La Cockteleria

Sólo con la foto del tiquet de este lugar ya lo dije todo de este sitio. Que te cobren 10 euros por dos copas de vino es lo más escandaloso que me han cobrado en mi vida.
Por mi pueden coger su «aperitimo» italiano y pavonearse de su supuesta barra libre de comida cuánto quieran. Jamás sus raciones llegarán a compensar el sobrepeso excesivo de una cuenta que nos dejó patidifusos.
A mí personalmente no volverán a verme el pelo por esos lares.

Lo nuestro duró… lo que dura la Estrella de barril sin mucha previsión (espero que hayáis leído esto con la tonaeta correcta).
Y es que eso fue lo primero en fallar la fatídica tarde en que se nos ocurrió visitar este lugar llamados por su maravilloso aperitivo italiano, que anunciaba un all-​you-​can-​eat, típico allí y poco frecuente en Valencia, que cada miércoles a partir de las 20.30 hacía las delicias del personal.
Pues bien, muchas de estas cosas tenían trampa. En primer lugar, la camarera ya nos avisó (y eso le honra, pero nuestra curiosidad pudo más) de que en el momento en que empezásemos a comer, cada una de nuestras bebidas vería su precio incrementado en 2 euros. Una barbarité que aguantamos por no irnos después de haber quedado adrede allí. Faltaban algunos minutos, así que pedimos una primera ronda para preparar el estómago para lo que venía… Error. Ella decidió que durante esa ronda ya habíamos comido, así que aquí comenzó el festival de los números multiplicados.
Cuando dieron y media, la turba terracera (llegamos a tiempo de coger justo la última mesa libre) se precipitó hacia la barra, a ver qué se cocía. No era gran cosa. Unas patatas especiadas y una ensaladilla realmente sabrosas pero… en fin. Algo de tortilla, mini-​sándwiches mixtos y un hojaldre que tenía encima algo tan pequeño que ni se veía. Cogimos varias tandas y seguimos bebiendo. Algunas acompañaron, como era lo suyo en un aperitivo italiano, con spritz, el vermú anaranjado típico de Venecia. La broma les costó 6 € por vaso, pero eso no era lo peor: como decía, la Estrella de barril se terminó al segundo vaso que pedí, así que las opciones se reducían a tercios de Budweiser o Alhambra especial. ¡Ay, gorriones!
También esa camarera, que al principio nos pareció atenta y amable pero cuya presencia ahora detestábamos porque cada noticia que daba era peor que la anterior, nos informó de que aparte de lo servido en barra nos traería «pizza y pasta». Pues bien, al rato –cuando ya hacía siglos que ni quedaba nada en barra ni hacían amago de preparar más– sacaron a cada mesa unos cuadraditos minúsculos de pan de pizza con tomate frito encima y, más tarde, un plato con algunos macarrones en salsa de queso. Ésta fue la cena que tuvimos para una mesa de cinco personas. Pero nuestra mandíbula chocó contra el suelo cuando salió la cuenta.
Un auténtico robo a mano armada que, a duras penas, logramos aclarar con el dueño, quien finalmente cedió a rebajarnos la falsa ronda-​cena. Dudo que vuelva, dejaré el descubrimiento del aperitivo italiano para otros lugares o, directamente, otras ciudades que no le saquen tanto jugo a la bromita.

Fabio Rocco ha sabido imprimir su carácter innovador al negocio. Precisamente mañana cumple cinco años y celebra una fiesta, con actuación de Antonio Jamás incluida, para celebrarlo. Lugar elegante a precios razonables. Destaca por su variedades de Gin Tónics y, sobre todo, por el ambiente agradable que ha sabido darle. Pasta de calidad.

No soy muy de ir a Juan Llorens, porque me pilla bastante lejos, pero mis tios viven por aquí y de vez en cuando me llevan a sitios interesantes. La Cocktelería es uno de ellos.
Recuerdo que era miércoles noche. Recuerdo que el dueño se llama Fabio, italiano de pura cepa. Como buen italiano, ha cogido este día de la semana para su aperitivo italiano, esto es, pagas la bebida y te van sacando la comida, sin parar, hasta que no puedes más pero te sabe mal dejarte nada.
Recuerdo que tenía una terraza muy maja. Recuerdo que la relación calidad — precio era muy buena, y que después de cenar, el encantador Fabio ponía música ambiente y podías pedir unos deliciosos cocktails, para hacer honor al nombre del local.
Recuerdo también que hoy es miércoles y hace mucho que no voy. Quizá si se te ocurre ir, hoy me veas por allí.

Si quieres impresionar al jefe, o a tu chati, llevales a la Cocktailería. Pero por favor… ¡no seas tan cutre de invitarles a cañas! No, no, no… este es un sitio para beber elegantemente, aunque uno mismo no lo sea. Cuando entres, y leas la carta, pensarás que estás en una de esas barras de club nocturno de las pelis americanas, y te encontrarás a punto de pedir un bloody mary o un manhattan… ¡Eso como poco! Pero no te asustes, tampoco hace falta aspirar a tanto, con un vino de la casa, o unos mojitos ramplones, quedarás bien también.
Eso sí, no esperes cenar, ¿eh? Aquí picotearás, lo que quieras y cuanto quieras, pero no saldrás saciado. Te invitarán a alguna mini-​tapa o montadito improvisado, y te darán manga ancha para que te sirvas tú mismo. Eso también te dará margen para que cojas más cantidad de la considerada políticamente correcta… ¡ejem! Que no te pueda la avaricia.
Quedas bien, y encima el precio no está mal. Pues es una buena opción, oye ¡Adelante!

La Cocktelería es un bar de copas, cócteles, vinos y cervezas que está en una esquina de Juan Llorens y que llevan unos italianos. Al ir por la calle se diferencia porque tiene una terraza en la esquina bastante amplia, y las sillas tienen unos cojines con estampado de cebra, La verdad es que son bastante cómodos y llaman mucho la atención. Nosotros siempre lo hemos llamado «los italianos», pero suponíamos que este no era su nombre real, pero hasta hoy, que me he fijado en su cartel, no sabía de su verdadero nombre.
Yo siempre he ido a tomar un vinito por la tarde, o un cóctel después de cenar. Probad el caipiroska alla fragola, es como una caipirinha pero con vodka y fresas, buenísimo. También se puede ir a cenar a este «wine bar» como se denominan ellos, e incluso tienen un menú de mediodía por 9 euros entre semana, y 11 los findes. Creo que algún día iré a probarlo porque es un local muy agradable, un poco pequeño lo que es el interior, pero con su terraza se compensa.
Los miércoles, a partir de las 20:45, hay un aperitivo italiano. El aperitivo consiste en que tú te pides una bebida, ya sea una copa de vino, una cerveza, una cocacola o un cocktail, y ellos te ponen una especie de buffet libre para que piques algo, con platos como minipizzas, montaditos, sandwiches o ensaladas. Si eres rápido y le echas morro casi que cenas ahí, y más barato ya no te puede salir. La verdad que es una idea bastante buena, y es una cosa que en Italia se hace bastante, aunque un poco más pronto, pero como this is Spain y nosotros cenamos a partir de las 10, han tenido que adaptar sus costumbres. De todas formas, si no puedes ir un miércoles, si vas a tomarte algo por la tarde siempre te van a poner algo de picar: un montadito, unas minipizzas… la verdad que aunque la copa de vino sea a 2,50, con los picoteos me han ganado.
La Cocktelería ofrece un servicio de reservas para celebrar fiestas, a partir de 20 personas te lo cierran para tu grupo, y te pueden montar una fiesta temática. La verdad es que me lo voy a pensar para mi próximo cumpleaños, pinta bastante bien…