Aladwaq

Local pequeño y regentado por una familia, la comida estaba muy buena. Me sorprendió el «humus» de berenjena, no lo conocía. Comimos couscus de pollo, verduras y ternera. Para mí el mejor el de ternera, carne muy tierna y buen sabor.
Los panes que sacaron para los humus, estaban frescos y buenos.
Lo único aunque lo avisan es que no se puede pagar con tarjeta, aunque es aceptable y comprensible es un poco molesto, por eso no le he puesto 5 estrellas.

Una comida de amigas genial. Adoro la comida del Middle East y tenía muchas ganas de probar en este pequeño y genuino restaurante árabe. Había oído hablar muy bien de él y no nos ha defraudado. El local es sencillo, hemos pedido 5 entrantes a cual más rico. Y los segundos diferentes tajines y cuscus. Me quedo con el tajine de cordero que me chifla. Los postres hemos pedido, dulces árabes y tarta de queso. No me han entusiasmado. La calidad precio muy bien, hemos reservado por El Tenedor y hemos conseguido un descuento creo del 50% en la carta. Con bebidas y dos postres a compartir hemos pagado 54 € las 4. Que para ser fin de semana está muy bien. Te preparan comida para llevar y no sirven alcohol, asi que si quieres cerveza es SIN. puajjjj jijijiji.
Para repetir!

Muy agradable y buen servicio. La carta es un poco corta pero esta muy bien. Recomendable.

Creo que es uno de los mejores restaurantes árabes de la ciudad. Por lo menos de los que he probado. Recientemente he ido y fue como volver a hace unos años cuando por primera vez vine aquí por una recomendación de un amigo y nunca más supe llegar porque me llevaron. Al volver el otro día dije «yo aquí ya he estado» y, claro está, vino a mi mente el sabor de la exquisita pastela que comería una y mil veces. Lo bueno es que tiene menús muy bien de precio tanto para comer como para cenar, y te quedas lleno. Lo bueno de los menús es que pruebas un poco o bastante de todo, de los hummus, el tajine de carne, la pastela, y también uno postres árabes de esos que llevan miel y almendra. Un manjar.
Estoy segura de que ahora que lo he reencontrado volveré más veces!

Me encanta la comida marroquí! Además a estos precios no hay excusa para no probarla. Menú de día 11 € y de noche 12 €. Los menús incluyen: 1 entrante (a elegir entre 3) + 1 plato (a elegir entre 3) + bebida (agua mineral, refrescos,… o zumos caseros, nada con alcohol) + pan casero + dulces + infusión.
Cenamos 7 amigos así que probamos todos los entrantes y todos los platos incluidos en el menú. Lo que más nos gustó, el cuscus de verduras y el tajine de ternera. Ohhh, y los pastelitos que sirven con el té!
Para comidas/​cenas de grupo mejor reservar, el sitio es pequeño.
Y mejor ir en bici o en metro, ya que aparcar por la zona es casi imposible.
Volveremos!

Pequeño y escondido local que tiene premio para el que lo encuentre: una del deliciosa comida árabe!
Me encantan estos locales pequeños y familiares, en el que apenas hay mesas, lo que supone un ambiente íntimo y un buen servicio.
Se puede comer a la carta o de menú, os recomiendo el menú, tiene los plartos más importantes de la carta y a un precio inmejorable: 10 € para comer, 11 € para cenar.
De primero probamos el hummus y la ensalada con queso de cabra, ambos entrantes muy buenos, el hummus suave pero rico y la ensalada fresca y recién hecha.
De segundo pedí cous cous de ternera con verduras, el couc cous más casero que he comido nunca! Hecho. Como si fuera cocido: con carrera, garbanzos, patata y zanahoria y acompañado de caldo para hidratar el cous cous al gusto.
Los postres hiper dulces como viene siendo costumbre.
Volveré a seguir probando platos. Mi recomendación: si no te gustan los abarrotamientos ve de lunes a jueves, no hay mucha gente estarás solo como estuve yo un martes noche!

Me ha encantado!, el sitio es bastante pequeño pero muy acogedor, el servicio es fantástico y se nota que es un negocio familiar, en el mimo con el que hacen las cosas.
Se puede pedir de carta y de menú, el menú de mediodía cuesta once euros iva incluido, y el de noche vale doce, incluye tres primeros a elegir uno, dos segundos a elegir uno, tes con pastas y bebida sin alcohol, en nuestro caso pedimos humus, una sopa deliciosa de garbanzos y lentejas de la que no me acuerdo el nombre, y dos tayin que estaban deliciosos, todo súper casero.
Nos ha gustado tanto, que queremos volver a probar toda la carta. Totalmente recomendado.

Sitio muy acogedor. La comida es casera y el ambiente muy agradable. Todavia no he probado nada que no me guste. Os recomiendo el cous-​cous completo. En el ramadán no abren al mediodía y las cervezas que tienen son sin alcohol.
Importante: NO aceptan tarjetas de crédito.
Se puede reservar.

Íbamos con idea fija de cenar marroquí pero resultó que al que nos dirigíamos en un principio nos dijo que de noche y sin reserva nanai del Magreb. De repente recordé que, a apenas una vuelta de calle, en esta misma zona había otro restaurante de origen idéntico que Raquel A me recomendó en su día y nunca tuve la oportunidad de llegar a probar. Lo encontramos abierto y vacío, sólo una pareja de pijos apuraba sus platos en una mesa pequeña y, en el otro extremo –tampoco es que sea enorme-​, el cabeza de esta familia terminaba también su guiso.
La carta, con lo mismo de siempre: tajines, cuscús, humus y compañía. ¿La diferencia? El trato. En un principio nos tomó nota la chica joven –entiendo que la hija, porque aquí es todo puramente familiar– pero cada plato nos los sirvió Fátima, que es tan dulce como los riquísimos pastelitos caseros que acompañan al té que cierra el banquete.
El precio también muy ajustado, nunca antes conocí un restaurante donde el menú nocturno valiera únicamente 1 € más que el de mediodía. 12 y 11 €, respectivamente, con bebida, pan y té incluidos.
Como entrantes pedimos un sofrito de berenjena muy parecido al pisto manchego, que se llama zaaluk, y unos rollitos de ternera y verdura típicos de Argelia (burek). Los principales fueron potentes y riquísimos: el cuscús, con muslo de pollo entero y esa mezcla de cebolla dulce con pasas, servido seco y –un detalle que me encanta– el caldo aparte en una salsera para añadir al gusto, con un toque picante, ¡echadle, echadle!
Ella entendió que lo que queríamos era probar las dos de todo, así que directamente nos fue sirviendo los platos al centro y dejaba espacio entre uno y otro, todo el rato atenta. Otra cosa que me encanta en el servicio de un restaurante, aunque parezca incomprensible, es que los platos tarden; por la sencilla razón de que, además, ves perfectamente a través de la puerta abierta de la cocina doméstica que si están llevando su tiempo es porque se están preparando al momento. Después, el increíble sabor casero hace el resto.
Para terminar, un té, servido en el conjunto de vajilla tradicional, y –cuidado– a 200 grados. Mientras, puedes probar los dos tipos de pastitas caseras: la de cacahuete está espectacular. He de decir que también el té me gustó muchísimo, porque otros que había probado en distintos restaurantes me resultaban demasiado herbales –vamos, que casi me trago entera la hoja esa de menta y se me abren eternamente los bronquios.
Por poner alguna pega: la decoración y limpieza es perfecta pero les falta un poquito de música para ambientar y ¡respeto absoluto al Corán: no sirven ni cerveza! ¿Cómo combatir esto? Pues con la rica limonada de uva que preparan.

Si te gusta la comida árabe de verdad, este es tu sitio.
Es un sitio pequeñito, acogedor y familiar, que hace esquina en la calle La Nau, en pleno centro de Valencia, todo decorado y ambientado como un típico restaurante marroquí.
Además de los platos de la carta, a medio día tienen un menú a 11 €, y sales realmente hasta arriba de comida!
Los platos están riquísimos. cuscús de varios tipos, tayin, muttabal, hummus, harira, falafel, etc. Y para terminar, un té y unos dulces árabes exquisitos.
Como pega, he de decir que útimamente he visto un poco más pobre la atención y el servicio, a veces menos número de unidades, equívocos al traer la comida, fallos con el precio. Pero bueno, tienen mi voto de confianza, su comida lo merece!
Para repetir!

Sí, pues bien bueno que está este marroquí que hace esquina y está algo oculto entre las calles de detrás del Corte Inglés y el conocido Parterre donde antaño ponían los puestecitos Hippies.
Este pequeño local regentado por una pareja autóctona (de Marruecos, digo), llevan unos cuantos años peleando por hacerse un hueco y preparando platos típicos de su región de muy buena calidad y a buen precio.
Yo he estado dos veces, hace un tiempo, eso sí; a mediodía y por la noche, y las dos veces he salido bien contento del lugar. Además de que el trato de la pareja siempre ha sido excepcional.
Al medio día tienes un menú por 9 euros y luego puedes pedir a la carta. Tajine, cous-​cous, plato de cuchara como una sopa de cuyo nombre ahora no logro acordarme, o postres y pastas súper buenos para el punto y final.
Hace poco he pasado por allí y me he acordado de que ya va siendo hora de hacerles nuevamente una visita. Ahora, también ofrecen comida para llevar.
Exquisito y a muy buen precio.

Ir ahí para mí es como si tuviera una tía de marruecos y tal día me ha invitado a comer en su casa…
Al menos es la sensación que te trasmite cada bocado de lo que sea que comas en este pequeño, acogedor y muy pero muuuuy familiar rinconcito marroquí ya que es comida autentica y casera…
Todo está buenísimo, el Taboulé, el Cous-​cous, los Tahines… los pequeños postrecillos que tienen, el té que te sirven y te dicen como tomártelo, pa regalarse oiga!
Eso si, ni se te ocurra ir con intenciones de tomar vino o cerveza… a menos que ésta sea sin alcohol; pues es un restaurante 100% Halal.