Los Claveles

Real feel of Seville. Waiter was very helpful. The complete sandwich, jam on, pork steak, quail egg, on a muffin, was excellent. Also had pork tripe, fish balls.

Really good tapas! If you are here you need to try the Completo montaditos! And its cheap!

Old line tapas place. We never would have found this place without our friends. Great service, cold beer, excellent Rioja. Fish balls were great as was the tuna in tomato sauce. Hugely busy.

Buenos montaitos buen arroz el domingo a mediodía buena cerveza!!! Sitio sevillanisimo en plena plaza de los Terceros, buen trato y precios asequibles. Recomendable

Cuando propusieron reseñar en función de una temática me gustó mucho la idea. La primera semana ha sido sorprendente, ‘flores’. Casi al instante me acordé de este bar. Lo he visitado en alguna que otra ocasión dada la cercanía con mi antiguo puesto de trabajo, aunque no me considero en absoluto un experto. He ido un par de veces a desayunar y alguna que otra vez a tomarme una tapita. Le pongo tres estrellas porque es un sitio que me gusta en general pero tampoco tiene nada por lo que destaque.
En cuanto a los desayunos, no está mal, aunque mejorable. Hay otras opciones en los alrededores bastante más potentes, El Colmado sin ir más lejos que está a tres minutos andando o La Cacharrería. Pero bueno, para el que quiera un desayuno más tradicional, este es su sitio perfecto. Buen jamón, buen pan y un café decente. De precio, tirando más para arriba que para abajo. Respecto a las tapas. Bien, ojo que compiten con el afamado El Rinconcillo, el bar más antiguo de España, y eso son palabras mayores. No obstante, el nivel de calidad es bastante razonable. La comida es casera, la mejor sin duda es el montadito de la casa (carne, jamón serrano y un huevo de codorniz). Otras opciones pueden ser sus revueltos.
Su decoración interior es de las que gustan, de esas que cuando pasas por la puerta te hacen desviar la mirada. Sientes que estás en un bar con años de historia. Su suelo, su barra, sus paredes, sus mesas, todo. Todo te transmite estar en otro tiempo. Tiene unas mesas en el exterior que dan a una esquina de la Plaza de Los Terceros que son bastante chulas y agradables. Al solecito se está de escándalo. Los camareros son afables y charlan bastante. No recomendable para aquellos que no les hagan gracia el típico servicio sevillano.

El montadito de presa con jamón y huevo de codorniz es de 10 o de 12!!! Desgraciadamente le bajo la nota por dos razones: el servicio es regular y el desayuno caro e infumable. El zumo de naranja tenia tantísima pulpa q no era ni liquido. Una y no mas!

It was extraordinarily busy on a rainy Saturday night, we were very lucky to get a table (as some people had just left). Los Claveles was what one imagines when one thinks of a Spanish Tapas bar; right on the square, with people spilling out of the bar’s open front, protected from the nights downpour by a large canopy.
You can order your food and drinks at the bar, or your table if you can attract attention. At the bar I ordered drinks as well as picking up out first plate of tapas; marinated anchovies with bread, which went down a treat. While eating this the second arrived; a small prawn and aioli sandwich. Our red wine was warmed, which was in contrast to the chilled red wine we had been served at lots of other places in the city (and had taken to doing at our holiday flat as well).
By the time we had finished these tapas, the table next to us have been vacated. We were expecting a bowl of pork cheek stew but this was not forthcoming. Fortunately we were rather full and were not charged for this, so settled up and continued on our tapeo for the evening.

4.5
This bar was literally around the corner from a restaurant that my friends and I had dinner at and I’m almost positive that my friends had picked this place for A. convenience and B. because the football/​soccer game was on. At the end of it all, I’m really glad we did. It totally made my visit to Seville, much less my visit to Spain a memorable experience!
The gentlemen behind the counter are so friendly and so hospitable, despite the language barrier. The people at the bar were friendly as well. All of them knew were looking to have a good time and they all delivered! From the gentleman who helped translate that we wanted shots to celebrate our friend’s birthday at midnight, to the friendly Belgiums sitting behind us (our FIFA rivals that same night).
Nothing beats the unpretentious vibe and the low budget menu, and the beer is cold just like it should be! Look out for either Antonio or Javier behind the bar!

This is my favorite bar in Sevilla. Fun atmosphere, eclectic staff, and one of the best burgers I’ve ever eaten.

Muchos años de tertulias, de serrín en el suelo y de recuerdos como para no ir de vez en cuando. La reforma de no hace mucho no le ha hecho perder su encanto y si no ahí están los hermanos Santi y Javi (con Antonio «El Rubio», su escudero fiel) para seguir dando ejemplo de taberna de barrio con esencia.

Un bar con tradicion que se ha mantenido incluso despues de la gran reforma que tuvo el edificio. Gran variedad en vinos y carta, aunque como pega, precio un poco caro a corde con el tamaño de la tapa, eso si, todo suele estar muy bueno.

Ves la carta y empiezas a pedir y luego te das cuenta de que lo mismo no puedes con todo.
Para empezar y como estamos de pie, esperando mesa, algo que se pueda tomar con las manos: taleguillas rellenas de espinacas y frutos secos (imprescindibles y el cocinero orgulloso de haberlas hecho) y lagrimitas de pollo (absolutamente prescindibles).
Nos sentamos, ha pasado media hora, es fin de semana y está hasta la bola. Montadito de solomillo en pan de mollete muy bueno. Revuelto de setas y bacalao en aceite, muy, muy bueno. Habitas con jamón, con una salsa diferente. Una tapita de menudo y otra de higaditos de pollo para no olvidarse de las vísceras, muy buenos también.
Los camareros de diez, los auténticos camareros de Sevilla, que no encuentras en ningún otro sitio. Saber hacer.
La plaza es muy bonita y rodeada de otros bares que están muy bien, sobre todo, el rinconcillo y la giganta. Los otros no tanto.

Este es un bar en el que prima en continente sobre el contenido. De indudable encanto estético por su condición de bodega histórica que goza de un óptimo mantenimiento, su oferta gastronómica lamentablemente a la altura, al menos las dos tapas que probé. Una de ellas, el flamenquín, era de escasa calidad y de aspecto sospechosamente industrial. Y el montadido especial de la casa, ese con filete, jamón y huevo de codorniz, a tres euros la piaza oiga, tenía el jamón más bien tieso y el filete a todas luces pasado de plancha, seco y de textura mojamera.
Total, que salvo que sea para una cerveza no creo que me convierta en asiduo…

No te sientes parte de Sevilla hasta que no te sientas un rato en la puerta de Los Claveles a dejarte invadir por el ritmo y los episodios diarios de la Plaza de los Terceros. Si estas solo no importa, ya te hablara el de la mesa de al lado. Vinito y flamenquin te alegrarán el día o la noche. Mejor ir entre semana para coger sitio.

Este es uno de esos bares que te entren por el ojo nada más pasar, con su suelo de damero, con su especial encanto centenario, con interior tan abierto al exterior y esas mesas en la calle en pleno ambiente de la plaza de los Terceros.
Perfecto para tomarse un buen vinito o una cerveza acompañado de alguna tapa de siempre, como un flamenquín, aunque para mí la tapa reina de los Claveles es el montadito de filete, jamón y huevo de codorniz, una delicia. Ambiente animado y con camareros de siempre, de los que además de anotarte lo que quieres se paran a hablar contigo o a comentar algo.
Una opción perfecta en una zona bastante buena para ir de tapas.

Para mí «Los Aveles», ya que hasta su última reforma la c se les había caído del cartel, he sido fiel, pero de las de verdad de esta taberna sevillana.
Tengo muchas razones para ello. Primero las estrictamente personales: que vivía en la misma plaza, y siempre que tenía algún problema me ayudaban (mi compañera les dejaba las llaves para que me las dieran si se me habían olvidado y se quedaban con la bombona si no estábamos en casa). Además me paraba, cuando el bolsillo estaba lleno, a beber una cerveza antes de subir a comer, me contaban cuatro tonterías o me resumían el partido del día anterior y ¡pista!
Segundo, las razones gastronómicas: montaditos con cariño, salmorejo, jamón y huevo de codorniz a la cabeza seguidos muy de cerda de el de bacalao. Todo lo que hacen lo hacen bien, para que nos vamos a engañar. Especializadad en tapas tradicionales.
El ambiente acompaña y las mesas altas de fuera ayudan, ya que sentarse dentro es una misión imposible.
A la sombra del Rincondillo, pero una sombra orgullosa, Los Claveles están a la altura de las exigencias gastronómicas de la zona de Santa Catalina.

En la Plaza de los Terceros se encuentra un bar castizo y con solera, Los Claveles.
Ha sido reformado recientemente obligados por la antigüedad del edificio en el que se encuentra ya que los cimientos y muros estaban en mal estado y era el propio Ayuntamiento de la ciudad el que exigía hacerlo.
Muchos locales pierden autenticidad cuando ocurre esto, pero en el caso de Los Claveles no ha sido así.
He de admitir que a mí me gustaba más antes, con sus suelos gastados y hundidos por algunos lugares; (yo soy muy friki) pero haciendo honor a la verdad he de decir que tampoco ha perdido encanto ni sabor con la reforma. Han respetado la estructura antigua, el ambiente, los cuadros e incluso han dejado algún resto de los antiguos azulejos en las paredes.
El bar se abrió en 1841 y era despacho de vinos, en 1921 se convirtió en bodegón con vinos, manzanillas a granel y tapas y ahora lo lleva la segunda generación. El dueño es Santiago Remesal una persona «buenagente», simpática y encantadora donde las haya. Me encanta tropezarme con gente que trabaja sonriendo.
Hay tapas y raciones de calidad. Los flamenquines son exquisitos. El montadito de presa con jamón, los revueltos, las albóndigas de choco, los boquerones abiertos al limón o con roque… se me hace la boca agua.
En la cocina se mezclan sabiduría y preparación: La madre del dueño (Aurora) sigue haciendo algunas cositas de cocina tradicional y otro familiar, un joven chef formado en la Escuela de Hostelería de Sevilla hace otras.
Hay mesas en el interior y mesitas altas con taburetes en el exterior. El ambiente es muy bueno a diario e inmejorable a partir del viernes a medio día. La Plaza de los Terceros es muy concurrida y hay más bares, con lo que se convierte en un lugar de obligado encuentro.
La relación calidad/​precio es estupenda. No es para nada caro.
Ah! y yo que soy fan fatal de los desayunos lo recomiendo para desayunar: pan riquísimo con jamón del bueno. Y más cositas para las tostadas para el que no le guste el jamón.

De esta eterna taberna tengo claros recuerdos muy nítidos de la infancia.
Camareros que se mueven tras la barra con la eficacia y la soltura de un ejercito que ha luchado junto muchas veces mientras le cubre las espaldas una ferviente cocina de la que salen olores y gritos como los de una batería de artillería. Las camisas impecables, las sonrisas en la cara y la gomina en el pelo son su estandarte, sus armas tienen forma de tapa que hieren el recuerdo.
Este bar es para mercenarios que viven de la guerra.