No me preguntéis cómo –de hecho, algunos ya lo saben– pero ya van dos veces que acabo la noche en este local perdido en medio de Ausiàs March, al amparo de La Pantera Rosa y entre un par de puticlubs de referencia. Ir a la Goldens es toda una experiencia, no tengas miedo. Hay que ir, aunque sólo sea para contarlo. Y porque nunca sabremos hasta cuándo permanecerá abierta, teniendo en cuenta que el público habitual que nutre las arcas de esta discoteca podría morir de un momento a otro. Precios de entrada muy tradicionales: 10 euros para ellos; la mitad para ellas. Con copazo incluido. Chúpâté ésa, discoteca de moda. Dentro, todo un mundo de fantasía. Por momentos, llegas a dudar si no te has equivocado de puerta y estás realmente en uno de los otros clubs de la misma acera. La decoración no tiene igual. Ni año calculable de estreno. Moqueta por todo el suelo, mesas bajas con lamparitas de mosaico, sillones de caña con tapizado rojo y paredes de espejo con motivos incomprensibles de palmeras y otras cosas ¿paradisíacas? Al fondo, una pista de baile enorme con baldosas, bolas de espejos y sofás alrededor. Alguna que otra trabajadora de los negocios vecinos se pasa a veces a… saludar. Media de edad: 50 años. Vale, 58. Pero la música, contra todo pronóstico(y para mi desilusión), no es acorde con los temazos que bailarían los habituales en sus tiempos mozos. Fui al DJ a pedir grandes clásicos como La ventanita o alguna de Julio ¡y no las tenían! Al contrario, ponen Shakira, reguetón y alguna que otra sorpresa noventera como Gimme Hope Joanna o Yo quiero bailar, por ejemplo. Raphael sí lo tienen. La meca de la sordidez machucha valenciana. Entrañable y esperpéntico a partes iguales. Sólo por contarlo, hay que ir.
Raúl A.
Classificação do local: 3 Bétera, Valencia
No soy cliente de la Golden. Sólo he ido una noche en mi vida, y es problable, casi seguro diría yo, que nunca volveré. A pesar de ello, tiene público, quiero decir, que tiene su público, y gente asidua, que la hay, allí se encuentran bien y lo pasan mejor. La amiga, quiero decir, la mejor amiga de mi mejor amigo, que en realidad sólo somos conocidos, pues no tenemos en la vida otro nexo de unión, que el amigo común, es una mujer de mi edad, 35 años, que lleva años asitiendo a esta disco. De hecho, la única vez que fui, allí me la encontré. Mi mejor amigo dice que su mejor amiga, liga allí una barbaridad. Y me cuenta cosas como esta: Cheli Cheli(el apodo cariñoso que le pongo a la amiga de mi amigo) baila en la disco rodeada de hombres, y uno, de mediana edad, 50 y tantos, está justo detrás de ella… bailando y bailando y bailando, cada vez más cerca. Cheli Cheli que no es tonta, sabe que lo tiene en el bote y que en cuanto le diga«vámonos» el hombre bailarín pegado a su trasero, la cogerá en volandas y saldrán volando como Súperman y Louis Lane… Pero Cheli Cheli, que tiene un sentido del humor único y agudo, no le dice nada, le sigue ignorando e ignorando e ignorando, y el hombre de mediana edad cada vez, cada segundo, está un milímetro más cerca de ella, Cheli Cheli puede sentir su aliento en su nuca, lo notaría aún estando dormida, tullida y sin cuello, el aliento de ese hombre de mediana edad, la está poniendo nerviosa, así que se gira y le dice: «¿QUÉTECREES?, QUESOYUNAVELA, PORELAMORDEDIOS!!! DEJADESOPLARMEENLANUCA!!!»… Y el hombre dejó de bailar a su lado, y ella se alejó con sus amigas, y bailaron por otros sitios. Historias como esta suceden todos los fines de semana en la Golden y la protagonista, o una de ellas, es una cliente fija, de nombre repetido, a la cual me une el cariño y un mejor amigo en común… Palabra de Golden.
PACO C.
Classificação do local: 4 Valencia
El olor a cremas varias, colonias varias, perfumes varios, «aftershaves» varios… inunda el espacio vital de la entrada de esta mítica sala de baile destinada, principalmente, a un público de edad algo más que juvenil, un poco más avanzada. Anda que no había pasado veces por la puerta de La Golden’s, sin entrar, hasta que, una noche, en plan«riámonosunrato», un grupo de amigos decidimos entrar. Y la verdad es que no defraudó. Supongo que debe ser muy parecida al tipo de discotecas que mis padres frecuentaban cuando eran jóvenes. Hombres y mujeres de su generación son los que hoy, mayoritariamente, acuden aquí. De hecho, estando dentro, teníà la sensación de que me los podía encontrar en cualquier momento. En cualquier caso, con el plateado y el rojo predominando, tanto en la zona para sentarse y estar algo más tranquilo, como en la pista de baile con permanente presencia de gente bailando auténticos hits, estoy en condiciones de afirmar, y afirmo, que esta discoteca nunca pasará de moda.
Vicente B.
Classificação do local: 5 Valencia
Señoras y señores estamos ante una verdadera joya de otro tiempo: la Golden’s. Nadie, que se precie de salir«de marcha», debería pasar por alto este sitio mítico. Con una media de edad elevada(y lo dejo ahí) la Golden’s conserva intacto el sabor de otro tiempo; como sus parroquianos. De su decoración: lacados dorados, terciopelos rojos y un sinfín de espejos conviviendo en perfecta armonía. De la barra: copas que te acerca el camarero, bandeja en mano, hasta tu mesa(si estás en los silloncitos). Pero si eres un calavera y has decidido«mover el esqueleto», prepárate, porque la competencia va a ser dura. Y es que aquí no valen los pasos que uno se marca en cualquier discoteca; aquí «se baila» de verdad. Los temas con que se luce el «dijei» tampoco tienen desperdicio. Y es que hay un «baúl de los recuerdos» de donde echar mano y reír hasta que se desencaje la mandíbula. Y como recomendación personal, y aunque el único propósito sea el estudio antropológico, planta oreja y presta atención a la forma de ligar. Eso sí que es arte. Ve, aunque sólo sea por imaginar que subes en el Delorian en un viaje al pasado. O al futuro, quién sabe.