Rafael Ruíz

Sitio recomendable. De precio no es barato pero si quieres comer con calidad es necesario pagarlo.
Recomiendo el tar tar de atún, las papas aliñadas, el gallo, patatas bravas y las carnes.
El servicio perfecto en rapidez y amabilidad. Comedor pequeño, acogedor y con cierto encanto.
Mejor ir cuando no está lleno, pero es difícil.

Nos ha gustado mucho este bar de tapas en Sevilla, dinde el trato al cliente es amable y cercano y la cocina sencilla pero sabrosa y muy bien preparada.
Recomiendo las carrilleras en salsa y sus desayunos con vienas, tomate y jamón.

Loved the food and the ambiance of the place!

Lo mejor de este sitio al que he venido dos veces, sin duda es la atención al público. La camarera nos advirtió de una mesa que en unas horas estaría al sol y nos cambiamos, y en una comida cuyo precio iba al peso, nos lo vino a decir, sin preguntarle nosotros, momentos antes de cocinarlo. La comida muy bien, los chipirones frescos y tiernos y con muy buen sabor. La carrillada tierna. La musaka de berenjena dice mi acompañante que muy buena, el salmorejo demasiado espeso para su gusto pero bueno. De precio algo caro, las tapas entre dos y tres euros sin ser especialmente grandes, aunque tampoco pequeñas. Volveré.

Buscando un bar por la zona en la que tomar una tapa de pescado acabé aquí, tiene una amplia terraza pero el frío de la noche hizo que prefiriera sentarme en una de las mesas altas de las que disponen dentro.
Tras echarle un ojo a la carta me decidí por los saquitos de roquefort y nueces y el bacalao confitado. Las tapas me parecieron muy escasas y eso que ya estoy acostumbrada a platos de cantidades ínfimas. El bacalao destacaba por su pequeño tamaño no así por su sabor, los saquitos si me gustaron bastante pero la guarnición en ambos casos era la misma, una ensalada típica, y no casaban muy bien con los platos.
La atención de los camareros fue correcta pero como he comentado me parece un poco caro, servicio de pan para dos personas 1’50, y aun comiendo dos tapas me quedé con la misma hambre con la que llegué.

Casa Rafael Ruiz era uno de mis bares habituales de la zona donde vivo pero tras mis dos últimas visitas, tengo que decir que ha pasado a engrosar la lista de bares que no volveré a visitar por el momento.
El motivo de este cambio es la malísima atención recibida por parte de los camareros y la lentitud de la cocina. La última vez que visité este bar, tuve que esperar algo más de 40 minutos a que me trajeran mi tapa, y al final, me trajeron algo que no se correspondía con lo que yo le había pedido a la camarera.
Después, pedir la cuenta y pagarla fue toda una odisea ya que tuvimos casi que perseguir a la camarera para que nos cobrara.
Es una pena que un bar con buena cocina como este se estropee por la mala atención y desorganización de los camareros pero es lo que pasa cuando se decide poner una terraza con muchas más mesas de la que dos camareras pueden atender y una cocina servir de forma eficaz y rápida.
Yo por el momento, empezaré a investigar otros bares de la zona…

No suelo moverme por esta zona, pero hay que reconocer que merece la pena venir. El local dispone de una habientación un tanto rustica en su decoración, quizas un poco sobrecargado para mi gusto.
Desconozco como sera en tema de tapas, pero al menos los desayunos son buenos y ha precios económicos. Para desayunar, disponen de una tostada especial de la casa (no recuerdo el nombre) con muy buena pinta. Teneis fotos de la susodicha, en las fotos del local.

Rafael Ruiz, un restaurante que sinceramente, me da pena… no haberlo conocido antes, y eso que según un recorte de periódico que se encuentra enmarcado, lleva tantísimos años abierto.
Nada más entrar, una camarera súper simpática atendiendonos, recomendándonos y opinando sobre la comanda, pero de una manera muy profesional a la par que cercana.
Una carta muy variada, en la que nos recalcó la especialidad en pescados, fresquísimos, pero como soy más bien de ideas fijas, fui pidiendo lo que me iba entrando por el ojo.
Variado de croquetas (morcilla y huevo, salchichón, y jamón), pulpo a la gallega, minihamburguesa, espinacas con garbanzos y hamburguesa de gambas y bacalao con queso retorta, y todo, absolutamente todo muy recomendable.
Muchos de sus platos vienen acompañados por patatas chips caseras, y en mi caso, aún calientes.
Su cerveza bien servida, y un vino blanco semiseco en su punto de temperatura fue lo elegido para acompañar estos deliciosos platos.
Sin duda, es un establecimiento el que repetiré, y además aseguro que bastantes veces.

Los desayunos son fantásticos, los mejores del barrio. Trato excelente y buena cocina. Hay una tapa de sardina con guacamole en tosta que flipas! Muy recomendable.

No sé si por suerte o por desgracia, sólo conozco este bar por sus desayunos y, las cosas como son, es el mejor por los alrededores. Nunca ha coincidido que pase por aquí a otras horas y siempre he venido a desayunar y la experiencia es de lo más positivo.
Si es posible, lo ideal es sentarse en el exterior y pedirle al camarero la tostada especial de la casa. Sin embargo, la de jamón ibérico, tomate y aceite no se queda atrás.
El precio es razonable, quizá algo inflado, pero desde luego es el que ofrece mejor relación calidad precio de la zona

Para desayunos es el mejor sitio de la zona. Las tostadas muy variadas. Sobrasada, patamula, tortilla o el típico jamón ibérico.
Las tapas son geniales y el menú diario muy competitivo.
El trato es cercano y amable, todo muy familiar cuando te conviertes en habitual.

Una mañana de sábado de julio, en la que tenía que coger el tren a El Puerto, decidí irme andando a Santa Justa para poder pasarme antes por la farmacia 24 horas de Amador de los Ríos, la única que estaba abierta relativamente cerca. Con las prisas y la bolsa a cuestas, busqué desesperadamente un lugar donde desayunar; no encontré nada abierto salvo Rafael Ruiz.
Solo había estado una vez en este bar, una noche tomando unas tapas que no me parecieron nada del otro mundo, además de bastante pequeñas. Aquel día, sentado en su terraza, tomé una decisión fundamental para mi vida, pero ni por esas le cogí cariño y nunca volví. Un factor importante debe de ser que está pared con pared con La Revirá y siempre cuesta no decidirse por las bravas y el solomillo carbonara del Tomi.
Pero ese sábado no había otra opción, y la verdad es que salí gratamente sorprendido. Me tomé media tostada con aceite y jamón, que además era del bueno y bastante abundante, cosa extraña en muchos bares tanto la una como la otra. Me atendieron con mucha amabilidad y prontitud, lo cual agradecí porque, como siempre, iba con la hora justa. De precio, nada caro para la calidad.

Aunque pilla un poco a desmano es un sitio a tener en cuenta si estas por la zona de Jose Laguillo o las inmediaciones de Santa Justa y no te importa echar 5 minutos andando. Por la mañana tienen una buena terraza donde desayunar, tostada con aceite bueno y jamón iberico de buena calidad, y sentiras tu paladar salivar a tope. El café sin ser Delta es bueno. Normalmente hay bastante gente.
La cocina tampoco es mala, el gran inconveniente que tiene este local es que a las 22:30 dejan de servir y eso para mí es un grandísimo inconveniente, cuando salgo a cenar nunca lo hago antes de esa hora, porque antes de la cena normalmente me tomo algo. Preparan bien el bacalao, y para mí el mejor plato de este sitio son los riñones al jerez. Tambien tienes como no, los dos grandes clásicos sevillanos, la carrillada y el solomillo, que si tengo que elegir sin duda me quedo con el primero. Y bueno, los guisos, los archiconocidos garbanzos con espinacas que también están buenos.
Otro factor a tener en cuenta es que en este restaurante te admiten los cheques restaurante. La camarera que lleva la terraza es bastante resuelta, y los platos normalmente tardan poco en salir de la cocina.