Shoarma

Local auténtico. No me gustan los sitios donde obligan a la gente a disfrazarse de pintamonas. El propietario es un señor sieso, que cumple bien el dicho de «camarero malaje cocina buena» esta a lo que tiene que estar, y la comida es buena y abundante. La cerveza en vasos enormes son estupendas. El local no engaña, es un sitio «de toda la vida». Para pijadas y platitos decorados para Instagram cruzas la calle y los tienes a patadas.
He leído otra reseña que se quejaba de que era caro. No es caro, pero tampoco barato. Y para comer comida rápida, de lo barato no me fío. Me pareció un precio justo y la comida muy buena. No le pido mas a un menú de ¹⁰⁄₁₂ euros por persona.

Fui a este local pensando que sería una cosa increíble y encima con shoarmas de cordero, con lo que me gusta el cordero… pero me llevé una desilusión. Para empezar pensé que los trabajadores serían judíos o al menos árabes, cual fue mi sorpresa que, al llamar para pedir y recoger en el local, me atendió un tipo que parecía más una persona sacada de la serie «Maquinavaja»; posteriormente pensé «bueno, será alguna persona contratada» pero por lo visto no es así.
Cuando llegué al local, reconozco que es un sitio pequeño, donde prácticamente o comes en la barra o te sientas en unos banquitos incómodos, bajitos y escasos, pero más sucio imposible, que daba cosa hasta poner las manos en la barra, el propietario atendiendo mal y con malas pintas y los shoarmas… Reconozco que grandes son y te quedas aliento cuando te lo terminas, pero más secos que una mojama, sin salsa de yogurt (solo tienen picante, pepenillos, salsa rosa y alí olí…¿Qué tipo de shoarma es ese?) y las papas fritas con queso ni que hablar… las pedí pensando que me pondrían lonchas de queso en plan algo molón y eran dos lonchas de queso del mercadona y ea! a gratinar!
Ni que decir que el precio era carísimo… 7 € por un shoarma de cordero? 7 €??
Lo siento, pero he probado shoarmas mejores por la costa malagueña, de mejor calidad en el cordero, con mejor atención al cliente, limpios y más baratos, por lo que mucho tiene que cambiar este local para que vuelva a repetir… y encima para aparcar, puedes morir en el intento.

Shoarma… Que rico que esta!!! El de cordero y pollo son los que pido con sus salsas para que te mezcles como quieras. El local, la impresión que da no es poner algo tan rico, jajajaja la primera vez que fui lo puse todo perdido por eso aconsejo sentarse en una mesita. A mi gusto un diez si quieres algo diferente y los materiales autenticos, el cordero es cordero cordero nada de cosas raras.

What a gem! In an off-​the-​beaten-​path-​portion of Sevilla with a great music selection. Simple menu packed with flavor! The bar and food prep area are all open. And, VERY clean.
The chicken and the lamb shaormas were unique. The meat was finely diced. At first I thought it would be dry. But, they were not. Went perfectly with a glass of red wine.
I was kind of hoping that they had hummus. They do not. And, my girl and I like our Shawarma sandos with lots of veggies, pickles and some Tzatziki sauce. These don’t have those elements. Delicious nonetheless!
By the way, it says Kosher on the Unilocal profile. They are not Kosher. They will put cheese with your meat (ie not Kosher) among other things. Just in case that is important to you. I don’t eat Kosher Asa rule so I didn’t mind!
Super nice service. I will definitely land here again! I want to try their falafel sando!

Siempre me estoy quejando de que por Triana no hay sitios con «comidas raras» como un kebab, un griego, un hindú…
Todos sabemos que a veces nos ponemos a hablar y se nos pasa el tiempo volando, justo lo que me pasó ayer. Cuando mi pareja y yo nos dimos cuenta eran las doce de la noche y no habíamos cenado!
Donde vamos? Podríamos decantarnos por algún bar normal de tapas que de l casualidad que cierre un pelín mas tarde que el resto… pero para que engañarnos, yo tenía antojo de comida rara.
Hace poco me enteré de la existencia de este lugar, así que dispuesta a conocer algo nuevo y diferente, convencí a mi pareja para que fuéramos. Un lugar curioso, pequeño y con un clima cálido.
Cuando pedimos nuestros shoarmas, el camarero notaría nuestra inexperiencia que nos explicó en que se basaban las cuatro salsas que podíamos/​debíamos echarle. Cuando llegaron los shoarmas, recién salidos de la cocina, el camarero amablemente, tomó mi shoarma y me lo preparó (si, es que mi cara de: ¿Pero esto como se coge? no tendría precio).
Ni siquiera pude terminarmelo, y eso que estaba buenísimo. pero que empacho mas grande! Esta mañana al levantarme todavía me pesaba la barriga!

Shoarma=hambre a horas intempestivas
Lo conocí con el que ahora es el padre de mis hijos, cuando salíamos a pasear y te daban horas intempestivas (en la que las cocinas normales de cualquier bar o restaurante te dicen caliente nada, lo de la vitrina…) y te entraba la hambruna. Siempre por Triana se te venia a la mente el Shoarma.
Mis historias, todas buenas en las madrugadas que he vivido allí. Se come bien. El bar es un poco cutre, pero tiene su explicación, este tipo de comida suelta mucha pringue y siempre parece que está sucio. Pero no veas lo rico que está el pan de pita abierto como un cucurucho relleno de lechuga y según pidas carne, cordero, pollo y/​o con queso ¡mmmm!!!, La cuestión es que te lo ponen a rebosar, a mi me pasa que a veces tengo mas carne en el plato que en el pan! O incluso en el suelo.
La historia más divertida es la de Dani, mi marido. La primera vez que fue con sus amigos, alguno veterano, llegaron y pidieron cada uno su Shoarma, algunos de carne, otros de pollo, o carne y queso, etc. Y al salir la comida te plantan en la mesa una bandejita con 4 salsas, roja, amarilla, blanca y rosa (luego cuento de que son cada una).
Miguel le dice a Dani, la roja es la mas flojita!!!, Dani va y se carga su Shorma de carne y queso de salsa roja, bocado y ni te cuento más, como picaba aquello. Ocho vasos de agua se tuvo que tomar, y todavía aún, recuerda el picante de ese día.
Las Salsas, roja una salsa picante donde las haya, la blanca una salsa alioli muy suave, la rosa la típica de ketchups y mayonesa, y la salsa amarilla de mostaza (la que más me gusta).
El precio, muy bien.

Madre mía, qué hambre me entra cuando pienso en «El Shoarma», que es como conozco de siempre al Bar Jerusalén. Un local muy pequeñito que suele estar «hasta la bola».
Tiene un par de mesas bajitas con banquitos bajitos, no muy cómodas, la verdad, por lo menos para tíos grandotes y fuertecitos como yo (alguna vez he dicho que no soy muy amigo de los eufemismos, pero tratándose de mi persona voy a hacer una excepción… je, je, je), así que cada vez que voy «mato» por la esquina de la barra que está entrando a la izquierda, sitio estratégico donde los haya.
La gente de la barra (creo que los 3 son socios) me da un buen rollo impresionante. Yo creo que son hermanos. Son dos chicos y una chica que, cada uno en su estilo, pues eso, me transmiten muy buen rollo.
El aspecto cutrecillo y descuidado es parte de su encanto. Es un bar anclado en finales de los 80, cuando no éramos tan exigentes. Lo que importa aquí realmente es la comida.
No conozco un sólo sitio en Sevilla donde sirvan este tipo de shoarmas de carne de cerdo, de pollo o de cordero tan ricos y sabrosos. El género es de primera, todo mezcladito con su lechuguita fresca cortada muy finita y sus cuatro salsitas al gusto.
Te los puedes pedir en el plato (te ponen la carne y la lechuga extendida en una fuente alargada y el pan aparte) o al estilo tradicional, todo dentro de un pan envuelto en una servilleta para que no rebose la carne… misión casi imposible. Y si eres vegetariano, tienen uno muy rico a base de queso holandés y lechuga.
Si eres delicadito de estómago cuidado con las salsita roja. A mí me encanta, pero pica «tela».
Hoy ya no me da tiempo, pero mañana ceno shoarma. ¡Fijo!