Me encantan los sitios en los que no te ponen la típica tapa simplemente de acompañamiento sino que son tapas con las que puedes almorzar perfectamente. Y la Almazara es así, que pides un solomillito, pues te lo ponen con sus patatitas panaderas de base y en un plato en condiciones no ahí dos trocillos pequeños en un plato de postre. Lo mismo pasa con cualquier cosa que pidas, así que con dos o tres te quedas lleno y encima has probado variedad y calidad. Porque la comida de esta taberna ni son las típicas tapas de diseño con mucha floritura pero poco contenido ni son las tapas de tasca que te ponen medio kilo de algo muy poco elaborado. Son el punto medio ese que dicen que es la virtud. Sirven tapas y platos bonitos, que hacen que te entre más hambre de la que tenías pero no necesitas preguntarle al camarero qué lleva ni están deconstruídas ni nada por el estilo. Además te rascas el bolsillo lo normal, por unos diez o quince euros por cabeza comes hasta reventar y bebes lo que necesites así que tanto para ir en familia como para cenar en pareja es una buena opción.