Este es un barrio en el que los negocios han estado ahí por toda la vida. Conoces a los dueños desde que eras pequeña, por lo que cuando abren algún nuevo negocio es imposible que no vayas a echar un vistazo a ver que hay nuevo. Eso me pasó con esta tienda, cuyo local había albergado hasta hace muy poco una zapatería. Cuando vi el cartel de «modas» me emocioné pensando que era lo que venderían, pero esa emoción duró poco ya que en cuanto me acerqué y vi la tienda me dí cuenta de que es la típica tienda de barrio de cuando nuestras abuelas eran jóvenes, en las que es eso precisamente lo que venden, ropa para gente más mayor, muy clásica y yo incluso diría que un poco anticuada. Esta ropa comparte espacio con trajes de comunión de niños y niñas(no entiendo muy bien la mezcla la verdad). Lo atiende una señora mayor muy amable, que en cuanto vio mi cara al entrar se dio cuenta de que no podría contarme como una futura clienta, no al menos hasta los próximos 40 años.