Oficina de Derechos Sociales

Por la mañana estábamos haciendo un proyecto con el que se pretendía analizar desde una perspectiva crítica la información que del fenómeno migratorio recibíamos a través de los medios de comunicación. Hablábamos de inmigración y de inmigrantes, y para ello teníamos que conocer su realidad legal en España, así que me hice un curso de Derecho de Extranjería, y decidí formarme algo por mi cuenta. Un amigo estaba trabajando de manera voluntaria en la ODS de Madrid, y busqué por si tuvieran oficina en nuestra ciudad. Así es como recalé en la ODS de Sevilla. Tuve ocasión de asistir a una jornada de formación sobre la Ley de Extranjería, impartida por una compañera de la ODS de Málaga. Me fue mucho más útil que cualquier curso sobre la temática. Brillante.
La Oficina de Derechos Sociales de Sevilla es la única iniciativa, con la que me encontré, que ponen al servicio del colectivo inmigrante las herramientas materiales, para resolver cuestiones relacionadas con el trabajo y los permisos de residencia. La labor voluntaria de la gente es imprescindible para prestar un servicio del que las instituciones políticas y los servicios públicos se desentienden totalmente. Junto a la labor de asesoramiento y acompañamiento en los procesos legales a los que pueda enfrentarse el inmigrante, hacen una importante labor de sensibilización y denuncia de la situación de este colectivo.

Yo he estudiado Derecho. Cuando tienes dieciocho años, no tienes muy claro lo que tienes que hacer con tu vida y, entre la posición conservadora de mi progenitor desde la cual sino estudiabas medicina o derecho no serías nadie (hay que ver cuán equivocado estaba) y mi referencia en la literatura de aquellos tiempos en la que la mayoría de los protagonistas que cambiaron algo este asqueroso mundo se habían especializado en leyes, me decidí a sumergirme en este mundo.
Siempre pensé que debía utilizar estos conocimientos para ayudar a los demás, así que he pasado por diferentes campos de activismo, sin gran consistencia en su mayoría, la verdad.
Una tarde en la Alameda, al encontrarme a un antiguo compañero de estudios y comentarle que en ese momento estaba desocupado, me animó a pasarme por la ODS para echar una mano. Al llegar allí me encontré con un grupo de profesionales dispuestos a dejarse la piel para ayudar a personas que no se pueden pagar una asistencia jurídica en condiciones y que son evidentemente los que mas sufren el abuso de las grandes empresas y las administraciones. Estuve ayudando un corto espacio de tiempo en varios casos de personas mayores del barrio que sufrían serias presiones por parte de constructoras y promotoras (conocidos como «asustaviejas») para que abandonaran sus viviendas a favor de prácticas especulativas.
Entre que me dieron una beca de investigación (necesitaba el dinero) y mis desencuentros ideológicos con algún miembro de la organización, mi colaboración se quedó en esporádica, extremo éste que no modifica mi admiración por unos profesionales que están dispuestos a prestar sus servicios a cambio de ese denostado concepto que es la justicia

La Oficina de Derechos Sociales de Sevilla es una iniciativa pionera en el terreno de los movimientos sociales, y una referencia en todo el país, en lo que a asesoramiento jurídico y denuncia sobre cuestiones como inmigración, precariedad y defensa de vivienda digna se refiere.
Comenzaron su andadura en 2003 tomando como inspiración la Oficina de Información y Asesoramiento al Inmigrante de Sevilla y la del Centro Social Casa de Iniciativas de Málaga. Un grupo amplio de activistas sociales, pero también profesionales del derecho y el trabajo social se vincularon entonces para ofrecer un servicio a aquellos colectivos a los que las administraciones públicas no prestan suficiente atención. Y desde entonces, han surgido otras ODS en diferentes ciudades como Madrid (en el barrio de Seco y en el Patio Maravillas) o en Terrasa. Hoy en día, su labor con las personas inmigrantes indocumentadas es insustituible y desde esta primera en el Centro Vecinal del Pumarejo, han ido abriendo más sedes en el Distrito de Su Eminencia (en el Centro de Adultos Manolo Reyes) y en el Polígono Sur (Centro Civico El Esqueleto). En Su Eminencia y el Pumarejo también organizan clases de español para inmigrantes, gratuitas, naturalmente.
Tienen también espacios de formación y autoformación en materias jurídicas, sociales y sindicales, en los que tratan de proveer herramientas a los colectivos afectados por la precariedad basada en el conocimiento de los derechos sociales y laborales (vivienda, trabajo, renta). Y algo que me gusta mucho de ellos es que realizan su trabajo propiciando la autoorganización de estos colectivos, para que ellos mismos protagonicen la conquista de estos derechos. Como resultado, varias asociaciones de inmigrantes han surgido desde que realizan su labor de asesoramiento.
Así que si tenéis amigos o amigas extrangeros con problemas para regularizar su situación o en situación de precariedad laboral o falta de acceso a la vivienda, os aconsejo que los remitáis a la ODS. Seguro que en algo pueden ayudarlos. Y también a cualquier otro colectivo de ciudadanos.