El Almacén

Entramos en este sitio a comer porque el primer sitio que barajamos estaba bastante lleno.
No me gustó que al servirnos las bebidas tuvimos que pedir que nos cambiaran uno de los vasos en 3 ocasiones ya que estaban sucios.
Los platos tampoco son nada del otro mundo, creo que hay muchas más opciones y mejores por la zona (si no están llenas).

No pasaba por aquí desde que el establecimiento era La Traviesa. La carta ha cambiado considerablemente y no hay mucha variedad en cuanto a platos, aunque lo cierto es que todo lo que pedí estaba bastante bueno.
El risotto y las carnes fueron lo mejor y las presentaciones estaban bien cuidadas. Desde mi punto de vista el servicio un poco despistado para tratarse de un sitio tan reducido, aunque la verdad es que son bastante agradables.
Es interesarte visitarlo semanalmente solo por los cambios en la decoración. Generalmente, los cuadros cambian y lo mismo encuentras una exposición de pintura que de fotografías integradas en el espacio. A veces también cuelgan vestidos en las paredes de algunas tiendas vecinas e incluyen su precio con tiza justo al lado, una buena forma de colaborar con los comercios de la zona.

Último día de mi estancia en Sevilla y mi compañera de batallas quería comer ensalada porque ya llevábamos días poniéndonos hasta atrás de fritanga y gorduras varias. Topamos con este restaurante y como aquí tenían varios tipos de ensalada decidimos quedarnos.
El local queda a escasos metros de «las setas» y no es muy grande, con unas cuantas mesas y la cocina abierta. Yo me decanté por los huevos estrellados, lo único que no me acabaron de convencer ya que quedó más como un revuelto de huevos con patatas (y sabor a tortilla). De segundo, presa ibérica bueníiiisima, pero eso sí, más que un plato parecía una tapa. Como me quedé con hambre pedí un plato de jamón ibérico y estaba riquísimo.
El precio para ser Sevilla me pareció algo elevado, y pensé que igual era por la zona ya que el área de las setas está de moda y también se acerca mucho turista.

#LunesDeReseña
Llegué a El Almacén de rebote, la verdad. Tenía pensado desayunar en La Cacharrería y me la encontré cerrada, así que opté por improvisar y, pasando por delante de este bar, vi que anunciaban desayunos especiales: americano, inglés, francés y uno «saludable» para los que quieran mirar por su línea. Yo me había pegado 30 minutos de bici más otros 10 de paseo para llegar, así que las calorías las había quemado de antemano ;)
El sitio está curioso por la distribución y decoración, muy en la línea de ese toque vintage y alternativo de la zona de Regina-​Feria-​Alameda. Debo decir que las sillas me parecieron algo incómodas, más que nada porque las encontré muy bajas y tras un rato ya no sabía cómo poner las piernas (y mira que no soy alto precisamente…). También me pareció muy estrecha la separación entre algunas mesas: vale que en algunos sitios se lleve el estar pegados, pero hombre… aquí es que prácticamente tenías que encoger los codos para no darle al «vecino».
Aparte de esto, y como digo, vine a desayunar, así que vamos al grano. Éramos dos y optamos por un desayuno americano y otro inglés. Ambos consistían en café, zumo de naranja, dos tostadas de pan de molde y huevos con bacon. La única diferencia es que en el americano éstos venían fritos, y en el inglés, revueltos. Todo bastante rico, la verdad. Si acaso mencionaría como sugerencia de mejora que podían servir algo más de mantequilla y mermelada (trajeron una de cada, y éramos dos…), y que sería de agradecer que en el vaso del zumo hubiera más jugo que hielo, porque venía con tres cubitos que al retirarlos apenas dejaban dos dedos de líquido. El café fuerte, pero bueno… ¡y en taza! (Si te extraña esta exclamación es que no debes estar muy habituado a pedir cafés en bares de Sevilla, donde lo «normal» es que te lo sirvan en pequeños vasos de tubo ardiendo e imposibles de tocar porque, claro… no tienen asa).
En cualquier caso, lo dicho: todo estaba bueno. Y de precio, pues casi 7 € por cabeza. Que cada uno ya juzgue si eso le parece caro o barato en comparación con otros sitios y otros desayunos similares ;)

Este lugar la verdad es que brilla por la exquisitez de su carne y su emplazamiento, porque el resto de tapas son de lo más normal en cuanto a calidad, y tampoco es que vengan bien servidas.
Es verdad que el camarero que nos atendió era nuevo y estaba un pelín despistado, no sabía bien los tamaños de las tapas y qué tipos de vinos tenían, pero al final el trato muy bien, ya que íbamos de cumpleaños y éste nos ayudó a servir como postre un surtido de tartas con velas, las cuales he de decir que estaban riquísimas y yo no soy muy dulcera que se diga. Y finalmente nos trajo Marina Espumante, que me pirra.
Íbamos un grupo de 8, todos muertos de hambre, con lo que fuímos pidiendo diversos platos, los cuales no llegaban a convencer por lo que he dicho al principio: dos tipos de croquetas, una ensalada… hasta que llegaron los filetes de presa ibérica, los cuales estaban riquísimos, muy tiernos y jugosos, quizás de los mejores que haya probado en ningún sitio.
Como las platos eran pequeños, aún sabiendo que éramos 8, tuvimos que pedir entre parte del grupo, un plato de carrillada, y sin exagerar, EXCELENTE! Muy tierna de nuevo, cocinada con romero que le daba un sabor exquisito al propio que ya teníà la carne.
En definitiva, no le doy las 5 estrellas porque hay una cosa que no entenderé de los bares, lo cual veo que es tónica general, y es que si pides un plato de croquetas por ejemplo, que suele traer 4, porque no la ajustan al número de comensales que somos, aunque luego se tenga que pagar más…Considero ridículo, pedir un plato de 4 croquetas a repartir entre 8…, pero bueno por lo demás, merece la pena si eres tendente a carnívoro :)