Pequeño bar del barrio de Pino Montaño. Salvo por el tamaño, la carta de tapas no esta nada mal. Disponen de un local anexo, con mesas, aunque desconozco si lo abren todos los dias. El servicio de los camareros es bastante rápido. Pese a la cantidad de gente que habia, la cocina sacaba las tapas con un tiempo de espera aceptable.
Desiree R.
Classificação do local: 3 Sevilla
No se porqué hay días que quedas para tomar una cerveza y se te resiste. Que si este está muy lleno, que si este está muy vacío, que si el otro está muy lejos… y así hasta que alguien se cansa y dice«por el primer bar que pasemos allí nos metemos» y en este caso fue en Paco Acuña. Paso casi todos los días por la puerta del bar y siempre tiene gente sentada en los veladores de fuera. Y si es al caer la tarde más aún. Y prefiero pararme en otros bares, porque este me resulta un poco pequeño y como está tan cerca de la carretera(bastante transitada por cierto) como que no estás tranquila, porque la pequeña acera en la que están los veladores, es compartida con los peatones, así que como tenga que pasar un carrito, ponte a levantar el chiringuito. El bar está bien, cervezas frías y tapas de las de toda la vida, nada de mezclas exóticas, pero para mí le falta ese puntito de tranquilidad de estar echando un rato agradable.
CARMEN M.
Classificação do local: 3 Sevilla
Paco Acuña, ¡dígame! Con este particular eslogan te recibe el clásico bar de Pino Montaño, de la calle Agricultores, como debe corresponderle a un tapeo de obrero. Tapas, para reventar de pensar. Simpatía de los camareros, también. Y ambiente ya ni te cuento. Tú haz como hacen los camioneros cuando están en carretera: vete al que más gente tenga y te garantizo que, de los de la zona, éste es sin duda uno de ellos. Se ve que les ha ido bien y no me extraña. Antes, a su derecha, había una tienda de antenas. Se la han comido. Lo que hace un par de años era un pequeño local, ahora se ha ampliado hasta tener un gran salón en el que esparcirte mientras disfrutas de una cerveza o de lo que se tercie. Y si no te apetece estar dentro, puedes sentarte en las clásicas sillas de metal plateadas de los veladores, que ocupan buena parte del acerado. La carta abruma un poco: aliños, guisos, salazones, mariscos, platos de temporada, fritos y un surtido de montaditos que llega tan lejos como lo pueda hacer la combinación del lomo y el jamón con cualquier otra chacina o salsa. De los guisos, dicen que está muy bueno el menudo pero como no me gusta no lo puedo confirmar. Lo que sí puedo decir es que aquí aprendí a que me gustaran las espinacas con garbanzos. Si, por el contrario, no puedes quedarte un rato, quizá te interese saber que te preparan al instante el bocadillo que tú quieras, como si de una tienda de alimentación o una charcutería se tratase. Ya lo dice el eslogan: Paco Acuña, ¡dígame!