Los Niños del Flor

We had breakfast here on Sunday morning. One guy running the whole place — really good café con leche and tostado with lots of choices of topping and really cheap price — much better value than having breakfast in our hotel. Lots of Spanish customers and great atmosphere.

Terrible. No entréis. Malísima comida, pasada y de mala calidad. Como ejemplo decir que: pedí gazpacho y estaba pasado (muy pero que muy ácido); croquetas, y eran de bolsa; crêpe de champiñón y era un rollo frito que solo sabía a aceite. Así que un no rotundo a este bar/​restaurante.

Soy del barrio y estoy al 90% de acuerdo con Lucía, quizá lo mejor es que puedes comer a cualquier hora, con una calidad precio muy aceptables.
En lo que discrepo es en lo de los camareros. Son magníficos profesionales, al menos los que hay ahora, y lo dice alguien que le ha «echado la cruz» a más de un bar en el que me he sentido maltratado por camareros, encargados o propietarios prepotentes.
Me gusta mucho eso que escribía Lucía de que «el pasaje de los Amores acaba en la calle de la Amargura», un tópico del barrio que es verdad, no solo topográficamente, jaja.

Siempre me he preguntado de qué idioma o variante dialectal es el nombre de este bar, más bien, cadena de bares sevillanos. ¿No os suena discordante lo Del flor? En fin, no sigo porque no sé de dónde viene y en la reseña anterior acabo de hacer una defensa del andaluz, a ver si ahora lo voy a estropear. El caso es que «pasaba por aquí…». Sí, utilizo la frase hecha porque este es del tipo de bares impersonales y poco agraciados por la decoración en los que paras un día porque pasabas, porque por probar no pierdes nada, porque el resto está lleno o cerrado, porque vas en grupo y es el único que tiene sitio… ese tipo de razones.
Pues así y todo he parado varias veces, porque lleva ahí bastante tiempo. Y lo cierto es que ofrecen una considerable variedad de tapas, que no están mal (aunque tampoco he probado nada cautivador) y no resultan caras. Alguna noche lo he visto aniimado con familias del barrio y sus niños (da también a la calle Amargura –donde desemboca el pasaje de los Amores, otra frase hecha y cierta de los habitantes de la zona-​, que es peatonal).
Curiosamente para la zona y la clientela, los camareros van impecablemente uniformados a la manera tradicional, camisa blanca, chaleco y pajarita! Y se comportan también, de forma muy profesional a la manera sevillana, entre la rudeza y la gentileza, nunca sabes qué va a tocar.