Es un restaurante que destaca únicamente por su buen gusto en la decoración La comida nada fuera de lo normal El personal a pesar de ser muy amable, no conseguía dar abasto sirviendo mesas. En la zona que estábamos habla un camarero para 7 mesas
Jose María N.
Classificação do local: 4 Sevilla
Local de moda en el centro de Sevilla en calle Harinas, muy amplio y con una decoración exquisita, como la cocina, rústica y diseño. Fuimos un grupo de 7 personas y como entrantes pedimos una pizza a la piedra, una parrillada de verdura, ensaladilla y papas bravas. De todo lo que menos me decía era la parrillada de verdura, no es que estuviera mala dios me libre. La pizza estaba espectacular, la pedimos por recomendación del camarero pero creo que con cualquiera hubiésemos acertado. Las ensaladillas y papas bravas, más estas últimas, aunque sean de las tradicionales merece la pena probarlas. Después cada uno pedimos un plato por persona. Yo me decanté por el pulpo asado con anticucho, causa limeña y ensaladada de lentejas, no me arrepiento de la decisión y es más me alegro. El pulpo estaba en su punto y la mezcla de sabores me pareció espectacular. Se pidieron otros platos como la pluma ibérica, carrillada, lubina y la burguer. Todo tenía muy buena pinta, pero pude probar la pluma de cerdo ibérico y para mi gusto muy recomendable. Creo que hecha al horno de leña. Creo que pedir cualquier carne debe de ser un acierto, porque el producto tiene muy buena calidad. Pasando a los postres pedimos un variado de los que estaban en carta y uno fuera, no sabría cual aconsejar… estaban todos muy buenos pero si eres un adicto al dulce ni te lo pienses y opta por el panqueque de dulce de leche. El que estaba fuera de carta era el más ligero que era mezcla de fresas y un zumo. No se me puede escapar, ofrece una amplia carta de vinos(tinto, rosados, espumosos y postres) y algún que otro cóctel. Después de todo lo que se comió, me quedé con las ganas de probar muchas cosas(arroz cremoso de alcachofas o la empanadilla de carne…) por lo que prometo una vuelta, eso sí siempre con reserva porque al estar de moda es difícil coger mesa salvo que vayas un día atípico.
Augusto G.
Classificação do local: 4 Sevilla
Sí, Pablo Baruc lo ha vuelto a lograr, este joven arquitecto sevillano es el que está detrás de esta maravilla de local y por supuesto de su interiorismo y decoración. Sólo por esto último ya merece la pena ir. Si a eso le sumamos su excelente carta, se convierte en una visita obligada. Por cierto, al entrar o al iros os recomiendo que os deis una vuelta por todo el local para embeberse de todos los detalles, que son muchos. Le había echado el ojo desde que le estaban dando los últimos retoques. Es una apuesta segura, en su carta su cocina se define como«rústica» y es verdad que tiene un toque así. Una parte de la carta reza«Del Horno de Leña», en la que te ofrecen pizzas, foccacias y algún plato más. Menú: Pedimos(y acertamos plenamente) lo siguiente: — Ceviche de calamar: Muy, pero que muy rico. No os voy a decir que sea el mejor que he haya probado en mi vida, pero me ha encantado. La calabaza asada y las pepitas de granada le dan un toque fantástico. — Nems vietnamitas: En serio, si vais tenéis que pedirlos. El plato consiste en un salmonete de roca frito dentro de una hoja de lechuga, con cilantro y granada. Por supuesto debes rociarlo con salsa hoisin, envolverlo y a comer. El camarero los definió como«un burrito de lechuga iceberg». — Creps de espinacas: Este plato venía directamente del horno de leña. Estaba muy rico, quizás la única pega que le pongo es que la cantidad de nuez moscada y pimienta minimizaban el sabor del plato. — Molleja de ternera: Nunca la había probado, pero sé que volveré a hacerlo. Iba acompañada de un puré delicioso y una salsa magnífica. Eso sí, en este plato la relación cantidad/precio no está bien ajustada. Aunque la calidad del plato es excelsa. Como bien ha apuntado Javier G. el servicio es fabuloso, atento y muy numeroso. En nuestro caso, Pablo nos atendió fantásticamente bien. El precio lo vi en general equilibrado. Como apunte comentaros que la sobremesa fue muy amena, ya que en la mesa de al lado estaba comiendo el cocinero de Plato Plató. Mantuvimos una interesante charla sobre los locales más punteros de Sevilla a día de hoy y destripamos un poco la carta de Torres y García. Da gusto charlar con personas como él, un apasionado de la cocina y del comer. Buon Appetito.
Pablo Galavís R.
Classificação do local: 3 Sevilla
Bueno. Norma, OK. Me desilusionó un poco este sitio. Tenía unas expectativas grandes puestas en Torres y García, me ilusionaba ver un nuevo local del grupo de Ovejas Negras y seguí el proceso de remodelación del local con interés. Pero al ir, bah, he tenido experiencias mejores. Podría decir sin temor a equivocarme que es uno de los peores del grupo. No me ofrece nada nuevo. Nada que me impacte ni que me llame la atención. Una carta que tiene más de lo mismo y donde la calidad sin ser mala –ni mucho menos– no llega a unos estándares de sobresaliente. Lo mejor que tiene es el local. Una decoración muy cuidada –como en casi todos los del grupo– y sobre todo, que es muy amplio. Es algo de lo que pecan Ovejas Negras o La Chunga, por ejemplo, pero que aquí se convierte en su principal virtud. La fama hace que esté lleno casi siempre, pero no tienes que esperar colas prohibitivas. El servicio es también un punto a su favor. Profesional, atento, rápido y eficaz. No se le puede exigir nada más. En cuanto a la comida, ahí veo que flojea. Siendo un bar, esto es algo bastante perjudicial. La carta es lo suficientemente extensa como para que algo te entre por los ojos. Pero a no ser que vayas con mucha gente, es difícil probar varias cosas. Los precios son demasiado elevados para las tapas, y su tamaño es pequeño. De lo que probé, poco que destacar, casi ni recuerdo los platos. En definitiva, no es un mal sitio para tapear con amigos. Pero no esperes tampoco gran cosa, al menos en mi humilde opinión, claro.
Javier G.
Classificação do local: 5 Sevilla
Un sitio muy curioso en pleno centro de Sevilla. Nada mas entrar observas que es un local grande y más para la zona en donde se encuentra, pero si profundizamos un poco más, vemos que es algo mayor de lo que creíamos. Todo el local está decorado en un estilo minimalista o en bruto, todo a base de materia prima sin apenas pulir, todo a base de madera y acero, la verdad es que queda muy bien. Todo el local en si evoca a un restaurante más caro de lo que en realidad es, lo cual le da otro punto a su favor, y si a eso le añadimos la calidad de la comida y el servicio rápido y efectivo, hacen del conjunto un cinco estrellas para mí gusto, por lo menos a día de hoy. La comida estaba toda muy buena, por lo menos la que tuve ocasión de probar. El entrecot de buey estaba espectacular, si es verdad que es algo pequeño para el precio que tiene, pero me mereció la pena. Y no os vayáis sin probar las papas bravas, se nota que tienen su tiempo de elaboración, riquísimas. El personal es muy atento y rápido, hay muchos camareros, por lo que siempre están atentos del cliente para lo que les haga falta, en general tiene mucho personal en todos los puestos, por lo que todo funciona a la perfección. Es un restaurante con todas las letras.