Todo muy bueno, las croquetas, los huevos rotos, el tataki de presa espectacular. Totalmente recomendable.
Jaime S.
Classificação do local: 3 Milán, Italia
Pues estrenemos el #lunesdereseña, aunque no sea con una crítica muy buena. He ido un par de veces a este sitio, y nunca como primera opción. Claro que eso tiene sus motivos. Aparte de que, como bien dijo Fernando A., las bravas no estaban bien, la carta es corta, y lo que traen tampoco es cosa del otro mundo, a pesar de como lo vistan. Desde luego, pedir una tapa de «pata al horno con queso y tomate» y me pongan un ¡montadito! pequeño y sin guarnición por casi tres euros no es lo que esperaba, así que encima me pedí una tapa de solomillo que, al menos, iba bien de papas fritas. En el local, no muy grande, tiene una gran presencia de la madera, y desde fuera tiene buena pinta, pero en mi opinión por la zona hay sitios mucho mejores para tomar una tapa(El Colmado, el Rinconcillo o Catalina, por ejemplo, a dos pasos o casi pared con pared)
Fernando A.
Classificação do local: 2 Mairena del Aljarafe, Sevilla
En la calle Alhóndiga, al lado de la iglesia de Santa Catalina, se encuentra un bar con fama de preparar bien las bravas, que presenta un estilo moderno y elegante muy diferente al del resto de bares de la zona, «La Giganta».
Nada más entrar al local te da la bienvenida una larga sala con una barra a la izquierda, pensada para un encuentro más informal, que más tarde desemboca en un comedor. Tal y como he dicho previamente, poco que ver tiene el estilo de este local comparado con el de los demás bares de la zona, sobre todo en el interior: ladrillo visto pintado de blanco, tuberías y cables por el techo, lámparas esféricas, mobiliario simplista… en definitiva un moderno estilo industrial o fabril que recuerda a las grandes ciudades. Aunque presente un estilo rompedor, «La Giganta» mantiene elementos típicos de los bares sevillanos, como una pizarra en la que figuran los platos(curiosamente sin el precio). Precisamente por la existencia de esa pizarra no hay ninguna carta a mano(algo bastante incómodo), así que para pedir tienes que estar constantemente mirando a la pared. En el cartel previamente mencionado puedes encontrar, entre un escueto abanico de tapas, solomillo al güisqui aderezado con naranja, tartar de atún, salmorejo de remolacha, atún con ajoblanco y virutas de aceitunas negras… y las afamadas«bravas». Casi como en todos los bares sevillanos, en «La Giganta» sirven las bravas al modo levantino, es decir, con dos salsas(una picante y otra que suele ser mayonesa). Aunque un poco frías, las patatas estaban adecuadamente fritas, quizás deberían haber estado más tiempo friéndose, pero en general estaban bien. En cuanto al aderezo, la salsa blanca carecía de sabor, por lo que toda la gracia residía en la roja, la cual era bastante picante(quizás demasiado) y con mucho sabor. Pero el dulzón de fondo de fondo de la salsa roja le delata: cuando haces una salsa de tomate normalmente se le echa azúcar para que no salga amarga, y en «La Giganta» le echan tanto que la salsa termina con un sabor dulce de fondo un tanto extraño. Es muy común que en lugar de la típica salsa suelan usar un aderezo a base de tomate, más sencillo de hacer y de color parecido, pero al fin y al cabo no es salsa brava. Al parecer, hace relativamente poco, el bar cambió de dueño, y con él se fueron sus afamadas bravas, las grandes tapas de «La Giganta», y todo el carisma del que gozaba este bar de renombre. Así que no se extrañen si leen comentarios de hace algunos años alabando al citado bar, ya que al parecer antes sí que era un sitio de «culto culinario», pero ahora no deja de ser un bar de medio pelo.
Iván P.
Classificação do local: 4 Sevilla
Tapas selectas pero en poca cantidad. Sabores intensos.
Sergio H.
Classificação do local: 3 Sevilla
El bar ha quedado muy bien tras la última remodelación. Si bien es cierto que la carta de tapas no es excesivamente larga, se come bien y si te pilla por la zona es una buena elección.
Alfonso G.
Classificação do local: 3 Sevilla
Desde luego, la oferta de los alrededores hace que no sea la primera opción para el tapeo; como se ha dicho por ahí, la carta de tapas es cortita y el servicio no es para hacer la ola; como aspectos positivos se podrían destacar la curiosa referencia a la Giralda(desde el nombre hasta las imágenes que decoran el salón); y el pastel de calabacin que, no siendo una tapa estrella, merece la pena que sea probado.
Rosa C.
Classificação do local: 3 Sevilla
Hemos estado tapeando recientemente allí y nos gustaron todas las tapas que intentan diferenciarse de las de toda la vida. Os cuento cuales fue nuestra selección: — Salmorejo de remolacha con virutas de jamón y queso. Pintaza — Patatas a la salsa de albahaca. Me gustaron mucho, lo apunté para copiar la receta. — Atún con ajoblanco y virutas de aceitunas negras. Es una pena que no tenga una foto porque era una auténtica delicia de tapa. — Tartaleta de brandada de bacalao con mermelada de mandarina. Mezcla de sabores y al final todos resultaban suaves. Me quede con la copla para hacerlos. En cuanto al local su situación es privilegiada pero no es muy bonito ni agradable. Resulta un poco oscuro. La atención al cliente es buena.
Pablo G.
Classificação do local: 5 Sevilla
La Giganta basa su éxito en que ofrece al paladar, a nuestro ensevillanado paladar, y al forastero, cositas distintas de las que estamos acostumbrados, a tomar en cualquier bar de los alrededores. Es decir, que la grandeza de esta Giganta está en llevarnos más allá del pinchito, del montaíto de lomo, de los boqueroncitos y los pavías, de la tapita de ensaladilla y de los caracoles. Es tan grande su aportación al buen tapeo sevillano, y a la vez tan arriesgada su apuesta –los sevillanitos, algunos, somos muy sevillanitos con nuestras cosas-, que su triunfo animó a otros bares emprendedores a ofrecer productos similares. ¿Con qué te sorprende esta enorme Giganta? En primer lugar con esos irresistibles panes de queso en los que, según lleven orégano, salmorejo, miel y romero, o crema de albahaca, te abofetean agradablemente tus sentidos al descubrir nuevas sensaciones. En la sección panes, uno de mis preferidos es el de berenjenas con bacalao ahumado. ¿Qué queréis que os diga? Una delicia. Además, sus otras tapas te atrapan también la bóveda del gusto, como ese pastel de calabacín, esas costillas morunas, ese cordero con miel, la caldereta de venao, o esas no por típicas, menos inconmensurables papas con salsa brava, o con mojopicón, o con salsa albahaca. Lo dicho. Esta Giganta, da grandeza al tapeo sevillano.
Mariela G.
Classificação do local: 4 Sevilla
La Giganta ha sido el bar donde casi siempre me tomaba el tentempié del mediodía con mis padres, hasta que me mudé. Guardo un grato recuerdo de él, tanto en estos momentos como a la hora del desayuno o de la cena. La variedad de sus tapas y sus precios bastante asequibles me convirtieron en una incondicional. Anda que no habrá hecho veces la labor de difusión gratuita, llevando a mis amigos a comer aquí siempre que había que buscar un bar por la zona… La atención es correcta: ninguna maravilla, pero no tengo ninguna queja ni he vivido ninguna experiencia desagradable al respecto. Es un bar en el que recomiendo comer dentro y no fuera, ya que la acera en la que se colocan las mesas no es demasiado espaciosa, y al final el paso de los transeúntes puede resultar incómodo.
Enrique H.
Classificação do local: 3 Sevilla
A la sombra de la tristemente olvidada iglesia de Santa Catalina, se encuentra La Giganta, un bar muy popular en Sevilla, siempre lleno, la verdad es que no me xplico muy bien por qué, debe ser por la zona en que se ubica. Y digo que no sé el porqué de este éxito porque a mí, por muchas veces que entro, no me aporta absolutamente nada. No tiene una larga lista de tapas y las que tiene, aunque no están malas, tampoco son como para tirar cohetes. Salen mucho los distintos tipos de patatas: con brava, con mojo y con albahaca; los pasteles de berenjena y calabacín y la pechuga de pollo con salsa de ajo y romero. Uno, cuando se pide una tapa como esta última, espera algo sabroso; pues no, como muchas tapas de este bar, no es que esté mala, es que no sabe a nada. La decoración sí es bastante original y tiene como protagonista a la cumbre de la Giralda que da nombre al negocio. Cuenta con un pequeño saloncito al fondo, de cuya existencia los camareros se suelen olvidar bastante. Fuera tiene varias mesas que a casi todas horas suelen estar llenas, tanto en verano como en invierno, ya que tienen esas estufas de calor desde los tiempos en que aún no eran muy habituales en Sevilla. No me gusta hacer crítica negativa y puede que este bar tampoco la merezca, pero simplemente reitero que me sorprende tanto éxito. Para gustos los colores, pero estando El Rinconcillo al lado que nadie tenga dudas respecto a mi elección.