Gorgos 25

Un sitio chulo, acogedor (falta de espacio), y camareros amables y atentos (en la medida de lo posible, cuanta más gente, más inconvenientes lógicamente). PERO es un sitio extremadamente ruidoso, es para cenas de grupos (fui Sábado noche), y era una barbaridad de jaleo, a parte de que estábamos extremadamente incómodos por el espacio, muchas personas en una mesa pequeña, codo con codo con las mesas de al lado, un mini pasillo que perjudica a los camareros. Eso fatal. Ahora mi parte favorita, la comida: los entrantes pues bien, tapas normales, bien hechas (pedimos calamares a la romana, bravas y puntilla), y el bocadillo de cenar ya no el mío, el de toda la mesa era de condimento insuficiente, mucho pan y poco relleno (poco-​nada). El mío era un serranito (bocata de jamón serrano con tomate natural, y les pedí huevo), pues. 2 lonchas de jamón llevaba, cené pan. Yo no repetiría en cenas, sinceramente. Quizás para tomar algo entre amigas estaría mejor, pero a mí no me convenció absolutamente. Cogimos el menú de 10 €, 1 tapa cada 2 personas, y barra libre de bebidas durante la cena, y por 3 € más podías añadir café y postre. En fin, aquí dejo mi reseña, los camareros geniales (como camarera no voy a pisar a mis «compañeros», a no ser que sea un maleducado)! Un saludo.

Las estrellas que tiene le hacen justicia. Siempre suelo empezar mis reseñas bromeando, haciendo rimas con el nombre del establecimiento, pero esta vez no me apetece. Teníamos prisa, queríamos comer algo rápido porque íbamos a Burríana a ver a un grupo de amigos tocar y llegabamos justos; dijimos, paramos casi al salir de Valencia, cerca de Plaza Xuquer y comemos.
Gorgos nos venía bien, sin mirar Unilocal sabíamos que iban muchos universitarios, se veía bastante lleno, menú barato de 10 euros y oye, hay muchos sitios en los que por 10 euros hemos comido de 5 estrellas, pero lamento decir que este no fue el caso. Atención de 10 por parte de la camarera, rápida y con mucha educación. Elegimos terraza porque hacía buen día.
Aquí viene el tema, ¡pelazo en mi primer plato, pelazo de tarzán y bien mezcladito!, nada de se ha caido ahora mismo, llamadme tiquismiquis pero no apetece mucho un pelete ajeno. No estaban malos los espaguetis pero ya no se los come uno igual, segundo plato unas pechugas como la pata perico traida de la mismísima fábrica de chicles Boomer y las patatas igual de cocidas que el creador del «león come gamba» de Masterchef, ¡crudas!, acompañado de una salsa 4 quesos que era nata de cocinar con ‘eau du fromage’ porque no lo notaba.
He pasado del postre porque no cabía en mi asombro, el café excelente eso sí. Luego he leído las reseñas en Unilocal y eso, batalla, para venir con los coleguis para llenar el estómago antes de una noche de fiesta por 4 duros y unas cuantas risas. No se si volveré, quizá si tengo prisa y con la seguridad eso si de que le atenderán igual de bien. Pero me importa mucho la comida, es importante para mi, y no he salido contento.

Estuve hace poco en este restaurante por un cumpleaños. El local es amplio y tiene terraza con toldito, los camareros vestían vaqueros y camisas de cuadros e iban bastante locos, quizá por ser sábado a medio día. Cuando me dijeron dónde íbamos a ir a comer, busqué el local en Unilocal y ví que por lo visto es el típico sitio de cenas universitarias de tapas+bocata+barra libre, pero por lo visto por las mañanas ofrecen un menú de unos 7 euros, y los fines de semana 9, con una buena variedad de primeros, segundos y postres. También había carteles de que preparaban comida para llevar.
El sitio está en la calle Gorgos, al lado de la Plaza Xuquer, la gasolinera de la calle Clariano (o sea, Cardenal Benlloch cuando cambia de nombre al pasar la avenida Blasco Ibáñez en dirección Alboraya) y en frente de la tienda Módulos de artículos de papelería y Bellas Artes. Los buses que te dejan más cerca son 30, 31, 71, 81, 9, 18 y 29, yo me armé un buen lio yendo desde el Cabañal y casi llegué tarde.
En primer lugar, al llegar, preguntamos por la reserva. Éramos más de 20 personas y nos repartieron entre 3 mesas al fondo del local. El sitio estaba a reventar y tardaron bastante en venir a tomar nota, luego tardaron en sacar la comida, y como guinda, como éramos los últimos en pedir del restaurante, la mayoría de platos que pedíamos se habían acabado y los tuvimos que cambiar.
Por mi parte, pedí una sopa castellana que resultó ser un bol de caldo con 2 trozos de pan. El caldo estaba bueno, pero del jamón y el huevo ni rastro. La ración de tallarines que vi me pareció mayormente escasa, y sin embargo del plato de paella podían comer 2 personas por la cantidad de arroz y carne que llevaban. El tomate relleno de ensaladilla me resultó simpático, pero me pareció poca comida tambien.
Respecto a los segundos, la musaka estaba muy rica, pero a una de las mesas tardaron hora y media en sacarles la comida. Nosotros ya estabamos terminando el postre y a ellos les estaban sacando el segundo plato.
Los postres sí que tenian bastante buena pinta. Mi panacotta estaba muy buena, y no dudo que la tarta de chocolate es imposible que esté mala.
En mi opinión, la comida entraba mejor por los ojos que por la boca. De todas formas el sitio no está mal, si se va antes de que esté hasta arriba y no se les van acabando las raciones entre que las pides y te van a servir… los camareros son majos y amables, no tengo queja, pero no creo que vuelva por aquí a menos que sea imprescindible.

El lugar esta bastante chulo para cenas en grupo y demas. Pero que pidas refrescos y te digan que la fanta naranja te la cobran aparte y la de limon no… Eso es muy cutre.
Porque no varian en precio de mercado.

Está bien para cenas de grupos, pero no vale la pena el de 15 €, con el de 12 € va bien. Las tapas y los bocatas buenos y generosos, en los dos menús hay barra libre. El de 15 € incluye postre o café (no carajillo), y copa (mistela, cazalla o pacharán… No penséis que os van a dar gintonic, ron o whisky).

Sólo he estado una vez y fue el sábado pasado para picar algo después de una súper fiesta.
Parece un sitio estupendo para grupos, para hartarse de comer y de beber por dos duros, o al menos esa fue la sensación que yo tuve en un ratito que estuve allí.
Llegamos bastante tarde y nos sentamos en la barra y enseguida nos dijeron que pidiéramos rápido para que no nos quedáramos sin comida. las tapas en la barra tenían muy buena pinta y tengo que decir que me hubiera comido un bocadillo de esos que preparan con patatas fritas incluidas de muy buena gana.

Hace poco que descubrí este sitio, extrañamente, porque ya dejé atrás la etapa de exprimir al máximo los jueves y las cenas universitarias, pero todavía sigo participando en celebraciones así con mis amigos por esta zona cercana a Blasco Ibáñez.
Me pareció uno de los locales que se ajusta a la perfección a las reuniones gastronómicas previas a una noche de fiesta intensa: comida sencilla, barata y regada con sangría y cerveza en abundancia. Sin embargo, precisamente porque se trata de un modelo de menú muy extendido, es complicado a veces encontrar un sitio que destaque, y Gorgos 25 lo hace. A mí me encantó descubrir en las tapas ese sabor estándar que tanto gusta y se echa de menos cuando falta. Quienes no tengan un paladar dado a las innovaciones, los rollitos de york, serrano y queso me parecieron tan simples como deliciosos.
Por 12 euros nos incluyeron aparte de los entrantes y la barra libre de bebida, un bocadillo, a escoger entre los clásicos, compuestos esencialmente de pechuga o lomo, y otros de mayor originalidad. Particularmente, con estos últimos me refiero a uno de paté y camembert. No me decanto usualmente por ninguno de esos dos alimentos; la otra noche quise salirme de la rutina, y no me arrepentí.

Sitio muy querido y añorado por esas inolvidables cenas con los compañeros de universidad, (les deseo lo mejor allá donde esten), que no obstante alguna vez en estos tiempos surge alguna cena socorrida entre unos cuantos en este lugar, no suele fallar siempre se puede hacer algún arreglito para una mesa de cuatro o cinco; en un jueves es más difícil.
Al estar ubicado en la zona Xúquer, cerca del Cedro o de Honduras lo hacen un sitio muy concurrido.

El precio suele ser bastante asequible, además me parece o por lo menos así era cuando ibamos, que se puede cerrar un menú con varias tapas, barra libre de cerveza y sangría, bocadillo y café.
La calidad de la comida, ya es otra cosa yo la llamo comida de batalla ni buena ni mala, simplemente quita el hambre.