El Ninot Indultat

Uno de estos bares en el que los dueños no son los mismos de hace unos años. Hubo un salto en el tiempo entre cuando solía quedar a tomarme algo por esta calle con las amigas en mi época universitaria hasta que he vuelto a frecuentar sus bares de nuevo, y en ese intervalo de tiempo de repente para mí una familia de chinos son los que llevan el local.
Pero ni hay ni rastro de la comida china y lo cierto es que los platos typical spanish les salen la mar de bien. Además, su atención es muy buena, muy atentos y siempre con una sonrisa en la boca.
Sobre todo hay bocadillos, el listado es muy completo pero si te quieres salir de lo que pone en la carta también puedes. Yo de hecho me pedí un bocadillo al gusto, cogiendo un ingrediente de aquí y otro de allá. En otros lugares te miran mal cuando lo pides o directamente te dicen que no lo puedes hacer, pero en este caso me dejaron y no pusieron ninguna mala cara.
Los precios rondan los 3 euros por bocadillo pero a medio día ofrecen un menú por 7 euros. En realidad te dan a elegir entre tres opciones, todas ellas con dos platos principales, bebida, café y postre incluido.

Éste es otro de los bares-​restaurante en los que siempre me siento en las sillas de la terraza. Y eso que el interior no es excesivamente pequeño, al contrario: es un local más largo que ancho, sí, pero con unas cuantas mesas adentro, las cuales también tienen su gente. Pero a mí me gusta más la terraza. Sobre todo, aquella vez en la que un violinista se puso a tocar a lado nuestro.
Eso sí: si quieres sentarte en la terraza, tienes que acudir a unas horas en las que los estudiantes extranjeros de la cercana escuela de español (y sus profesores también, por cierto) no estén ocupándola entera en todas sus mesas.
No es un lugar excesivamente caro; de hecho, la mayor parte de las veces he ido allí a tomarme unos aguas o unas Coca-​Colas (y eso que todos sabemos que muchos sitios de hostelería hacen negocio con las bebidas).
Pero también recuerdo una vez que me acerqué a comer un delicioso sandwich vegetal, a buen precio también, sobre el cual no tuve ninguna queja… pero la amiga que venía conmigo se encontró un pelo en el suyo. Pero bueno, no deja de ser una simple anécdota porque, cuando al fin se atrevió a comérselo (el bocadillo, claro, no el pelo), no dudó tampoco en aceptar lo delicioso que estaba.
Por último, a modo de curiosidad, diré que este bar-​restaurante, a pesar de tener un nombre tan valenciano como «El ninot indultat», sus camareros no tienen precisamente nada de valencianos. Bueno, sí: las naranjas. Son chinos.

Es un pequeño bar cerca del campo de futbol de Mestalla. El bar no es nada especial. Es uno de los tantísimos regentados por orientales, pero el cocinero se lo curra mucho y la camarera es súper simpática.
Además de que los precios son muy asequibles, puedes pedir desde un bocadillo típico valenciano, como es el chivito, hasta tapas más orientales. Está buenísimo el bocadillo de crujiente de pollo con cebollino y salsa de la casa, y son espectaculares las tapas en cuanto a tamaño y calidad, como las virutas de pollo con sésamo. Amplísima variedad de platos, tapas y bocadillos y como ya he dicho, calidad y precios inmejorables.
Sólo una pega: la terraza es muy pequeña, apenas cuatro mesas y el interior del local es bastante oscuro y no hay ventilación. Todavía no se ha dado el caso de pasar por delante de esta terraza y que estuviese vacía. ¡Viva el terracismo!
En fin, la mezcla perfecta entre lo español y lo oriental.