Sabes cuando pasas siempre por un sitio y te preguntas por qué siempre esta vacío? Que da hasta un poco de pena, y te planteas probar un día a ver… Pues eso hice, y comprendí rápidamente lo merecido de su vacío. A parte de los precios, que se elevan considerablemente sobre la media, y podría quedar justificado por parecer un sitio de más «categoría» que el resto(manteles de tela, copas en condiciones…) tenía que haber algo más. Haciendo honor al sitio pedimos bacalao en distintas presentaciones. Nada excepcional que señalar en positivo, aunque si había algo que destacaba por su pésima calidad, la estrella de la sevillanía en bacalao: el bacalao frito. Ni en el bar más cutre he visto una fritura tan aceitosa y tan mala. En definitiva, vacío merecido. Por mi que no quede. Lo intenté.