Premier

Cubateria en ronda Triana, buen ambiente, con mucha variedad de bebidas y flama para beberte tus cubatas.

Pub en Ronda Triana bastante grandecito, con una amplísima variedad de bebidas alcohólicas, tienen ron, vodka, whisky y ginebras de montones de países, cafés y carta de cócteles. No es un sitio económico. Pedimos casi todos algún cóctel. Estaban muy buenos. La única pega que tardaron bastante en atendernos y en servirnos, ya que había una persona para hacer los cócteles y otra para atender las mesas y servir copas y cafés, y un domingo en el que hacía un día increíble en Sevilla, estaban un poco desbordados. Las copas eran un poco caras, aunque me imagino que será lo normal en un sitio así.

Mejora las instalaciones del de Nervión. Buenos precios, mejor el ambiente, tranquilidad y gran Gin. Buenos precios y buena música.

Si alguna vez he dicho que no me va mucho eso de salir por las noches en invierno, que no me gustan los sitios cerrados, que ya mi cuerpo no está para tanto trote alcohólico…, ¡lo retiro!, lo retiro todo antes de que sea demasiado tarde y se vuelva en mi contra.
Creo que mi opinión cambió el día que conocí Premier (un bar de copas muy elegante), probé sus sofás y me sirvieron un gin tonic que sabía a gloria bendita. Vamos, eso de estar sentadita en un sofá, cerca de casa, pudiendo beber lo que te echen (bueno, nada de garrafón) porque no tienes que coger coche, con un buen ambiente y una música que no te obliga a gritar, eso ¿a quién no le gusta?
Lo dicho, que este invierno me voy a pasar más de una vez por este nuevo pub de la Ronda de Triana. ¿Te animas tú también?

La semana pasada, salí a cenar con un par de amigos, y claro, después de la cena, viene la cervecita o el refresquito. Tras hablar de la calle betis, donde la música está demasiado alta, y otros bares demasiado relajantes para lo que buscábamos, alguien sugirió que hace no mucho habían abierto uno en la ronda.
Llegamos… Justo al entrar nos vino un gran olor a cerrado que no era muy agradable, pero aun así queríamos probarlo y decidimos quedarnos. En la mesa había cartas de chocolate y café: ¡qué chocolates! Tengo como asunto pendiente muy urgente ir a merendar un buen chocolate blanco con avellanas (Si, quiero morirme de un subidón de azúcar, ¿por qué no?)
Tras mucho pensar que iba a pedirme, y ver como mi amigos se gastaron 2,50 en un tercio de cerveza cruzcampo (Vaya robo), me acerqué a la barra. ¡Anda! Si tienen una lista de té! Me entraron unas ganas tremendas de tomarme un té, pero al preguntar me dijeron que ya había apagado la máquina… que gran decepción.
Reconozco que estuve un par de minutos en la barra mirando a la gente, a los camareros y por supuesto a todas las botellas que tenían allí. Tenían en la barra muchísimas botellas de ron, las cuales se veían perfectamente porque estaban en una especia de cajón con el cristal transparente, pero las de ginebra se llevaban la palma: estaban por toda la pared. Que arte para servir copas, y cuántas cosas para echarle! Que si pétalos de rosa. que si unos palitos que parecían miel… ramas de canela… de todo! Me llamó especialmente esas copas de balón a las que dedicaban tanto tiempo para que estuviera perfecta, y como con la ayuda de algo que parecía una pajita, iban echando cuidadosamente la tónica para que no quedara en la superficie y se mezclara a la perfección.
Mira que a mi los gin tonics no es que sean mi pasión, pero me encantaría tener una ocasión especial para poder ir allí y tomarme uno.