El Carabasser

Lugar emblemático de benimaclet para tomar una cervezas y montaditos super originales y con ingredientes de primera calidad.
Local muy pequeño y difícil de encontrar mesa, aunque vale la pena tomarte un pinchito de pie.
De la carta de siempre todo muy bueno, en especial los postres caseros mmmmmm.
Muy recomendable. Si vais más de dos personas mejor reservar con unos días de antelación.

Llegamos a este sitio de pura casualidad. Después del cine, y buscando un sitio donde nos dieran de cenar…
Y la verdad que fenomenal, porque está en una zona dónde no solemos movernos y no conocía ningún sitio pero buscando en Unilocal vi que este tenía buenas reseñas. Y ahí que fuimos!
La verdad es que las chicas fueron super amables porque ya eran casi las once y media de un domingo, y sin embargo nos dijeron que si elegíamos rápido nos daban de cenar .
Es un sitio de tapas individuales y pinchos y también tienen algunas cosas para en el centro.
Éramos cuatro y pedimos:
— Patatas al estilo carabasser con mousse de alioli y tomate agridulce
— milhojas de calabaza con queso de cabra
Y luego, cada uno, dos/​tres tapitas individuales como yo personalmente pedí una tartaleta de huevo de codorniz con trufa y bechamel, un cuscús con frutas y crema de yogur y un montadito de tortilla de patata con sobrasada.
Estaba todo buenísimo.
La calidad precio fantástica.
Con los entrantes, dos o tres montaditos/​tapas cada uno y una cerveza. Aprox 11 euros por cabeza.
Un sitio que me ha sorprendido un montón, y al que volveré seguro porque todas las tapas y pinchos tenían una pinta espectacular. A pesar de que tenga que ir adrede hasta allí!.

Una lástima porque me habían hablado muy bien de la comida de este sitio. Nos atendieron mal y no llegamos ni a entrar. Llamé para reservar una mesa de tres y me dijeron que sólo reservaban para 4, pero que si íbamos pronto tendríamos mesa. Llegamos 5 minutos antes de abrir la cocina y para mi sorpresa nos echaron fuera de malos modos y después nos ofrecieron tres sitios en una barra estrecha cuando el bar estaba vacío!!! Al final cenamos en El Pessic muy bien. Está en la misma calle.

El Carabasser ist eines unserer Stammlokale, wenn wir in Benimaclet sind und entweder nur eine Kleinigkeit essen oder auch auf Tapas-​Basis richtig schlemmen wollen.
Man kann à la carte bestellen und aus wenigen, aber leckeren Gerichten auswählen (mein Favorit ist der Salat mit karamellisiertem Ziegenkäse und Entenschinken), oder aus der Vitrine auf dem Tresen aus den zahlreichen angebotenen Häppchen auswählen.
Da gibt es beispielsweise verschiedene Sorten Kartoffeltortilla, Quiche, gefüllte Teigtaschen (eine mit Ente ist besonders lecker), Mini-​Hamburger, Wraps… das Angebot ist Tag für Tag ein bisschen anders und bei all meinen Besuchen waren immer einige Kreationen dabei, die ich noch nicht kannte.
Besonders zu empfehlen sind die Desserts, insbesondere der Moccachino, der bislang jeden, mit dem ich im Carabasser war, begeistert hat.
Wichtig: Hier ist immer viel los und die Tische sind schnell besetzt. Wer Freitag oder Samstag hier zu Abend essen möchte, sollte auf jeden Fall reservieren. Auch unter der Woche wird es vor allem im Sommer recht schnell voll.
Anmerkung:
Bei meinem letzten Besuch waren ich und meine Mit-​Esser leider etwas enttäuscht… bleibt zu hoffen, dass es nur ein schlechter Tag war…

Como ya había dicho, he vuelto y tenía que subir la puntuación, porque a pesar de que no tenían algunas cositas de la carta, lo que hemos probado ha sido delicioso, como siempre y la auténtica sorpresa ha llegado con unos postres que te hacían la boca agua, una tarta de queso y un crumble de manzana y frutos secos que te quitaba el sentido. Aquí os dejó unas fotillos.

Espectaculares montaditos, quiches, un ajoarriero para quitar el hipo, fajita de pollo con cilantro (un poco picante :-P) brutal, no tengo palabras… como se lo curran!!!
Dan ganas de pillar uno de cada y reventar pero de placer!
Semos sus esklavos pa siempre!!!

Bueno es poco, todo lo que comes en este sitio está delicioso. Probamos algunos de los montaditos que tienen en barra, dan ganas de comer uno de cada. Mini-​hamburguesa, quiché de morcilla y manzana, atún fresco y aguacate… La verdad es que hay mucha variedad. Para beber tomé una cerveza de trigo ecológica (deliciosa). De postre Crumble de manzana y panna cotta. Cenamos dos por 32 € (súper) hay que repetir.
Respecto al sitio es bastante pequeño, agradable pero algo estrecho, tiene terraza con cinco o seis mesas.
Recomendable.

Me gusta este local, por su enclave en el juvenil y pintoresco barrio de Benimaclet, el local es agradable y me gusta la iluminación naranja tipo calabaza, sus pinchos están super ricos, rollitos de verduras, tortilla casera, y muchos más a un precio asequible, ideal para picar y tomar cañas, también hay raciones, siempre muy ambientado y con cristaleras para ver el ambiente.

Nada malo puedo decir de este restaurante de Benimaclet, solo que es mejor reservar porque siempre se pone a tope, por algo será ¿no?
La visión de sus pinchos en la barra estremece los sentidos del que osa introducirse en su interior, no te pierdas ni uno, pruébalos todos, estás riquísimos.
Aparte de los pinchos disponen de unas cuantas tapas entre las que destaco las patatas Carabasser y la fondue de calabaza con queso.
El local es pequeñito pero bien aprovechado, con zona de taburetes altos, zona de mesas bajas, terraza en la calle y un servicio rápido y eficiente.
Los postres están increibles, sobretodo el tiramisú en tarro de cristal y la pannacota.
Es un referente para mí en Benimaclet cuando me acerco por la zona a cenar.

Espero ser lo más objetivo posible. Quizás un domingo noche tras un puente no fuera el mejor momento para ir.
De entrada aparcar por la zona es una odisea y al llegar a la mesa mis hijas ya habían medio cenado. Desperdicié un sitio que vi al principio de la calle por creer que habrían más y lo pagué caro. Creía que sería más fácil, y por haber querido andar menos las vueltas que di.
Nos habían dado mesa para las diez y llegando,(ellas), puntuales ya no quedaban algunos montaditos. Nos dijeron que una vez terminados no se reponen.
Los que pedimos no estaban malos pero se sirven fríos, ni siquiera templados. Queda como más tipo repostería salada que montado de toda la vida.
El vino blanco,(producción ecológica), de la casa muy bueno calidad precio.
Recurrimos a la carta,(muy corta), y pedimos buñuelitos de bacalado y salteado de chipirones. Ambos estaban buenos, si bien el segundo por la temperatura no parecía haber sido salteado al momento y más una noche con 30 grados de temperatura. Declinamos la oferta de postre.
El servicio y la gestión nos dio la impresión de ser muy casero por lo tanto carente de la agilidad y resolución profesional.
Llevábamos tiempo queriendo ir al Carabasser y nos quedamos un poco decepcionados.

Tras un pequeño bar de pinchos y tapas se oculta en el popular barrio de Benimaclet una verdadera joya gastronómica de Valencia. Bajo la aparente sencillez de este restaurante, su dueño y chef Rubén Badía, ofrece una alquimia de sabores único, por su variedad, originalidad y delicada elaboración.
Acostumbrados a que en cualquier otro sitio por un pincho de 1,70 € sólo podamos aspirar a una rebanada de pan «con algo», en el Carabasser podemos sorprendernos con verdadera alta cocina de autor en pequeño formato. Además siempre hay gran variedad de pinchos y nunca repites por mucho que vayas.
También ofrece tapas a muy buen precio (6 o 7 euros), que más que tapas son platos que sorprenden por su elaboración, presentación y alta calidad (vamos que en cualquier restaurante por lo mismo nos cobrarían el doble).
En la misma línea destacar los postres, muy variados, todos caseros y muy originales (ver el tomate de la huerta).
Para aderezar todas estas delicias gastronómicas, una carta ajustada de vinos selectos, cervezas artesanas y nunca falta bebida ecológica.
A destacar también el servicio, amable y cercano, estás como en casa!
En fin, un lugar que se debe probar y no podrás evitar no volver.

Benimaclet es para mí ese paraíso por descubrir. Demasiada oferta, demasiado lejos. Así que perderse alguna noche por estas calles rurales es sinónimo de probar algo nuevo. Lo cierto es que íbamos un poco decolocadas: a veces, cuando hay tanto donde elegir, se te nubla la vista y acabas por no ver nada, pero una reseña de nuestro amigo Julio «Establecimiento» R. nos puso delante de las narices la estrella a la que seguir en este caso.
Llegamos a la esquina que forma el local y, a pesar de ser pronto (ni siquiera las 21), ya estaba hasta los topes. Una de las camareras nos atendió enseguida y con mucha simpatía nos indicó que podíamos escoger un barril-​mesa que hay junto a la puerta o un espacio en la barra; tanto principal como una lateral de cara a la ventana están habilitadas con taburetes para cenar de manera más informal y, al ser pintxos la gran mayoría de oferta gastronómica, no es incómodo en exceso.
Pedimos un vino y una cerveza (Mahou, ¡bien!), y nos acercamos al pequeño expositor que presenta los bocados en cuestión. Todos ellos tienen un precio de 1,70 € y, al menos este día, había unos 8 diferentes. Poco pero suficiente. Sorprende tanto el tamaño y cantidad como la variedad y originalidad de combinaciones: desde tortillas con pimiento hasta cuscús, desde morcillas con toque dulce hasta quichés. Muy interesante todo. Poco que ver con otros negocios con esta fórmula.
Con tres pintxos por cabeza estábamos saciadas y ni siquiera los diferentes postres que nos ofrecíà la pizarra-​carta de la pared pudieron con nuestra gula. Me pareció maravilloso haber cenado casero, caliente y muy rico por apenas 6 € cada una, así que lo meto directo a mis favoritos y me queda pendiente volver, con reserva por supuesto, para probar algo que vimos en la mejor carta de toda la vida: cotillear la mesa de al lado. Allí estaban devorando una enorme fondue cuyo recipiente era el propio cuerpo de una calabaza. Entonces comprendí el nombre del bar y entonces me juré volver cuanto antes.

Este sitio me sorprendió gratamente! Tienen unos montaditos buenísimos, la carta no es muy variada pero lo que tienen está muy bien hecho, es un local acogedor, es agradable de estar… por el barrio es de los mejores sitios, quizá en otros esté mejor la carta o sea más completa, pero este me parece genial incluso para ir a menudo cada semana. Lo recomiendo sin duda.

Este restaurante de tapas y pinchos no es como los q estamos acostumbrados a ver por Valencia, el dueño hace unos pinchos q ni en los mejores sitios de España, todos a 1,70 y están de vicio, no es el típico pincho de pan con algo encima, hay rollitos de pasta filo con pato y puerros o tartar de salmón con guacamole o quiches de morcilla con manzana o de verduras, hamburguesitas, tortillas de patata rellenas, también tienen tapas y los postres caseros, probar el mocaccino, tiene una muy buena selección de vinos, bueno de verdad una pasada, os recomiendo que lo probéis, no os vais a arrepentir, os lo garantizo. Yo ya he ido un montón de veces y nunca me canso porque siempre hay pinchos nuevos.
Esta en Benimaclet y aconsejo reservar si vais en fin de semana, ahora en la terraza se esta muy bien, porque el local es pequeño.

Tapas originales y excelentes en el barrio de Benimaclet!.Un local pequeño en el no es fácil encontrar mesa!, siempre tienes la opción de llevarte las tapas a casa!
Trato muy amable!

El Carabasser es otro establecimiento recomendable, ya que, aunque la carta no sea muy extensa, la calidad de sus productos es muy buena (bajo mi punto de vista).
La oferta de «montaditos» por menos de 2 € ya te invita a que no podrás pedir sólo uno, a eso le sumas una cerveza o cualquier otra bebida y tienes asegurado un buen rato.
Si piensas en ir en grupo, es bastante complicado que tengas sitio, ya que el lugar es pequeño y casi todas las veces que he ido estaba bastante lleno, pero si te apetece pegar un bocado y estás por la zona de Benimaclet, es un buen lugar para hacerlo.
Los precios están bastante bien, y el trato del personal es muy bueno.

Pillar mesa en el Carabasser es una odisea en toda regla. Tanto porque el local es pequeño, así como su terraza tiene pocas mesas, como porque tiene mucho éxito entre las personas que visitan el barrio de Benimaclet.
He ido unas cuatro veces y ninguna me ha decepcionado. Tienen una selección de tapas frías bastante buenas, quisch (o como quiera que se escriba), hamburguesitas, empanadillas, montaditos de tortilla de patatas, y otros más (aunque no muchos). Están todos muy ricos, si hay algo que reprocharle es su escasa variedad a lo largo del tiempo, siempre tienen las mismas tapas, aunque si les funciona… ¿por qué cambiarlas?.
También disponen de ensaladas y algunas tapas calientes.
Las chicas que atienden siempre son majísimas. Te reciben con una enorme sonrisa y te atienden muy bien. En la terraza se está muy tranquilo. El precio es adecuado. En general bien.

En Fallas se hace difícil encontrar sitios en Valencia donde tomar algo sin estar rodeado de petardos, humo y ruido. Anoche fuimos a cenar a El Carabasser un amigo y yo. Está en Benimaclet, algo retirado del centro y por ello más tranquilo. Me habían hablado bien de este sitio y anoche lo confirmé por mí mismo.
El trato es joven y simpático, y además las camareras son muy guapas…
Evidentemente es un restaurante de tapas y pinchos, por lo que uno no debe llegar aquí buscando el santo grial de la cocina…
Pedimos un par de pinchos para empezar (1,70 ud.):
–Timbal de morcilla con manzana (bueno).
–Quiche de setas con calabaza (buena).
A continuación un par de tapas:
–Foie (bastante bueno y acompañado de mermelada y chips).
–Calabaza rellena (al estilo de las berenjenas a la parmesana. Ni fu ni fa).
De postre:
–Brownie (bastante rico).
–Crêpe de chocolate (flojo).
Para beber:
Un par de cervezas Rosita y una botella de 3 al cuadrado que cumplió muy bien.
Las copas son normalitas y el servicio del vino es el adecuado para este tipo de restaurante. No hay que esperar grandes alardes.
Ideal para cenas informales con amigos.
Creo que me volverán a ver en breve ;)

Vais a permitirme, amig@s de Unilocal,que esta vez, en vez de sugeriros o recomendaros qué pediros o qué hacer allí, vaya a adivinar lo que va a pasar cuando entréis a El Carabasser:
Entrarás con uno@s amig@s por que las vidrieras os llamarán la atención. Entonces es cuando os daréis cuenta de que es un sitio en el cual se come a base de pinchos y te pedirás uno a ver qué tal. Os gustarán y, bueno, ya que estáis allí os quedaréis a cenar. Os pediréis unos pinchos más y unas copitas de vino de la casa, que valen 1,50 €. Y os iréis satisfechos de allí. Como debe de ser.
Para las siguientes veces, que irás con o sin tus amig@s de la primera vez, descubrirás cosas interesantísimas como su carta de vinos o que, tachan! no únicamente hay pinchos. También tienen patés, buñuelos de bacalao (recomendados) e ibéricos.
Sobre la clase de deliciosos pinchos que te puedes encontrar aquí, ahí van algunos que he probado:
–Tortilla española rellena (tostada de pan con tortilla de patatas rellena)
— Crep Vegetal (este lo probé engañado jeje)
–Rollito de ajos tiernos y pato
— Quiche de morcilla y manzana (juro que me la comí y no sólo no me transformé en nada, sino que encima la encontré buenísima)
En fin, es un sitio pequeño y acogedor que invita a ir más bien pronto, sino difícilmente vas a encontrar sitio. Eso sí, gracias a las vidrieras, no da mucha sensación de agobio.
RECOMENDACIÓN FINAL: Aquí he probado uno de los postres más deliciosos. Se trataba de una tarta de queso con nueces, pasas, miel y una salsa de no sabría deciros que encima.

Callejeando por el barrio de Benimaclet puedes encontrar un montón de bares para hacer una pequeña ruta tapeando, entre los que encontramos El Carabasser.
Es un bar pequeño pero con mucho encanto con unas cuantas mesitas para alargar el aperitivo pidiendo pinchos y tapas exclusivas, tomando un vinito o una cerveza.
La carta de vinos es bastante extensa, hay una gran variedad de pinchos bastante elaborados y está bien de precio y con la ventaja de que van cambiando la carta de pinchos, manteniendo los clásicos pero ofreciendo alguna cosa nueva…
Para los fumadores o amantes del aire fresquito tiene una buena terraza. Es recomendable reservar mesa, ya que muy pequeño y se llena en seguida.
También tienen postres y tartas caseras.

El Carabasser es un pequeño y coqueto bar del barrio de Benimaclet conocido por sus pinchos y las quichés. Sólo tiene tres o cuatro mesas con lo que convendrá reservar o llegar pronto. En verano tienen también una pequeña terraza donde se está bastante cómodo. Tienen también una barra pegada a un gran ventanal en que también puedes apoyarte mientras degustas tu pincho y ves a la gente pasar por la calle. Una de las cosas que más me gustan es que las chicas que lo llevan, además de ser encantadoras, innovan mucho en la confección de sus pinchos. Cada vez que voy me encuentro novedades que nunca me resisto a probar. Están muy buenos, son generosos y el precio es más que razonable apto para todos los bolsillos.
El otro día me enteré que junto con el Swan Club, que está justo enfrente, han llegado a un acuerdo para ofrecer cena en el Carabasser más entrada al café-​teatro en el Swan los jueves por 14 euros. Así que para esos jueves aburridos de invierno, puede ser una muy buena opción.