El Paladar

TOP. Así defino este lugar. Con una carta amplia pero sencilla, hacen un juego de malabares para que salgan tapas de todo tipo, vegetarianas y veganas también.
Un local pequeño pero apañao. Con poco personal (tardan en servir, ojo) pero atento. Mesas en el exterior e interior.
Sirven cocina mediterránea y cuenta con carta vegetariana y vegana (opino que el cous-​cous es obligatorio pedirlo). Hay un pequeño cartel que te dicen de qué puesto es la carne que sirven (un detalle para esos carnívoros). Y cerveza artesana!!!
Cantidades abundantes y una cuenta de no más de 15 € para dos personas. Si, que encima de bueno y sano, te sale barato.
No veo ningún aspecto negativo sobre el lugar, por lo que me he decidido a darle esas 5 estrellas. Sobre todo, tiene pinta de ser un negocio familiar, y eso ya es que me pierde.
Ains! Ya estoy deseando volver!!!

Este local es un acierto. Situado en la calle lumbreras. Tapas a precios bajos (aunque hablamos de tapas con mucha cantidad). El servicio es rápido y sirven enseguida. Perfecto para vegetarianos pues tienen un menú dedicado a esa gastronomía.
Mi recomendación es la crema de puerros y salmón con salsa de queso. Una delicia para el paladar (guiño guiño).

Descubrí este sitio buscando restaurantes cercanos a la Avenida de Torneo para poder aparcar bien para otro plan post cena. Me sorprendió mucho la ubicación y la disposición de las mesas en la acera, porque terraza, terraza, no se le puede llamar a tan poco espacio transitable.
Creo que es la primera vez en mi vida que un camarero me pide que le haga fotos a la carta de las pizarras para poder pensármelo mejor antes de pedir en la mesa que cogimos fuera.
Pregunté si había cervezas artesanales y nos trajeron dos Deblas, una roja y otra rubia, que nunca las habíamos probado. De comer pedimos una tapa de berenjenas con salmorejo y queso fresco que me encantaron, otra de croquetas de espinacas (sabían demasiado a espinacas y no tenían apenas masa), bolitas de carne y puré de patatas con salsa alioli riquísimas, y una de las especialidades de la casa: el cuscus de pollo con legumbres, muy muy recomendable.
El sitio, aunque pequeño, está muy bien. Nos sentamos fuera y apenas me fijé en el interior, pero lo poco que vi fueron varios artículos vintage como cajas de latón de Colacao que me enamoraron.
Tendré que volver para una visita más intensa, probar nuevos platos y llegar a los postres ;)
Nota: tienen tapas aptas para vegetarianos!

No conocía este sitio, pero me ha encantado.
Buen ambiente y buenos productos, ideal para ir de cañas y tapes con amigos.
Pedí los canelones de espinacas y estaba espectaculares.
Seguro que repetiré.

no importa la competencia que tengáis, sois los mejores, trato, calidad, precio y sabor… inmejorables!

Desde que descubrí este pequeño pero GRAN sitio de tapas de la Alameda no puedo dejar de ir a pedir el cous cous! y eso que a mí la comida marroquí como que no… no me hacía yo con ella oye! :D
El sitio no puede tener más magia… pequeño sí, pero muy muy entrañable y familiar. Te tratan genial y si hay demasiada gente (suele estar llenísimo en hora punta) te invitan que te sientes en alguna mesa con otras personas que está libre y así entablar conversación. Un sitio distinto donde te sientes como en casa… y dónde gastarse más de 15 euros/​pna es salir redondo de allí…
Saludos.

Un bar de la Alameda curioso para comer algo, puede ser una buena opción si se está por allí. No obstante, el lugar estaba lleno de gente y, como eramos muchos, hicieron el favor de dejarnos varios taburetes para que cupiesemos todos –un poco apretados, eso sí, pero no había otra– en la única mesa que quedaba libre. De hecho, no es un espacio muy grande, y que pasen coches por la puerta (pocos, eso sí) no les da opción a poner una terraza potente en el exterior.
Respecto a la comida, pedimos unas patatas con una salsa que no estaban muy allá, a las que les faltaba algo de fortaleza en mi opinión y, por otro lado, unas especie de bolas de patata rellenas de carne que me sorprendieron bastante. Creo que la patata estaba cocida, y junto a la carne que soltaba su jugo y la guarnición daba como resultado un plato bastante resultón.
No le pongo cuatro estrellas porque no me terminó de convencer (esta es una de esas ocasiones en las que «maldices» –con cariño– Unilocal por no permitir dejarte poner tres estrellas y media), aunque le daré otra oportunidad seguramente.

Tapas muy originales, lejos de las típicas que ahora recorren todos los bares.
Pedimos lasaña de espinacas setas y queso, bombas de patata rellena de carne y alioli, pan de pita con kefta y cuscus con pollo verdura y legumbres.
Todo riquísimo y bastante bien de precio, única pega que las mesas de fuera son un poco estrechas y tienes que entrar a mirar la carta en pizarras.

My wife and I visited this place twice while in Seville for 3 nights, which speaks volumes. It’s location was convenient for where we stayed and is right off of the plaza near the Alamade de Hercules. Many of the dishes we tried were delicious and very affordable. Both times, we left full, had a few glasses of house wine, and left very happy for under 20 euro.
If you don’t get to this place at the right time, it is going to be hard to find a table. On our first visit, we utilized the limited bar space and enjoyed ourselves immensely. On our second visit, we went a bit earlier and were afforded a small table to enjoy the meal.
The cannelloni dish filled with spinach is delicious, but based on how fast it arrives on your table after ordering, it is 100% chef Mike’d (microwave). Also, curiously, the familiar taste of the sauce and presence of some campbell’s cans on display suggest the sauce isn’t super authentic, but rather a tweaked canned sauce. We still ordered it twice, so don’t get me wrong, it was delicious.
The Filete de Turco was a nice dish, consisting of a heavily seasoned turkey patty that was stunningly good to eat. It was served with a small bed of greens and some sort of sour cream/​herb dipping sauce that complimented it nicely.
One of the highlights of our visits was the Salmorejo dish. If you aren’t familiar, it is chilled tomato based soup similar to a gazpacho, yet blended to a silky consistency and is amazing. Theirs comes with slices of Jamon and some chopped egg, and is absolutely wonderful. Order it if you go there. It is 2.50 euro.
We love how a lot of locals, not just tourists come here. Definitely a bonus. Will definitely return. =) Cheers.

Con este lugar tengo una relación amor-​odio, pero su ensalada de pollo y queso es… mmmm Qué rica! Además, es de los de toda la vida. Lástima que al ser tan pequeño a veces te tengas que volver de la puerta pero eso es parte de su encanto.

(3.75 stars)
I liked Paladar; I liked the vibe which is neighborhoody and quiet and cozy. I appreciated the ample veggie selection– yes, you can get your solomillo here, but there’s plenty of verduras, which is a nice change. And everything we sampled was tasty. The couscous with chicken comes topped with sweet, plump raisins, caramelized onions, and a sprinkling of nuts; the spinach croquettes are the very best croquettes I’ve had on this trip (and trust me, there have been a lot of croquettes); the falafel served in pita with tzatziki was the weakest (the falafel was good, the tazatziki was more plentiful than I would have liked); and the solomillo was served covered in a delicious mojo sauce and with three perfect potatoes. And the chocolate tart is dense and decadent without an overpowering sweetness.
I should say, the pacing at Paladar is far less Spanish– we showed up at 9, and by 915, the restaurant was nearly full (which is early for here), and people didn’t seem to linger as they do in other tapas spots.
Dinner for 2 (4 tapas, and dessert) came to 17E.

Organizando una quedada con un grupo de amigos por un grupo de whatsapp: «¿A dónde vamos?» «¡Al Paladar!» «¡Sí, yo también quiero ir allí!» «¡Hay que ir al Paladar!». Vista la emoción de mis compañeros, llegué con las expectativas bastante altas.
Se trata de un sitio no muy grande, con un par de mesas en la terraza ya que por ser una calle estrecha no caben más, y unas cuantas dentro del local, muy bonitas, decoradas con mosaicos. También la decoración de las paredes es muy agradable, con cuadros bastante coloridos, y unas pizarras en las que se encuentran las tapas del día, divididas por precios: las hay de 2’50 € y de 4 €. Yo probé una de cada, el cuscús vegetariano de 2’50 € y las berenjenas rellenas de carne de 4 €, ambas muy ricas, aunque el cuscús me resultó algo dulce para mi gusto. Las tapas que pidieron los demás parecían también deliciosas, especialmente una de setas a la plancha con salmorejo y jamón que espero probar en futuras ocasiones.
Es un lugar perfecto para encontrarte con amigos y pasar un buen rato por un precio bastante bajo.

Uno de mis restaurantes favoritos, sobre todo por el cous-​cous vegetariano, que suele ser una de las tapas que me pido. El local es pequeñito y aunque tiene mesas fuera los fines de semana te tocará esperar un poco para conseguir sitio, pero merece la pena. Si acudes por primera vez te recomiendo la ensalada de pollo con queso y almendras, es ideal para compartir y está deliciosa. De sus tapas puedes encontrar las de 2,50 euros y las de 4. hay muchas tapas que suelen permanecer fijas en la carta pero otras van apareciendo en el menú.
Si te gusta la comida vegetariana aquí podrás encontrar platos muy ricos como falafel, croquetas de espinacas, cremas de puerros o espárragos, etc. Por supuesto también hay platos de carne, uno que me gusta bastante es el lomo con camembert y reducción de vino tinto, pero podéis encontrar pinchitos, flamenquines, etc. Mi asignatura pendiente son los postres pero me conozco y sé que van a estar tan deliciosos como el resto de su comida y hay que controlarse: P

Para ir al Paladar, mejor que lleves el tuyo afinado para disfrutar de su comida que da una vueltecita de tuerca para no ofrecer lo de siempre pero con una base de cocina mediterránea de siempre. Eso sí, es bastante pequeño y su relación calidad-​precio hace que siempre esté lleno, así que mejor que vayas pronto o sin prisas para esperar a que alguna mesita se quede libre.
Te tratarán bien, como si estuvieras en casa y disfrutarás de una comida en la que destacan platos como carnes en salsa, su famoso cuscús, el pastel de berenjena… Todo está rico aquí y el precio está bastante bien comparado con otros muchos de la zona. El estar en la calle Lumbreras y no en plena Alameda le dota, además, de cierta tranquilidad con respecto a la plaza. Eso sí, tranquilidad en la calle, porque el sitio suele tener siempre bullicio, pero el bullicio agradable de la gente disfrutando de una comida o una cena.

Solo el nombre apetece y sugiere.
El nombre, el ambiente, las mesas, la barra, los colores, soy fan. Y es que además es de calidad. Para cuando te puedes gastar tus 10 euritos. Y entre semana tiene su menú, sobre 9 euros, súper apañao.
Y siempre que vayas ¡ese cuscús! Para mí en épocas de solvencia económica es de los fijos. Después de la proliferación de sitios para comer en la Alameda en los últimos años, El Paladar se mantiene. Desde aquí mi ánimo en la tarea, porque permanecer y no renunciar a la calidad tiene mérito!!!

En Cuba llaman Paladares a los pequeños restaurantes (una de las únicas iniciativas privadas que permite el gobierno) que las familias abren en los salones de sus casas o azoteas y que tienen una característica común: pocas mesas (6 ó 7 como mucho) y comida casera.
Supongo que los dueños del Paladar se inspiraron en este tipo de negocio a la hora de ponerle nombre a este entrañable y ya mítico restaurantito del centro de Sevilla.
Si te encuentras en la zona de Alameda de Hércules no puedes dejar de visitarlo, eso sí: si acudes a hora punta ármate de paciencia para esperar ya que (como decía antes cuando hablaba de los paladares cubanos) no hay mucho sitio; pero merece la pena esperar.
Dentro habrá unas 6 mesas y fuera montan una pequeña terracita que puede tener otras 5 ó 6.
El lugar es encantador y siempre hay camareros muy amables. Es absolutamente informal.
La cocina es mediterránea y de mercado. Su tapa estrella es el cous cous de verduritas y no puedes dejar de pedir sus patés caseros (el de berenjena es una delicia).
Todo está muy rico y aunque su carta no es demasiado variada, siempre hay donde elegir.
Ponen un vino Rosado Portugués que está muy bien.
También hay postres estupendos.
Me encanta el ambientillo y si caminas por la calle Lumbreras un medio día de esos en los que estar al sol es un regalo y ves sus mesitas y el tranquilo bullicio que genera no puedes dejar de entrar.

Paladar, gusto con que se percibe el sabor de los alimentos.
Aquí, el gusto es inmejorable. Variedad y originalidad van aquí de la mano, junto con algunas de las típicas tapas sevillanas.
Relación calidad precio es el que se lleva la palma de toda la Alameda y alrededores. Este bar se ha convertido en necesidad, y no sólo en la mía, si no en la de muchísimos sevillanos.
Hay que llegar a buena hora, entre la 13.30 y 14 para comer, y entre las 20.30 y 21 para cenar, si no prepárate para esperar (porque es de los sitios que se esperar).
Especializados en comidas «mediterráneas» igual valen pa un roto pa un descosido. El cous-​cous con verduras es el capital general de las tapas acompañado de los espárragos verdes y blancos con salsa de queso. Muy recomendable la ensalada de pollo y salsa rosa, la lasaña de espinacas y piñones.
De dimensiones reducidas, parece increíble la eficiente atención de lo camareros. ¡Enhorabuena a ellos y a la cocina!