Gordito

La primera vez que pasé por la puerta de este negocio me llamó la atención los productos que anunciaban. Carne y productos ibéricos.
Miré la cristalera y pude observar conservas y otros productos que parecieran ser algo selectos. Nunca me había decidido a entrar hasta que un día mi hermana me pidió que le acompañara a comprar unas lentejas y entonces entró a preguntar si tenían legumbres a granel (que es como a nosotros nos gustan, nada de paquetes de supermercado).
El muchacho nos ofreció una bolsa que no llegaba a pesar 1 kilo y le cobró 2 euros. Creo que en mi opinión fueron algo caras. También hay que tener en cuenta que funciona como tienda de desavío, ya que abren todos los días.
La tienda es pequeña y con muchas cosas para así poder vender de todo. Venden pan, embutidos, conservas, charcutería, y tal como comenté antes, carnes y chacinas ibéricas.
Os dejo una foto de una pizarra que ponen en la puerta anunciando los precios.

La aparición del Gordito en la calle es como lo del huevo y la gallina, no tengo claro si la tienda ya estaba antes de que hicieran los pisos que tiene encima o al contrario pero lo cierto es que no recuerdo el edificio sin este negocio. No sobresale especialmente en nada, es una tienda de ibéricos pero que tiene un poco de todo. Supuestamente debería ser perfecta para eso que se te ha olvidado un domingo cuando está todo cerrado porque hasta recargan el bonobús pero la verdad es que me lo pienso mucho antes de entrar.
En primer lugar porque los dueños no son la alegría de la huerta, digámoslo así. A ver, que buenas personas son no lo pongo en duda porque lo he podido comprobar en todos estos años de frecuentar el barrio. Pero simpáticos pues tampoco, no nos engañemos. Además tengo la sensación de que es como les coja el día, porque a veces te sorprenden para bueno y otras para malo. Imprevisibles. Todavía si tuvieran los precios por los suelos, mira, como que me daría exactamente igual. Lo que pasa es que no es el caso, ni mucho menos. Los precios son altitos así que, a menos que realmente no haya nada más abierto no merece la pena comprar allí.
En definitiva, como podéis ver tengo una relación amor-​odio con este establecimiento. Nunca he comprado su especialidad, que son los ibéricos, pero tienen una variedad de productos relacionados con ellos impresionante. Solo por eso siempre han merecido mis respetos, porque son el típico comercio de barrio que debemos apoyar. Se lo curran muchísimo y tienen un horario lo suficientemente flexible como para augurarles un próspero futuro.