Podría ser una tintorería de barrio cualquiera. Podría, pero no lo es. Lobus, a parte de poder lavar y plancar todo tipo de telas y pieles –eso sí, la dependienta te explicará nada más entregar tu ropa si tienes alguna mancha en concreto que deseas quitar, para que se la trate concretamente-, y tener lista la ropa –normalmente– en dos días a lo máximo, en el mismo local, hacen arreglos de ropa. Y esto, que puede parecer una tontería, es una idea que roza la genialidad. Precisamente, yo era de las que nunca había presatdo atención a este detalle, hasta el día que, por casualidad, llevé un vestido al que se le había descosido el dobladillo. La señora, muy amablemente, me preguntó si quería arreglarlo. Total, que al día siguiente recogí mi vestido limpio e impecable. Un filón.