Ateneo Mercantil

¿Cómo se me ha pasado por alto este emblemático lugar de nuestra ciudad? ay, ya voy, ya voy. Hacía tiempo que no iba, pero este lugar no deja de sorprenderme. Mantiene su sabor a cafetería cultural de los 50. Es fácil pensar que has atravesado un túnel del tiempo cuando te sientas en sus mesas y pides un café, y conserva ese sabor único a lugar que igual sirve de punto de encuentro, de reuniones de trabajo, de citas, de comidas de parejas de la edad de mi madre o de parada técnica durante una jornada de compras.
El lugar es oscuro pero tiene mucho encanto, y hacen actividades y saraos todas las semanas. Por las noches su escenario se llena de monologuistas, músicos de jazz y propuestas variadas, si echas un ojo a su cartelera verás que no hay lugar al aburrimiento entre sus paredes. Los baños están limpísimos (siempre que yo he ido), el wifi funciona que da gusto, las mesas son un poco bajitas y pequeñas, eso sí, pero el café está bueno ¡y hay azúcar moreno! ay, sí, soy una enferma. En cuanto al servicio es amable y eficiente, las chicas jamás me han mirado mal por estar una mañana entera trabajando allí, e incluso he llegado a cambiarme de mesa para cargar el ordenador en uno de sus enchufes de la pared. Viva el Ateneo por permitir que la cultura esté más cerca de los valencianos y ser lugar de acogida de inauguraciones de múltiples eventos temporales de la ciudad.

El pasado domingo por motivos de trabajo estuvimos en el Ateneo, siempre había pasado por la puerta preguntándome que habría dentro, como sería, y me encantó. Es como entrar en otra época, pero con toques contemporáneos. Se respiraba un aire diferente. Estuvimos en un salón en el piso 6, los camareros muy amables y entre ellos se respiraba un buen rollo impresionante, cosa que desgraciadamente no es muy habitual. Lastima que sólo sea para socios porque no me importaría tomarme un cocktail en la terraza con Valencia a mis pies.

Cada año por reyes tengo un amigo que es socio del ateneo y. todos los años nos invita ala cabalgata. Llevo a mis dos nenas y a una sobrina., vamos a que vean los reyes. Primero hacen actividades divertidas para ellos se lo pasan genial. Luego salen los 3 reyes magos y reparten los regalos que han reservado para ellos. Mis hijas y mi sobrina salen excitada es poco porque entre las actividades que les hacen y los reyes imaginaros. A mi me gusta mucho ir pero la verdad que si no es por mi amigo no podría llevar a mis nenas porque no me lo puedo permitir. Pero es un centro que tiene de todo y muy completo.

El Ateneo Mercantil, como todo el mundo sabe, es un club privado pero en el que sus puertas siempre están abiertas para albergar cualquier tipo de acto, la mayoría de ellos relacionados con el mundo de la cultura. También organizan cursos, exposiciones, obras de teatro… el programa es extenso, pero en la web (muy en línea de lo que es el ateneo) está todo diseccionado.
Yo he podido asistir un par de veces a conciertos en su salón de actos, que responde a todos los tópicos de un salón de actos tradicional: butacas tapizadas de rojo, suelo de madera, grandes cortinas y, por supuesto, olorcillo a humedad. Como yo soy un poco cotilla me pasee, lo que me dejaron, por el resto de las instalaciones. Mucho mármol y mucha madera, lo que le da cierto aire rancio pero no nada que no nos podamos imaginar desde fuera. El salón que da a la plaza del Ayuntamiento, el que está justo al lado del salón de actos, es bastante impresionante. Recomiendo, si os dejan, meter la cabeza en él.
En el Ateneo tienen más servicios como biblioteca, hemeroteca, sala de fiestas, peluquería, sala de billares… supongo que su uso está restringido para socios, aunque creo que en el caso de la biblioteca y hemeroteca son más flexibles y está disponible para todos.

Aquí estuve hace poco presenciando la gran actuación de uno de mis monologuistas favoritos.
Es una sala grande, con asientos tapizados de un hermoso color rojo, y con una parte de arriba también (balcón). Al entrar por la puerta principal, no se llega directamente al teatro, sino que se trata de un edificio con más departamentos, y el teatro es uno más, ubicado en una sala del primer piso.
Pero eso sí: peligro de perderte no tienes. Los empleados encargados de recibir a los clientes me dedicaron una atención y una amabilidad increíbles, con una sonrisa siempre en el rostro, y gracias a sus acertadas indicaciones logré encontrar perfectamente el lugar donde estaba la sala teatral.
Más tarde, al terminar la función y salir de la sala, los encargados de ésta me señalaron también, con la misma amabilidad y simpatía, dónde estaban los baños (que, por cierto, no están mal, pero me los esperaba menos austeros en decoración en un sitio así).
Y por supuesto, cómo olvidarme: la taquillera que me vendió las entradas también fue un cielo con su alegría y su familiaridad.
En resumen, lo que en el escenario se represente podrá gustarte o no; pero, ante todo, ten por seguro que, al menos, buena atención sí vas a recibir.