Esta churrería(o calentería, como hemos llamado siempre en Sevilla a este tipo de locales) ha formado parte de la tradición en mi familia desde hace muchos años, generaciones, diría yo. Mis abuelos, hace así como unos 50 años, vivían en el barrio de la Macarena y mi madre y mis tíos se han criado prácticamente allí. Una tradición arraigada de compras en tiendas de barrio y de paseos entre plazas de abastos y negocios familiares que nos han inculcado muy profundamente mis abuelos, es lo que nos hace amar este tipo de negocios y no querer nunca dejar de visitarlos. Además, los calentitos que se hacen aquí son casi iguales que los que comía yo de «chica» con toda una mano agarrada al churro(con su servilletita, ya transparente) y una barbilla totalmente brillante. Son recuerdos que uno no quiere perder y que intenta que se queden en la familia que tú formas. Por eso, cada fin de año(mínimo) acabamos nuestra pequeña celebración sentados en los bancos de esta calentería mojando el churro en su delicioso chocolate.
Adam S.
Classificação do local: 1 London, United Kingdom
Churros with a side of spitefulness… Ordered churros here, tasted fine — but as they were serving me they assumed I couldn’t understand Spanish and began slagging me(and tourists in general) off to a regular. They finished with the phrase«a customer is a customer, I guess.» Ha! Not any more!
Juan Ignacio B.
Classificação do local: 4 Madrid
Las tradiciones mandan, y nada mejor que cualquier día festivo o fin de semana, para ir por unos churros a este kiosko. Se forman buenas colas y es que los hacen muy buenos. También puedes llevarte el chocolate en vasos o tarrinas para más volumen. Eso sí, el almax corre por cuenta propia ;-)
Carmen C.
Classificação do local: 4 Sanlúcar la Mayor, Sevilla
Cómo me gustan los kioscos de calentitos, éste en concreto es uno de mis favoritos. No ando mucho por la zona, pero no importa, tanto si estoy cerca, como sino, me acuerdo siempre del Kiosco de la macarena. A veces ha sido de recogida, que tampoco tiene nada que ver con la ruta para casa, pero una paradita antes de llegar para comerte los calentitos, es necesaria que se haga aquí. Otra veces ha sido para desayunar, pero siempre son para llevar, por la mañana sientan mucho mejor en el sofá. Una tradición que no se debe perder jamás. ¿Qué sería Sevilla sin su Kiosco de calentitos?
Óscar H.
Classificação do local: 4 Madrid
Los churros, o calentitos(pero no porras) que venden en esta calentería son de los mejores de Sevilla, y es que los años, aun en un procedimiento tan simple como hacer un churro(nunca mejor dicho) también te permiten depurar y dignificar tu producto. En esta calentería los he comprado para llevar a casa, cuando me quedaba a dormir en casa de Dani, que vive al lado. Los he comprado para tomarlos en una terraza de cualquier cafetería de la zona, e incluso los he comido caminando dirección calle San Luís que es mi ruta cotidiana. Pesados para todos los días, deliciosos para comerlos de vez en cuando. Prepárate para hacer cola en hora punta.
Enrique H.
Classificação do local: 5 Sevilla
Ya he comentado en más de una ocasión que me encantan los churros, o mejor, los calentitos, que es como se les ha llamado toda la vida en Sevilla, pese a que en los últimos tiempos hayamos sucumbido a la denominación madrileña(curioso, porque si algo no están los churros en Madrid es calientes, así que la comparación es algo absurda). En nuestra ciudad abundan las calenterías, muchos son los barrios que tienen la suya o una bien cercana; pero cada sevillano tiene sus calentitos favoritos: los míos son los de la churrería de la familia Alfonso, la de frente al Arco de la Macarena. Los calentitos de la Macarena, como los del Puente de Triana, son un símbolo para muchas generaciones. ¿Cuántas madrugadas de fin de semana hemos terminado en aquel lugar, donde mismo las terminaron nuestros padres? Pocas veces ya mis salidas nocturnas finalizan a las tantas, pero cuando alguna vez la cosa se relía, el epílogo de la noche siempre es el mismo: churros del kiosko de la Macarena y cafelito o chocolate para tomarlos en el bar Plata, que sábados y domingos abre sus puertas a las cinco, apenas unas horas después de cerrar. También la mañana del Viernes de Dolores, cuando tradicionalmente visito a la Esperanza Macarena en su palio, suelo desayunar los sabrosos y siempre en su punto calentitos macarenos; en esta ocasión los suelo llevar a Casa Manolo, otro bar de la calle Don Fadrique muy vinculado a este puesto. A veces, simplemente paso por allí y, si es hora y está abierto, no puedo evitar comprarme una pequeña ración y tomármelos mientras camino. Son únicos y seriamente adictivos; haced la prueba.