lo pequeñito del negocio, lo rápido y a la vista que te lo preparan y el írtelo a tomar tranquilamente en la bulliciosa plaza de la Virgen es una combinación casi mágica.
Después de todas estas bondades, si le doy una estrella de menos es precisamente porque ellos también se han dado cuenta de esa magia; y en consecuencia han hecho cambios, ligeros, pero suficientes para doler. Antes, la tienda apenas se veía, entre chiquitita y mal señalizada; de ahí que toparte de casualidad con algo tan buenísimo a tan poco precio te alegraba el día y hasta la semana. Ahora, no sólo han añadido terraza y un rótulo verde chillón que es imposible no ver, sino que han disparado sus precios hasta el punto que el crêpe simple sólo con azúcar cuesta casi 3 €.
Sin embargo, no se le puede negar que siguen haciendo unas cosas para morirse del gusto; de modo que, con unos cuantos gramos de Nutella, las penas del bolsillo cambian de amargo a dulce en sólo un mordisco.

Me gusta este sitio porque puedes vivir una experiencia creperiana al más puro estilo parisino: te hacen el crêpe en una ventanita que da a la calle y puedes deleitarte viendo como te lo preparan. Primero la puesta a punto de la plancha con la mantequilla, después como va dejando caer la masa y como, poco a poco, la va convirtiendo en esa cosa maravillosa llamada crêpe y que nos encanta. Luego, el relleno al gusto: o nutella, o mantequilla con azúcar y canela (crêpe básico pero uno de mis favoritos) o jamón y emmental. Y para el final el toque maestro, el plegado y puesta a punto para comer.
Me gusta este sitio porque te permite disfrutar en vivo de como te preparan el crêpe. Siempre lo he pedido para llevar, nunca he intentado sentarme en la plaza a tomarme ni el crêpe ni nada por miedo a morir de un sablazo. Pero no creo que te salga muy caro el hecho de comer y beber allí, los crêpes son baratitos y el plus de más que te puedan cobrar seguro que compensa el hecho de comer en la mismísima plaza de la Virgen.

Soy una persona que suele enlazar meses en los que no tengo si un solo duro. Lo justito para vivir e ir tirando, con dificultad. Por eso, durante esas temporadas prácticamente no me puedo dar ni un solo capricho.
Dichas temporadas siempre han coincidido con días en los que pasado por delate de La Crêpe en máxima actividad. Es decir, cuando mejor olía. Entonce siempre me quedaba con las ganas y nunca he podido probarla. Hasta hace poco.
La Crêpe es un sitio pequeño, en él se puede comer tranquilamente y el tamaño de la terraza es un tamaño normal. Sin embargo el sitio está pensado para coger la comida (esperemos que el Crêpe) para llevar. Y eso es lo que hice.
Me pedí un Crêpe de jamón y queso y pude ver cómo me lo hacían. Llevaba tiempo viendo cómo los hacían y es una manera hipnótica. Echan la pasta sobre un molde redondo, luego ponen lo que le pidas (yo pedí salado, dulce me empalaga sólo de verlo), después lo doblan en un triángulo perfecto, le ponen un cartoncito para que te lo puedas llevar y listo.
Riquísimo.

Este lugar pasa fácilmente desapercibido porque es un local pequeñín en medio de una vorágine de restaurantes, bares y terracitas del barrio del Carmen, pero es 100% recomendable si queréis comer algo que os llene el estómago, esté bueno y sea barato.
Hacen crepes tanto dulces como salados. Hay helados, café, zumos y batidos. También preparan paellas y pizzas de estas precocinadas que no valen ni un duro, pero que tienen bastante éxito entre los turistas.
Ponen una terracita con unas cuantas mesas en la misma Plaza de la Virgen, así que por un módico precio puedes comer en pleno centro de Valencia y disfrutar de esta maravillosa plaza.