Durante un tiempo pasaba cuatro veces al día por delante de esta tienda, en la ida y vuelta al trabajo de turno partido. ¡Cuánto me gustan estos muebles!, me decía. ¿Sabes cuáles? Esos que tienen estilo indio o marroquí, de madera pintada con muchos colores… Algunos son armarios, otros despensas, aparadores…, ¡me chiflan! De vez en cuando, cuando el horario me lo permitía, entraba y miraba con más detenimiento, y soñaba… … soñaba con encontrar esos mismos muebles mucho más baratos; con tener un piso mayor donde me cupiera al menos uno holgadamente; con tener dinero para todo lo que me gusta…; con lo feliz que sería si todo eso se cumpliera… Más tarde se acabó el trabajo, y dejé de pasar y de mirar, se acabaron los sueños, pero también tantos deseos frustrados. Ahora sé que ni un mueble, ni uno solo de los artículos originales de esta tienda(también tenían algo de ropa, complementos y decoración…) podrían aportarme ni una pizca de felicidad, ahora sé tantas cosas que antes no sabía…