Dukala

Me nacionalizo marroquí por lo bien que se come en Dukala. No podriamos decir que está en una de las mejores ubicaciones de la ciudad en cuanto a localización, pero sí en una zona tranquila y justo al lado del antiguo cauce del Turia. Podríamos decir que encontrarlo sería una serendipia, no vas buscándo esto en concreto, pero lo ves y dices, oye, ¿porqué no me quedo y a ver que tal?. Si es verdad que el que va lo tiene estudiado y ya puede estar en el ombligo del mundo que no se va a perder.
Dukala es brutal, sencillo, pero exquisito. Siempre está a tope y sin reserva es complicado. Desde el cus cus, el cordero, esas lentejitas con gambas, el gazpacho, los postres brutales y ese té moruno que hace que no te quieras levantar de la silla en la comida y enlazar con la cena. El trato que ofrece Hugo, el camarero, a los clientes es inigualable y hace de la visita más agradable si cabe, transmite buen rollo y alegria, y Juan uno de los jefes es el agradecimiento en persona, siempre con un trato cercano y amable, y direis si, es su negocio, pero he visto jefes de restaurantes con muy malas pulgas.
No dudeis en pasar por esta experiencia si no lo habeis hecho ya. Yo me he convertido en asiduo y ha sido uno de los grandes aciertos que he encontrado en hostelería en Valencia.

Si no el millor, el segon millor restaurant àrab de la ciutat de València. No cal ni parlar del servei i l’atenció dels propietaris i l’equip, que és quasi tan exquisida com el menjar. Heu de tastar la pastela de pollastre, és senzillament INCREÏBLE; encara recorde el silenci que es va fer a la taula fins que el plat es va quedar buit.
Si vos oferixen les trufes de cacau i gingebre, accepteu-​les perquè les recordareu encara dies després.
El local és acollidor, sol ser prou silenciós i està en una ubicació immillorable per a fer una volteta pel barri després de sopar.
De veritat, proveu-​lo!

¡Dukala es de mis restaurantes favoritos en Valencia! La comida es exquisita, pero aún más el trato de Juan y de todo su equipo. El sitio es muy agradable, la decoración y sobre todo la luz que es algo que valoro mucho en un restaurante, el clima es perfecto. Siempre pido la ensalada marroquí y los briouats y luego me dejo aconsejar por Juan, que siempre acierta, ya sea para recomendarte el plato principal, el vino o para conversar un rato con él y descubrir lo amable y simpático que es. Seguro que querréis volver.

Hands down, one of the best all around meals I’ve ever eaten in Valencia. The delicate flavors, and portion sizes were outstanding. The service was personal and efficient. The interior is quaint and homey. The pacing of dishes served was perfect. Our favorites were the beef in special sauces and the chicken spice pie in phyllo. We were too full to have desert unfortunately. The place is only open Weds — Sat and I would suggest a reservation.

El local es excelente. El trato es encantador, dan ganas de repetir. Y la comida estupenda. Si te gusta la comida árabe tienes que probarlo y en caso de que no te guste pruebalo, cambiarás de opinión.

Walking into Dukala after many months of eating in tapas bars felt like walking into a five star luxury hotel. Truth be told, it’s a simple space, but they have made it feel elegant, with crisp white tablecloths, soft Coltrane playing in the background, low lights, and attentive smart service.
If I had to summarize this place in one word it would be couscous. It’s not that couscous is all that’s on the menu — there is far more — but the couscous, particularly the chicken couscous, is what makes this place a star. Often I find couscous monotonous — but this one, with fall-​off-​the-​bone moist chicken, plump raisins, and sweet caramelized onions, kept my mouth interested (and happy). The keftah was equally delicious — four kebabs served with couscous and a simple diced veggie salad. This place was so good that I honestly considered eating dinner there every night during our short stay in Valencia.
We ended up spending exactly 30euros on two entrees, one beer, one sparkling water, and a small dessert.

Este restaurante es una auténtica maravilla!!!
Si os gusta la comida árabe, tenéis que ir sí o sí!! estuve investigando sobre un buen restaurante árabe y encontré muy buenas críticas, de hecho leí un montón de opiniones y no encontré ni un sólo aspecto negativo y eso es porque no hay nada malo de decir de este restaurante!
El local es íntimo, no hay muchas mesas por lo que es muy agradable. Tiene decoración árabe, pero no la típica muy recargada, es más bien sobria.
Algo que yo valoro mucho es el servicio, fueron muy atentos pero sin estar encima tuyo, son muy observadores y si ven que estás charlando tranquilamente se mantienen alejados para no molestar.
Juan es el dueño, siempre está por el restaurante y es agradable no, lo siguiente! Habla con un tono muy relajado y está dispuesto a asesorar sobre platos y vinos sin ningún problema.
Nosotros optamos por dos entrantes: unos triangulitos de pasta brick relleno de queso con tapenade de olivas de ambos colores, deliciosos!!! y unas croquetas con una especia típica, y con un ligero sabor a curry. Muy suave pero sabrosa. También nos sacaron como detalle un poco de hummus y también muy muy bueno.
Luego compartimos un plato de cordero al azafrán, espectacular!!! Para empezar la cantidad más que suficiente y un sabor increíble! Lo que me gustó es que todo tiene notas árabes pero sin ser una comida pesada y muy especiada.
Acabamos tan llenos que no pedimos postre, me nos invitaron a té Moruno para redondear una cena perfecta!

Uno de los mejores restaurantes marroquíes donde he comido, sin duda.
La comida es excepcional, el trato exquisito y el precio muy equilibrado. Muy recomendable para cenas en pareja o con amigos tranquilos a los que les gusta el buen llantas con buenos vinos. No es un lugar para ir con los amigos del instituto, mas bien para disfrutarlo con una buena conversación y sabiendo que te van a tratar como se merece en una buena cena.

Para los amantes de la comida árabe, Dukala se ha convertido en lugar de peregrinación obligatoria en Valencia. Para mí se trata del mejor restaurante de la ciudad en el que poder degustar este tipo de gastronomía.
Medio escondido en una calle poco concurrida junto al barrio del Carmen (entre el Jardín Botánico y la Beneficencia), Dukkala consigue transportarte al norte de África gracias a los sabores de su corta pero exquisita carta y de un trato amable y personalizado por parte de Juan (propietario) y su equipo.
Dukkala es un local pequeño, con un salón de no más de 30 comensales y un reservado a la entrada. Su decoración es austera, sencilla pero agradable, lejos del barroquismo y los excesos de algunos negocios «typical arabic». Ni alfombras, ni jaimas, ni música de fondo ni danzas del vientre… Dukala no es un restaurante árabe, es un restaurante de comida árabe. ¡Y qué comida!
Fuimos cuatro personas el pasado fin de semana y nos dejamos aconsejar por Juan.
Un entrante (briuates de queso, 5 triángulos de pasta brik rellenos de queso y acompañados de pâté de aceitunas de dos colores. Me podría haber comido los cinco yo solo, ¡qué buenos!)
Tres platos principales para compartir:
–Cous-​cous mixto de verdura y ternera servido en bandeja grande para que te lo mezcles a tu gusto. Exquisito, supersuave, sueltecito y con un sabor delicioso.
–Tajine de pollo con aceitunas. Ración generosa, acierto asegurado
–Cordero m’hammer (asado al azafrán). Tan bueno que me dio pena compartirlo con mis acompañantes…
Un postre para compartir. 4 trufas al jengibre. Para mi gusto demasiado empalagosas. Lo más flojillo de la cena.
Vino valenciano (bien), infusión de té (muy bien), aperitivo de humus y tostaditas cortesía de la casa (siempre se agradece).
Total unos 18 euros por cabeza. Relación calidad-​precio muy interesante. Sales con la sensación de haber estado por un ratito en Túnez o Marruecos y de no haber pagado más de la cuenta (¡sin necesidad de regatear!).
¡Ah! Ni se te ocurra acudir sin reservar antes, posiblemente te quedes en la calle. Está bastante solicitado.

Si tienes un gurú que acierta siempre cuando te recomienda un nuevo sitio de comida, y te recomienda este sitio porque le ha gustado y además se llevó una muy buena impresión, ¿qué vas a hacer si no seguir nuevamente su sabio consejo y hacer que se cumpla su palabra?
Sonia siempre va por delante en todo, tiene mucho mundo, mucha curiosidad y antes que echarse atrás y quedarse con las ganas, prefiere probarlo todo y que no se lo cuenten. Yo, como confío en su buen criterio, la dejo probar y me dejó guiar después por lo que haya percibido.
Si dice japonés, vamos al mejor japonés, si dice cualquier otro, seguro que no nos decepciona, y si dice marroquí, ahora que nos hemos enganchado a los sabores de su cocina (aish, cuanto me cuesta a veces escribir de comida sin empezar a babear) pues si dice marroquí vamos a este. Y está todo buenísimo, claro, tan bueno como Sonia había dicho y tan bueno como todas esperábamos. Se puede probar todo sin miedo, apto para todos los paladares.
Eché de menos algo de decoración típica, pero es un error pensar que, porque sirvan el mismo tipo de comida, dos locales distintos van a vestirse con el mismo traje.

Un marroquí europeizado, pero muy bueno.
A mí me dio esa sensación. Tal vez, porque no hay apenas esa decoración a la que nos tienen acostumbrados estos restaurantes con tanta identidad. Y los camareros son españoles.
Te aconsejo que si vas a ir a cenar, reserves. Pero si además llevas coche, es mejor esperar a las diez de la noche y aparcar en el carril bus.
La comida, deliciosa. Riquísima la harira (sopa típica) los pinchos de kefta, cualquiera de los cuscús…Además los camareros te aconsejan muy bien si estás pidiendo demasiado o no.
En vinos no tienen muchas referencias, pero la mayoría están acertadas. También tienen vino marroquí. Probé un tinto que estaba muy bueno.
El restaurante tiene pocas mesas, por eso lo de reservar.
Buena relación calidad-​precio.

Vaya a Dukala y pida una ensalada fez, el cordero con miel, las croquetas de pollo, cualquier cous-​cous y un té y tocará el cielo. Este es, para muchos, el mejor restaurante marroquí de Valencia. Y el mérito es del cocinero, muy respetuoso, dicen los que saben, con la cocina tradicional de su tierra, y del encargado de sala y el resto de camareros, profesionales eficientes que a juzgar por su buen humor aman su trabajo.
El local tiene las paredes encaladas y decoración magrebí, aunque sin pasarse, y tienen una muy buena carta de vinos que incluye vinos marroquíes. Una advertencia final: conviene reservar mesa, especialmente los fines de semana.

Restaurante situado en Valencia, por el jardín botánico.
Cocina árabe donde poder probar distintos sabores.
Su decoración es sencilla y aseada, donde el ambiente es tranquilo con aromas exóticos.
En su carta podemos encontrar distintos platos llenos de calidad. Recomiendo las croquetas de pollo y la ensalada Fez.
El servicio fue algo lento e tomarnos nota y en servirnos, fue un pequeño fallo que encontramos.
Es imprescindible resevar mesa los fines de semana.