Esta droguería y perfumería está ahí, enfrente del mercado central, nada más ni nada menos que desde 1839, tal y como dice el cartel de la entrada. Venden todo tipo de productos de limpieza del hogar, limpieza de zapatos, escobas, jabones, cremas corporales, champús, tintes, etc. Aquí se pueden comprar también las emblemáticas pastillas de jabón de lagarto que tan bien me han venido a la hora de viajar, ya que limpian profundamente y pesan poco. Pero lo más sorprendente de esta tienda tan antigua son la infinidad de botes de plástico que tienen llenos de esencias de aceite. Son hechos por ellos mismos, por ello no tiene la típica etiqueta de laboratorio que hay en otros lugares. Aceite de jojoba, de rosa de mosqueta, azahar, etc. todo un elenco de de productos utilizados sobre todo en la cosmética natural. Otro de los botes de plástico contienen colorantes artesanales que añadidos al jabón ayudarán a mantener el color de la ropa y que no parezca tan desgastada.