Las Palomas

Defino a Las Palomas como un coqueto rincón de Triana donde endulzar la tarde.
El local en sí está ocupado en su mayor parte por la barra y el expositor de los dulces, aunque aun hay sitio para unas cuantas mesas pequeñas para dos personas, y un aseo. Los dulces tienen una pinta increíble, son un canto de sirena para los golosetes como este servidor. Yo fui a merendar, pero me quedé con muchas ganas de llevarme un surtidito de dulces para casa, y seguro que algún día vuelvo para quitarme la espina.
A mí me llamó y me hizo señas una tarta de merengue, limón y masa quebrada, que tuve a bien de regar con un cafelito con leche esa fría tarde. Soy fan del merengue y de los dulces de limón así que muy mal se tenía que dar la tarde para que no saliera contento de allí, pero la verdad que se gana mi enhorabuena por méritos propios.
Podemos encontrar dulces de todo tipo: tocinos de cielo, cheesecake, tarta de manzana, tartaletas, los «triangulos», roscas tipo donut… Además tienen algunos dulces sin azúcar, sin lactosa y demás, todo un detalle para que todas las personas puedan disfrutar de la buena repostería.

En fin, no sé por donde empezar. Hoy al hacer el Check-​in allí, me convertí en el Duque del local y me dije, tengo que reseñar la que para mí es con mucha diferencia la mejor confitería de Triana. Sin desmerecer a las demás, Lola y Lidia no os enfadéis conmigo.
El local es minúsculo, en la barra más de tres personas no caben y tienen un par de mesitas chicas dentro. Eso sí, la terraza es harina de otro costal, disponen de varios veladores y en Otoño/​Primavera se está fantásticamente bien. Sobre todo desde que consiguieron que LIPASAM les quitase la batería de contenedores de basura orgánica que estaba justo al lado. Ahora hay también contenedores, pero de materia reciclable y apenas generan olor.
Ahora al lío, lo que todos estáis esperando, los pasteles, como he escrito en el primer párrafo, son los mejores del arrabal. Tanto Abel, como su padre son dos maestros pasteleros consumados. La variedad es enorme, desde los tradicionales, hasta los más novedosos. Como mínimo compro allí un par de veces a la semana. Destacan los triángulos de hojaldre de varios sabores y cualquier pastel con nata (ensaimadas o pescaditos). La nata es uno de sus puntos fuertes, hace años se la traían desde Asturias en avión.
Van a cumplir casi 50 años. Angelines y su marido han sabido convencer con su carácter y con la calidad de sus productos a todas las generaciones. Ver en un local a los abuelos, con sus hijos y sus nietos es la prueba definitiva de que un sitio funciona.
Las Palomas es perfecto para desayunar, y por supuesto para zamparse una buena merienda. Como apunte adicional, comentaros que todos los años compró aquí el roscón de Reyes,
Un saludo.

Hace poco recorriendo mi barrio, Triana, me acerqué a Las Palomas para comprar algo de merienda y me sorprendí al ver que no la tenía reseñada en Unilocal.Confiterías hay muchas, pero buenas no hay tantas, Filella en San Jacinto o la mítica Confitería Loly en Pureza terminaron cerrando las puertas y sin embargo, esta pequeña confitería de barrio sigue en pie tras muchos años endulzando la vida de sus clientes.
Recuerdos de mi niñez me transportan a esta esquina de la trianera calle Evangelista, camino de mi academia de inglés tan solo un pastelito o dulce de Las Palomas podía cambiar mi cara de enfado por sacarme del patio del colegio, abandonar el balón y meterme en una clase a chapurrear otro idioma. Debe llevar veinte o más años abierta, lo cierto es que no recuerdo esa ubicación sin este local.
Es un negocio pequeño, con unas mesitas fuera a modo de terraza en una zona que para qué engañarnos, no tiene una vista excesivamente agradable pero puede ser tan buena como cualquier otra para probar los productos de esta confitería. Creo sin temor a decirlo que puede que estemos ante una de las mejores pastelerías de Triana tradicionalmente hablando, y no meto en este saco a otra dulcería gourmet que fabrica bocados divinos de la mano del gran Manu. Las Palomas es una confitería muy tradicional, con pasteles que tienen una apariencia deliciosa pero que ganan muchos puntos cuando te los metes en la boca, están BUENÍSIMOS.
En esta ocasión no me resulta nada difícil destacar un dulce dentro de su catálogo, os puede gustar más el merengue, su tarta de selva negra o alguna hojaldrina pero sin discusión, la estrella de los dulces es su sin igual triángulo de chocolate. De verdad, es el mejor triángulo de chocolate de Sevilla y merece la pena acercarse a este lugar tan solo para probarlo. Se trata de un dulce planito, a modo de palmera de chocolate con la textura de las cañas y con una capa interior de un delicioso sabor dulce.
Si estás por Triana y te apetece algo de merienda o llevar algunos pastelillos para regalar no lo dudes y pasa por aquí. Además tienen dulces de temporada, todos artesanales y con mucho sabor, como las torrijas o los pestiños.

Yummy postres (desserts) and café con leche… no English spoken but very friendly staff

No sé ni por donde empezar a contar… Obrador de Barrio, la persona que va allí, es porque es asiduo de toda la vida o alguien le ha dicho expresamente que tiene que saborear los dulces que vende Angelines. Es su marido y su hijo, los que tienen esas manos prodigiosas que nos endulzan la vida.
Confitería muy pequeñita, con una escasa barrita, y un par de mesitas con dos sillitas cada una de manera en su interior. Fuera en la calle han instalado desde hace tiempo más mesas.
Me encanta ir con mi marido, los dos solos, en las tardes de lluvia y sentarnos dentro a merendar. Él con su caña de chocolate o sus dos petisus («con mucho blanco por encima») y su café bombón y yo con mi descafeinado de máquina templado y mi porción de tarta de manzana.
De manera general todos los dulces están deliciosos. Según la época del año que sea puedes encontrar mantecados, roscones de Reyes, torrijas, huesitos de santo, pestiños.(ay! que rico todo!!!)
También podrás encontrar algunas chuches de chocolate y diferentes panes: la típica baguete, pan de nueces, integrales, de centeno, etc. Están muy ricos también.
Decir que allí encontré las torrijas con el sabor de las que hacía mi abuela.

— Marta, ¿te apetece que vayamos a merendar hoy?
— Claro María, ¿A donde vamos?
— A Las Palomas, que está aquí cerquita y me apetece un pastelito.
¿Uno solo? Recuerdo esa merienda que fui con mi amiga Marta y si ese día no me volví diabética, poco me faltó. Menudo subidón de azúcar. ¡como nos gusta comer antes con los ojos que con la boca!
Y es que en las palomas, todo tiene una pinta buenísima. Nos pedimos dos trozos de tarta y dos pasteles. Todo para compartir. Además, todo eso lo bajamos con un buen batido de chocolate… Madre mía que empacho. Una pena que una no se pueda dar esos lujos todos los días, pero claro… cuando se los da, pues por todo lo alto, si señor.
Además de todos los pasteles, que están muy ricos (no los he probado todos, pero no por falta de ganas), tengo que recomendar encarecidamente un triángulo de hojaldre relleno de chocolate y dulce de leche, ¡que está para chuparse los dedos!

La confitería Las Palomas vivirá para siempre en mis recuerdos, en las historietas que le contaré a los peques de la familia, en mis diarios…, porque en la esquina donde se encuentra conocí a mi actual marido.
Es un local pequeñito, de barrio, sin grandes pretensiones, pero los dulces que venden tienen una pinta totalmente acorde con lo que luego es su sabor. Nada que ver con esos pasteles de confiterías de más renombre que atraen por su apariencia y luego decepcionan cuando se prueban.
No debería escribir esto, porque escribir me hace recordar, y recordar me hace babear, y lo siguiente puede ser un antojo que me haga desplazarme hasta allí en cuanto abran, pero es que venden unos triángulos de hojaldre, bien rellenitos de chocolate, como cañas pero artesanales y con otra forma… ¡una absoluta exquisitez!
No debería haberlo escrito, pero ya no hay remedio, ¡que alguien me traiga un triángulo de las Palomas YAA! ;-)