Este Quiosco es el suministrador oficial de chuches para los niños y no tan niños que se amontonan a jugar por las tardes de cualquier día entre la Concordia y la Gavidia. Cubre el servicio que los señoreados vecinos de ese céntrico barrio demanda, su ABC calentito por las mañana, recién sacado del horno de los bollos. Situado en un lugar estratégico, nos pilla o nos ha pillado de paso a todos los que vivimos en el centro. Cuando yo vivía en la calle Teodosio, siempre atravesaba esta plaza a la ida o a la vuelta de la facultad, a la cual iba poco, pero cuando iba, siempre compraba el periódico allí. Llámenme idiota, pero yo todavía compro el País, y lo siento mucho, es mi periódico. Mira que podría conformarme con una de los diarios gratuitos que son el nuevo formato sobre papel que triunfa, los periódicos mas influyentes. Es una lástima porque su calidad va en estrecha relación a su precio, o sea, ninguna. He de reconocer que por aquel entonces no teníamos Internet en casa, no por nada, por supuesto existía y ya era una medio necesidad para todo el planeta, pero para Pepe y para mi no. Ese año hicimos una enorme colección de discos entre los dos, hasta comprábamos discos, no vamos a comprar periódicos. La verdad es que para mi, la prensa es un placer, la tengo asociada al tiempo libre y al no hacer nada. Comparto la afición al diario con mi padre, el cual, se lo lee de cabo a rabo si dejar nada atrás, es el motivo por el que sabe tantas cosas. Puedes preguntarle a que hora pasa por Guadalajara el Talgo que va de Madrid a Tarragona que te lo responde, todo gracias a los periódicos. Ahora tengo otro suministrador, aunque cuando voy a desayunar a un bar que me gusta mucho de la Gavidia, siempre compro en este quiosco a mi colega del Domingo.