Aquí hay pendientes de tooodos los colores y modelos. Los primeros que tuve de esta tienda fueron unos de plata y turquesa que aún conservo. Hace unos años tenían básicamente bisutería de plata y piedras, pero con los años han ido incorporando modelos más clásicos y de peor calidad. El problema no es que sean de menos calidad, que a lo mejor te pones un pendiente una vez, sino que mantienen la media de precios y hay cositas made in «chinos». Por tanto modo desbrozadora para ir sorteando la maleza. Casi siempre hay una perchero con ropa de saldo, sobre 30 euros. Tienen un amplio surtido de la marca Surkana, tanto ropa como complementos. Y algo que me encanta, aparte de la decoración –que para todas las cosas que hay está conseguida-, son las lámparas de cristales de colores estilo«boheme» que cuelgan del techo de toda la tienda.
Soledad T.
Classificação do local: 5 Sevilla
Pues sí es tan bueno como parece porque además cada vez están bajando más los precios. Aquí encuentro todo tipo de complementos para mí y para regalar. Y de todos los precios. Lo que más me gusta son sus bolsos y pañuelos. Porque si tengo que hablar de sus pendientes, gargantillas y anillos, me volvería loca. Tienen para todo tipo de gustos para la más «piji-jipi» hasta la más clásica. Y con sus precios ídem eadem ídem. También tienen vestidos que en otras tiendas pues son más difíciles de encontrar. Tan solo échenle un vistazo y verán como algo cae. Y bueno es. Entonces sabremos que nos gusta y volveremos a acordarnos de esa primera tienda en la boca de la calle Alcaicería para ése cumpleaños que se aproxima.
Macarena H.
Classificação do local: 4 Sevilla
Ya sé que soy pesadísima con las tiendas de este corte. Pero, entiéndanme, soy mujer. Y, peor aún –argumento a mi favor-, mujer presumida. Y es que, es pasar por el escaparate y verme con esos pendientes y esos anillos y aquel sombrero y estos otros guantes. A lo mejor no me he puesto en mi vida un sombrero, pero cuando estoy delante de Complementos Esmeraldas, quiero llevar un maldito sombrero a todas horas. Álvaro, que me acompañaba el día en que conocí el lugar, me miraba desesperado. Porque era dar dos pasos y pararme a decir«Dios, qué cosa más mona». En fin. Es mi perdición. No salgan nunca a dar una vuelta conmigo por Sevilla. Álvaro ya no lo hace.